Una Amiga
-¿Que
te sucede?-me pregunta Demy al llegar a la casa.
Yo
estaba sentada en el mueble bebiendo una botella de vino que no había sido
guardada por Demitria.
-No
tuve un día agradable-respondí fríamente.
-¿Porque
no volviste después?-pregunto y la ignore.
Tome
la botella de vino y me fui a mi habitación.
Me
sentía muy furiosa con parís, magdalena, Algarín y todo aquel me llevara la
contraria.
Después
de beberme la botella de vino me dormí en mi cama.
-Sophia-me
llamo Demy.
Abrí
los ojos y me encontré con unos ojos azules.
-¿Qué?-pregunto.
-Estabas
teniendo una pesadilla-me dice.
-Ahh-susuro.
-Pensé
que debía despertarte para que pudieras dejar de gritar-explica ella algo
preocupada.
-Gracia-agradezco
algo avergonzada.
-¿Estás
bien?-pregunta y niego con la cabeza.-duerme conmigo-pido y ella se acuesta a
mi lado. Me abraza y deja que escuche su corazón latir.
-París
me rompió el corazón-susurre.-, prefirió a magdalena que a mí. Prefirió la
mentira que la verdad. No quiero volver a verle en mi vida, lo quiero
lejos.-dije sollozando, pero sin que una lagrima saliera de mis ojos. Aunque me
doliera yo no podía llorar y no podía llorar por el que una vez me robo
lagrimas saladas.- es increíble que le crea a ella y no a mí.
-Todos
los hombres son unos rompe corazones-murmura Demy.-, pero como te rompió el
corazón ese patán.
Solté
un gemido por el dolor que crecía en mi pecho.
-Lo
que sucedió…-comencé a relatar lo que callaba mi pecho.
Cuando
termine de contarle a Demy me rendí ante los brazos de Morfeo en los brazos de
Demy.
Morfeo
me permitió entrar en algo inexplicable que no podría decir si era un sueño o
la realidad, pero sabía que había pasado varia semanas.
No
muy lejos del hospital Nicholai había adquirido no hace mucho tiempo un apartamento
para el vivir, pero lo que siempre me tenía curiosa que había provocado la
separación de Isabela y Nicholai. Solo sabía porque estaba ahí, tenía que saber
que me diría sobre Julieta.
Toque
varias veces aquella puerta y el propietario me abrieron la puerta.
-Hola
Nick-saludo y note que está en pantaloncillos y sin camisa.
Me
sonrojo y siento como la boca se me seca.
-Hola
Sophia- me saluda a verme.
-¿Puedo
pasar?-pregunto sin mirarlo a la cara.
-Claro-murmura
y me permite pasar. Entro y me maravillo por el aurea que se siente en la atmosfera.
Era la primera vez que estaba en aquel lugar.- es raro verte aquí.-admite.
-No
me buscaste cuando me baje del tren-le recuerdo algo fría.
-Lo
olvide-dice mientras cierra la puerta. El vestíbulo tenía una mesita de caoba y
la sala tenía unos muebles de color rojo intenso, una alfombra blanca cubría la
sala de pared a pared, la mesa tenía la
forma de una mujer dormida del cual sostenía en su cabeza y en sus pies un
cristal brillante. Las paredes estaban llenas de fotografías de persona que yo desconocía,
pero hubo una que me dejo impactada. Era fotografía de parís y mía, cuando éramos
jóvenes. Ambos estábamos vestido para ir al teatro, mi vestido era negro con
lentejuelas, la joyería era liviana y plateada. París estaba vestido de gala y
su corbata hacia juego con mi vestido.
Ambos
sonreíamos en la fotografía y nos veíamos enamorados.
-¿Porque
no lo vi antes?-me pregunte mientras me llevaba la mano al pecho.
-Ella
es Julieta-me dice parís.-Ella te hubiera caído bien, ambas se parecen de
muchas maneras-explica e intento sonreír pero solo muestro una mueca.- nos
tomaron esa fotografía cuando fuimos al teatro a ver Macbeth. Ella no quería,
no era muy fanática de que la fotografiaran pero esa vez ella me complació.
-Se
ven enamorados-murmuro.
-Lo
fuimos-dice este con tristeza-siéntate, ponte cómoda.
Me
siento en el sofá sin apartar los ojos de parís.
-Puedes
ir a cambiarte-le pido algo sonrojada y sintiendo como el vientre se me
contrae.
-Claro-responde
con unas sonrisas coqueta que solía otorgarme en mi juventud.
Espere
a que volviera.
-¿Quieres
vino?-pregunta y asiento.- ya regreso.
-Espero
que te guste-me ofrece una copa de vino blanco.
-Déjame
probarlo-le digo mientras lo acepto. Me acerco la copa y dejo que el sabor me
embriagues la legua y luego la garganta para luego sentir un calor en todo mi
ser.- es delicioso.-le indico mientras él se sienta a mi lado.- ¿Cómo te fue en
el carnaval?-pregunto.
-Me
encontré con Julieta-me dice y me observa esperando mi reacción de sorpresa.
-¡Enserio!-exclamo
dramatizando y el me creyó.- ¿qué sucedió?
-Bailamos
y pasamos una linda velada-responde algo modesto.
-¿Nada
más?-pregunto fingiendo curiosidad
-Bailamos
y ella me pidió algo de espacio-relato.
-¿Y?-pregunto
y tome otro sorbo de vino.
-Kyle
apareció y obligo a Julieta a bailar.-murmuro y esta vez no tuve que fingir los
escalofríos ni mi palidez. París lo noto rápidamente y me acerco a mi pecho.-no
pasó nada, la rescate cuando supe que nada andaba bien con ella. Amenazo con
vengarse de nosotros incluyendo a Julieta…
-¿Porque
a Julieta?-pregunto apartándome de parís y mirándolo a los ojos.
-Es
difícil de explicar-me dice ocultándome algo.
-Dime-le
pido y coloco la copa sobre la mesa. El alcohol no me ayudaba a pesar con
claridad y a jugar mi papel de las dos caras de la moneda.
-Kyle
cree que el causante de todos sus problemas entre ustedes soy yo. Que para ser
justo él debe quedarse con Julieta y yo quedarme contigo.-murmura y me mira
esperando algo de mi.-el cree que tú y yo tenemos algo...-dice y dejo escapar
un bufido.
-Es
imposible, tú no eres mi tipo-miento, pero parezco convincente.
-Soy
una excelente actriz-me digo mentalmente.
París
me mira con un semblante de dolor, enojo y frustración.
-¿Dije
algo malo?-pregunte.
-Nada-murmura
apartando mis ojos de su rostro.- tú y yo solo somos amigos y te veo solo de
esa manera.-mintió.
-Ah-deje
escapar de mis labios.
El
ambiente era incómodo para ambos y ninguno decidió hablar por un minuto.
Volví
a tomar la copa y beberme lo que quedaba de ella para tener algo que hacer.
-¿Deseas
más?-pregunta parís.
-Por
favor-pido sin mirarle a los ojos para luego ofrecerle la copa vacía.
Este
toma la copa y desaparece de mi lado.
Sigo
mirando la estancia y maravillándome con la fotografía de Kyle y parís.
Ambos
niños se parecían a excepción del color de los ojos y la tonalidad de los
cabellos. Kyle y Nicholai Prince se encontraban en un parque de juegos en un día
soleado. Ambos tenían de poca felicidad, Kyle miraba de manera odiosa a
Nicholai y Nicholai tenía un rostro triste y de mucha pena.
No tenía
nada gracioso o hermoso aquella foto.
-Esa
foto fue tomada el día de mi cumple año-me dice Nicholai a mi espalda.-tenía 8 años
cuando fue tomada.-Nicholai se sentó a mi lado.- Kyle me pellizcaba y me
golpeaba cuando nuestro padre se distraía y me decía cosas horrible.-explica mientras
me entrega la copa llena de vino blanco.
-Horrible-murmuro.-
¿Por qué era así contigo?
-Kyle
siempre me ha culpado por el divorcio de su madre con nuestro padre.-explica.-,
su madre no era tan perfecta como el cree y luego que nuestro padre se
enamorara de mi madre todo cambio entre ellos. Antes que terminara el divorcio
de ambos mi madre estaba embarazada de mí y eso no fue de mucha gracia para
muchos.
-¿Que
sucedió con la madre de Kyle?-pregunte.
-Se casó
varias veces después del divorcio con nuestro padre y se adinero lo suficiente
para tener una vida alocada. Aun con todo el dinero del mundo nunca fue feliz y
mucho menos fue una buena madre.-explico y tome un sorbo grande de vino.
-¿Que
sucedió luego que apareció Kyle?-pregunto volviendo a que me revele su punto de
vista.
-Fuimos
al hotel a hablar-dijo.
-¿Nada
más?-pregunto rodando los ojos.
-Ella
me conto la verdad y nos despedimos.-explica sin darme más detalles. A pesar de
todo Nicholai era un caballero.
No
quise presionarlo más ya que no quería revivir la herida.
-¿Estás
bien?-le pregunto preocupada por él.
-Si-murmura
tranquilamente.-, puedo continuar con mi vida con magdalena. Ya elimine mi
capitulo con Julieta y comienzo algo bueno y duradero con mi futura esposa y
madre de mi hijo. También quiero poder darle esa vida que le di a juliana.
Quiero tenerlo en mis brazos y darle todo lo que no pude a William…
-William-repito
al escuchar el nombre de mi hijo.
-Fue
mi hijo-murmura con orgullo y… dolor.
-¿Fue?-pregunto
lo obvio y vuelvo a beber lo que queda de vino.
-Julieta
quedo embarazada luego de nuestro último encuentro y luego perdió a nuestro
bebe.-me dice y pongo la copa en la mesa.
-Lo
siento-me disculpo y lo abrazo con todas mis fuerza. Siento como nuestros
corazones laten como si fueran uno.
Me
aparto de Nicholai y formulo una pregunta.
-¿Dónde
está Isabella?
-Esta
de en Francia visitando a su madre-explica.-, vendrá para la boda.
-¿Juliana?-pregunto.
-está
en el colegio-responde.-, vendrá para navidad.
-Me
alegro, deseo verla-le aseguro.
-¿Cómo
te va con Molinarri?-pregunta tornado la conversación a mi dirección.
-Supongo
que bien-digo con indiferencia.-, le daré el alta en algunas semanas.
-¿Luego
que harás?-pregunta.
-Dejar
de trabajar-respondo.-, quiero tomar tiempo para mí.
-¿Luego?-pregunta
sorprendido.
Me encogí
de hombros.
-No
lo sé aun-mentí.
-¿No
tienes una idea al menos?-pregunta preocupado por mi respuesta pero mi
respuesta no fue articulada por que tocaron en la puerta.
-Ya
vuelvo-me indica y me deja sola en la sala.
No escuche
nada por varios minutos, pero luego escuche unos pasos aproximarse hasta donde
yo estaba.
-Tengo
antojo-chilla una voz irritante y veo a mi persona menos favorita en ese
momento. Ella tenía su vientre abultado dando entender su primer trimestre de
embarazo, aun así se notaba su belleza. Tenía un vestido rosa que favorecía su
piel y su cabello. Ella cargaba unas revistas y libros.
-Phita-me
apoda magdalena.
Rodo
los ojos sin poder controlarlo y parís intenta esconder sus risita en un
bufido.
-Magdalena-saludo
sin ponerme de pie. Ella se sentó a mi lado y me dio un beso en ambas mejillas.
-¿Que
te trae a estas horas?-pregunta con un tono furioso en sus voz, pero ocultándolo
con su sonrisa tonta.
-Volví
a la ciudad y decidí visitar a Nick-murmure.
-Es
lo que te dije-le dice parís sentándose.
-¿Cómo
te fue?-pregunta magdalena ignorando a parís.
-Aburrido
el viaje-murmuro con indiferencia.-, no hice más que dormir y descansar nada más.
¿Cómo te fue a ti?-pregunto.
-Descansado
como tu querida y organizando una boda-me indica enseñándome una de las
revistas a la cual no mostré mucho interés.
-Se
ve un trabajo muy fascinante-digo sarcásticamente sin contener una mueca en mi
rostro.
-Deberías
ayudarme-dice esta y amabas nos miramos a los ojos. Los ojos de magdalena
reflejaban un odio y desagrado del cual nadie me había mostrado en la vida.
-Por
favor-intervine parís.
-Claro-digo
y siento que es mi sentencia de muerte.
La
velada paso aburrida y algo desagradable para mí mientras ayudaba a los futuros
esposos a organizar la boda del siglo.
-Vas hacer la mejor dama de honor-me dice
parís y siento como algo en mi estómago se retuerce.
-Lo
intentare-aseguro mientras miro los catálogos de decoraciones.
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-¿Cómo
esta Nick?-me pregunta Theo rompiendo el silencio.
Ya es
de noche y estoy terminando de leer mis reportes en la habitación de Theo. Mientras
yo escribo el dibuja para pasar el tiempo en mi silencio sepulcral.
Alzo
los ojos para observarlo detenidamente, este tiene una piyama blanca con bordes
azul celeste, su cicatriz a sanada muy rápido y ya no sentía dolor. Todas las
pruebas y exámenes daban resultados positivo para ambos.
-Supongo
que bien-contesto sin darle importancia a su existencia y volviendo a leer.
-¿Tu
estas bien?-pregunta.
Para
ser sincera no me sentía bien, me sentía
furiosa, traicionada y resentida, pero una parte de mi sentía lastima por Algarín
y Nick.
-Si-mentí
sin titubear.
-Sophia
no sabes mentir-me indica Theo y lo miro a los ojos.
Grises
como el hielo en invierno aunque a esas alturas era otoño.
-Estoy
bien-vuelvo a repetir.-, él tiene una boda que planear y yo notas que redactar.
Si me permites deseo terminar…
-¿Que
te hizo?-pregunta y lo miro fríamente.
-Nada
relevante-miento.
-Sophia-susurra.
-No
quiero hablar de eso-le pido.-, solo déjame trabajar o si no me iré a mi
oficina.
-Está
bien-dice rendido y vuelvo a seguir leyendo para redactar.-, puedes hablarme
cuando quieras.-me recuerda y no le dije nada. El resto de la noche trabaje
hasta que Theo se quedó dormido. Me fui del hospital sin antes darle un beso en
los labios a Theo por lo fría que había sido con él.
Mientras
conducía pensé en Algarín y supe que debía encararlo de una vez por toda.
Le envié
un mensaje a Demy y Grant explicando donde estaría.
Luego
de estacionarme frente a la casa de mi colega y bajarme del auto sentí el deseo
de fumar un cigarrillo. Había dejado el habito por petición de parís, pero
ahora mismo no quería hacerle caso en lo absoluto.
Mientras
caminaba a casa de Algarín sacaba una caja de cigarrillo y un encendedor de mi
bolso.
Lo encendí
con nerviosismo, sentía que volvía a tener mi droga de nuevo, aquella que me
mataba los pulmones y me hacía sentir bien.
Inhale
una cantidad razonable de manera lenta y sentí que el sabor era más amargo de
lo que mi memoria recordaba, tal vez era el tiempo que había permanecido en mi
bolso. Aun así seguí saboreándolo con desagrado, al menos tendría algo en los
labios mientras tanto.
Cuando
estuve delante de la puerta toque varias veces hasta que el mismo Algarín me
abrió la puerta.
-¿Qué
demonios haces tocando mi puerta?-me gruñe alcoholizado.
El
olor a vodka me golpeo rápidamente.
-Quiero
ser una buena amiga-dije sin pensarlo, tanto que me sorprendí.
El me
miro perplejo y luego me dejo entrar a la casa.
Encontré
botellas de alcohol bacías regadas por el vestíbulo.
-¿Dónde
está tu hermana?-pregunte mientras el cerraba la puerta.
-No sé
dónde coño esta ella y no me importa-murmuro enojado mientras me guiaba tambaleándose
a la sala.-, se fue hace unos días a un retiro espiritual.-explica.
La
sala era algo deplorable, había más botellas de alcohol, cajas de pizzas y
comida sin terminar en descomposición en el suelo y muebles. El olor era ración
y nauseabundo, pero contuve mi mueca de asco. La chimenea estaba encendida,
pero la llama era tune y triste como Algarín.
El me
hizo señas a uno de los sillones que tenía una pila de cajas de pizzas.
-¿Te
molesta?-pregunto y no me responde. Pongo las
cajas en el suelo y me siento conteniendo mi mueca.
Dejo
el bolso en la mesa que tenía delante de mí.
-No
seas hipócrita-me indica mientras se sienta en un sillón que estaba impecable.
Aun
con el cigarro en la los labios formulo una pregunta.
-¿Porque
dices que soy hipócrita?-le pregunto de manera cordial mirándolo a los ojos,
pero este me evito la mirada cuando mis ojos se fijaron en los suyos.
Inhalo
y suelto lentamente la bocado de humo.
-Nunca
fuimos tan amigos-me indica y se ríe terroríficamente.- en mi memoria solo
puedo recordar que nos lleváramos bien en lo profesional y que yo te salvara el
pellejo, pero de ser amigos…
-Somos
amigos-le interrumpo.-, no soy hipócrita. Sabes que soy muy franca contigo y no
tengo que mentirte.-le aseguro intentar llegar a un dialogo normal y sereno con
un borracho.
-No
quiero tu amistad-me dice con desprecio.-, eres igual que todas las mujeres.
-Yo
no soy igual que magdalena-murmure enojada por su actitud y lanzo el cigarrillo
de mala gana a la chimenea.
Sus
ojos me miraron y una mueca ligera surgió en su rostro.
Rápidamente
este lanzo la botella a mis pies y vi una bestia en vez de un hombre.
-Tu-gruño-,
¿sabías todo su plan?-se acercó amenazantemente.
-NO-Le
grite y me puse de pie para detenerlo.-, yo escuche su discusión en las
escaleras y nunca fui participe de esta mierda.-le dije.-, te lo juro por mis
hijos que yo no tuve nada que ver. No creo que sea justo que magdalena haga
esto, pero si tu no hablas ella se saldrá con la suya.-él se detuvo delante de mí
y vi lágrima en sus ojos con la poca visibilidad que tenía a causa de la llama
pequeña.
-No sé
qué hacer-dice rendido y lo abrase para consolarlo.-, esa mujer me está
llevando a la muerte.
-Esto
no se puede quedar así-le aseguro.-, tampoco sé que hacer…-intento consolarlo porque
su llanto resonaba en la habitación.- Nick no me quiso escuchar y dudo que yo
desee hablarle-confieso.
-¿Qué
sucedió?-pregunta sorprendido.
Él se
aparta de mi lado y se sienta frente a mí.
-Siéntate-pide
y niego la cabeza mientras me quito la chaqueta para dejarla en el asiento.
Yo le
relato lo sucedido.
Suspira
de mala gana.
-Es
una bruja-me asegura y me siento luego de un cuarto de hora hablando con Algarín.
-Debes
exigirle una prueba de ADN a Magdalena y yo te puedo respaldar. También puedo
pagarte el mejor abogado de España-le índico.
-¿Que
sucede si no es mío?-pregunta tristemente.
-Seguir
adelante con el hecho que no le debes nada a magdalena ni a ti mismo.-murmuro mirándolo
a los ojos.- eres mejor que esto y lo sabes. No puedo permitir que te hundas
por una mujer. Más aun una mujer tan desagradable…
-¿Lo
haces por Nick?-pregunta y niego la cabeza.
-Lo
hago por ti, él no me necesita.-le recuerdo y siento una punzada en mi pecho.-
y no más alcohol.- le digo poniéndome de pie.- levántate-le ordeno y el me mira
con cara de pocos amigos.
Me
obedece.
-Muéstrame
el baño-le pido y me guía tambaleándose.
-Llegamos
al baño del cual se encontraba en el segundo piso en frente a la habitación de Algarín
y junto a dos habitaciones adicionales.
Me
señala el baño y entro primero que él.
El
olor que desprendía era desagradable y repulsivo.
Tenía
una regadera pequeña con unas cortinas azules, sanitario estaba lleno de vómito
y el lavado tenia botellas vacías de vino barato.
Sin
contenerme mostré una mueca de asco, me acerque al sanitario y jale la cadena
con repulsión para luego cerrar la tapa.
Algarín
me miraba desde la puerta con vergüenza y enojo.
-Entra-le
ordeno algo histérica.
Algarín
entra sin quitarme los ojos de encima.
-Quítate
la ropa-le ordeno y este me mira con más atención que antes.
-Estás
loca-me indica y le sonrió con arrogancia.
-No
lo suficiente, entra o tendré que meterte a la regadera con ropa-le indico
mientras coloco el agua fría.
No me
dice nada, pero se quita la ropa a excepción la ropa interior.
-Entra-le
digo y el obedece.
El
corre la cortina para que no lo vea bañarse.
-Esta
helada-me dice enojado y temblando.-, sabes cuantos grados esta la temperatura.
-No
me importa-murmuro-quítate los cazones-le indico. Este se los quita y me los
lanzas fuera de la regadera.
-¿Dónde
está la lavandería?-pregunto.
-Junto
a la cocina-me dice tiritando del frio.
-Recojo
la ropa y voy a la lavandería.
Encuentro
un desastre catatónico.
-Que
has hecho magdalena-gruño mientras pongo ropa a lavar en la lavadora.
Luego
de colocar la ropa, ponerle detergente y dividir las próximas tandas vuelvo al baño.
-Encuentro
Algarín saliendo del baño desnudo.
Noto
que ha disminuido peso, pero aun así tiene un buen cuerpo. No era como parís o
Theo, pero era guapo. Jamás lo había notado porque siempre lo vi como un
hermano.
Verlo
desnudo, el agua corriendo por su pecho velludo hasta recorrerle el abdomen
hasta perderse en los vellos púbicos. Ver que tenía unas proporciones
sorprendentes hizo que me sonrojara con vergüenza.
Aparte
mis ojos de su cuerpo y mire el suelo.
-Puedes
ponerte una toalla-pido avergonzada.
-Claro-dice
también avergonzado.
-¿Comiste
algo?-pregunto para cambiar el tema.
-No-susurra
acercándose a mi lado.
-Vístete
y metete a la cama.-le indico y al ver que abrí la boca lo interrumpí.-no comiences
porque soy capaz de drogarte y colocarte un catéter nasogástrico. Alimentarte
de esa manera para que puedas comer saludable y dejar de ser un mocoso.-le digo
sin mirarlo.
-Vale-dice
regañante.
Me
voy y me encamino a lo que una vez fue una cocina.
Me
tarde un rato considerable limpiar la cocina para luego preparar una cena
considerable para Algarín y para mí.
No había
mucho que pudiera ayudarme hacer un buffet, pero siempre había sabido que unos
macarrones de queso siempre eran bienvenido en un estomago hambriento.
Subí
con una bandeja para los dos a la habitación de Algarín y entre sin tocar.
Algarín estaba acostado sin dejar de mirar una fotografía.
-Traje
la cena, sé que no es algo pero espero que te guste-le indico mientras le pongo
la bandeja sobre la mesita de noche.
-Gracias-dice
sin apartar los ojos de la fotografía.
-¿Quién
es?-pregunto.
-Magdalena-responde.
Rápidamente
le arrebató la fotografía.
-Sophia-me
grita enojado.
-Deja de pensar en ella, tienes que eliminarla
de tu corazón. Ella es un cáncer y te hará daño si sigues pensando en
ella.-dije y tan simple como un suspiro rompí la fotografía delante de el en
varios pedazos.
Los
ojos de Algarín se inundaron de lágrimas.
-Yo
la amo-me dice.
-ella
no te ama-le digo fríamente.
-Tu
nunca has estado enamorada carajo-me gruñe furioso.
-Claro
que lo eh estado, sufrí como puta y cometí errores, pero tuve que hacerle
frente y tu deberías hacer lo mismo. Tienes que demostrarle a esa bruja que
eres mejor que el alcohol, la comida barata y este dolor que te consume. Sé que
quieres morir antes de estar sin ella, pero tienes que aceptarlo…
-Como
tu aceptaste que tú y Nick ya no tienen futuro-me restregar en la cara.
Me
quede perpleja y me quede callada.
-Perdí
el apetito-le indico y lo dejo solo en la habitación.
Fui a
la sala en busca de mi bolso.
-Esto
no puede seguir así-me dije a mi misma al ver el caos de aquella casa.
Tome
mi bolso y rebusque mi celular rápidamente. Cuando lo encontré marque el número
de Grant.
-Señora
C-me saluda.
-Necesito
un equipo de limpieza rápido-indico.
-¿Cuando
los necesita?-pregunta.
-Primera
hora en la mañana y necesito que le informes a Gautier que necesito de sus
servicios.-le explico.- ¿ya terminaste con el informe de magdalena De León?-le
pregunto.
-Si-me
responde.
-¿Porque
me lo dice a estas alturas?-pregunto decepcionada.
-Olvide
la importancia de esa información debido a que estado en otros asuntos de los
señores Molinarri…-
-¿Que
asuntos?-pregunto
-La
seguridad de Teobaldo Molinarri y Demitria Molinarri debido a las amenazas
anónimas para señor Molinarri-explico.
-¿Que
amenazas?-pregunto alarmada.
-Sospechamos
que son de Kyle prince y creemos que alguien le ayuda-explico.
-¿Porque
yo no estaba enterada?-pregunte enojada por tanta información.
-El
señor Molinarri me aseguro que usted estaba al tanto sobre los sucesos-explico
algo avergonzado mi guarda espalda.
-Gracias
por mantenerme al tanto Grant-le digo enojada y le cuelgo sin decir adiós.
Necesitaba
recostarme un rato por el día pesado que había tenido. Tome mi bolso,
mi chaqueta y subí a la habitación de la hermana de Algarín. Sin pensarlo dos
veces me acosté en su cama para descansar de todo lo que tenía registrado en mi
cabeza.
Desperté
antes que saliera el sol para ir a mi hogar hacerme y volver a casa de Algarín.
Cuando volví este seguía dormido y pude llevar a cabo mi plan.
Como
lo había prometido Grant un servicio de limpieza llego temprano a la casa de Algarín.
-Buenos
días-salude al tener 5 asiáticas delante de mí.
Todas
me hicieron un leve saludo con la cabeza.
-Deseo
que dejen este sitio como un espejo mientras yo preparo el desayuno-explico mientras
observaba a las mujeres. Todas se parecía demasiado y no sabía cómo distinguirla
si no fuese por sus identificaciones que portaban en sus vestidos rosas y
amarillo canario.-no deben hacer ruido ya que el dueño de esta casa esta indispuesto.
Nuevamente
todas asintiera para luego comenzar a trabajar.
Resople
y me encamine a la cocina donde decidí hacer el desayuno para dos.
Ya
cuando estaba terminando de hacer
tortillas sonó mi teléfono del cual estaba en mi bolsillo.
Lo
tome mientras esperaba que tostara las tortillas.
-Diga-murmuro.
-Hola
mi amor-saluda Theo.
-Hola-saludo
y no puedo controlar una sonrisa fugaz.
-¿Qué
haces?-pregunta.
-Haciendo
tortillas para Algarín-respondo mientras saco la tortilla con la espátula y la
coloco en un plato limpio.
-¿Porque?-pregunta
curioso.
-Ayer
tuvo una mala noche y me necesita.- explico.-, supongo que hoy no iré a
trabajar, iré luego para verte.
-¿Me podrás
decir que es lo que te enoja tanto?-pregunta y suspiro.
-Si-respondo
resignada.
-¿Estas
bien?-pregunta por mi suspiro.
-No-respondo
mientras apago la estufa.-, siento que debo hacer algo por Algarín y por Nick.
También siento que no eres sincero conmigo.
Él se
queda callado ante mi comentario.
No le
vengas a regañar a mi guarda espalda.
-¿Que
sucede con el?-pregunta con un tono curioso fingida e irritante en su voz.
-Es
mucho de explicar por el teléfono-murmuro.
-Como
desees-dice algo rendido.
-Podríamos
decidir el tema y la música-pido para intentar hacer algo de los dos.
-Claro-dice
animadamente.-, ¿podríamos hablar sobre la nueva casa?
-¿Cuándo
sabré lo que tanto me ocultan?-pregunto haciendo un puchero.
-Pronto-me
promete.
-Adiós-me
despido y escucho que me lanza un beso desde el auricular.
Cuelgo
y guardo el teléfono en mi bolsillo delantero.
-Buenos
días-saluda Algarín.
-Hola-saludo
con una media sonrisa.
Este
mira la cocina algo sorprendido.
-¿Porque
mi casa está llena de asiáticas idénticas?-pregunta Algarín.
-Siéntate
y te lo explico-le ordeno mientras coloco el desayuno en la barra de la cocina.
Este
me mira algo extraño y se sienta sin apartar los ojos de mí.
-Son
un grupo de limpieza que contrate para hacer tu casa más habitable para
ti.-explico y le entrego los cubiertos.-ahora come porque vamos a hablar sobre
magdalena y todo lo demás.-este lo acepto.
-¿Tienes
un plan?-pregunta y asiento.
-¿Cuál
es tu plan?-pregunta.
-Come-le
ordeno.- ¿deseas café o té?-pregunto dándole la espalda.
Café
sin azúcar-responde mientras busco las tazas de porcelana el gabinete.
-Necesito
que confíes en mí y hagas todo lo que yo te ordene sin replicar.-le digo sin
mirarlo a los ojos.
Escucho
un suspiro detrás de mí.
Encuentro
dos tazas de porcelana y las tomo.
Sigo
dándole la espalda a Algarín.
-Claro-dice
resignado.- ¿qué hago?-pregunta y voy al fregadero. Lavo las dos tazas y tomo
mi tiempo para secarlas y servir el café en ambas tazas para luego servirle
leche.
Tomo
ambas tazas y le entrego una e Algarín.
-¿Azúcar?-pregunto
y me indica el especero que esta sobre la barra.
Me
siento a su lado.
-Tienes
que saber y razonar de una vez magdalena no te ama y no importa cuánto hagas no
te va amar.-le digo tan crudo como pude y observo sus ojos. Estos se muestran
dolidos, pero no muestra ni una lagrima.
-Desde
hace mucho tiempo me hice la idea-dice con odio.
-Segundo
debes verla como la madre de tu hijo o hija nada más eso, recuperar tu derecho
como padre y ser un buen padre- tomo el azucarero y lo vierto en mi taza de
café.
-¿Cómo
piensas hacer eso?-pregunta mientras cortaba en trocitos las tortillas.
-Tengo
a Gautier como excelente abogado y por la paga no te preocupes corre por mi
cuenta. Desde hace unas semanas estuve investigando a magdalena porque nunca me
brindo confianza. –explico y tomo un sorbo de café dulce.
Algarín
no dice nada y comienza a comer en silencio hasta que llegan las asiáticas a la
cocina y comienzan limpiar sin molestarnos.
-¿Cuándo
se irán?-pregunta en susurro Algarín.
-Cuando
terminen-explico.
-¿Que
vas hacer hoy?-pregunta.
-Ir
al hospital y decirle al jefe que regresaras a trabajar mañana.-le indico y lo
miro detenidamente. Sus ojos se vuelven alarmante por un segundo- necesitas volver
a tu vida y demostrarle que todo sigue como antes. Luego iré a ver a mis
pacientes.
-¿Molinarri?-pregunta
cambiando el tema Algarín.
-¿Que
hay con él?-pregunto fingiendo indiferencia.
-¿te
enamoraste de el?-pregunta y niego rápidamente.
-Eres
una pésima mentirosa-me espeta mi amigo con una sonrisa.
-Estás
loco-le indico mientras me pongo de pie.-, me tengo que ir. Cuando ellas
terminen se irán. Ya yo les pague, no te preocupes por nada. Tampoco se te
ocurra buscar el alcohol por que lo arroje a la basura y vendré a visitarte
para ver que no compras más.
-¿Algo
más mama?-pregunta con un tono sarcástico.
-Iras
a terapia con una colega de Barcelona que conocí en una convenciones-le
indico.- ella vendrá la próxima semana y deberás a cundir a la cita cuando esta
te llame.
-Jamás
pensé decirlo, pero jamás podría verte como mujer Sophia. Eres dominante, algo
controladora y siempre estás un paso delante de nosotros. Llego un tiempo que creí
que no tenías nada de sentimientos, pero adoptaste a eso niños y vi tu amor de
madre, llego parís y vi como tus ojos se iluminaban al verle y finalmente te vi
con Molinarri. Vi cómo te sonrojabas, te preocupabas por el más de lo normal y
cuando le salvaste la vida de esa manera violenta comprendí que tu si tenías
sentimientos, que en ti había algo bueno.-suspiro y me miro
detenidamente.-cuando te encontré en aquella calle indefensa vi alguien
diferente a Carrión, vi un ser humano. Después de eso me has sorprendido y has
ganado que te amé de la misma manera que amo a victoria. Perdón por haberte
tratado de esa manera, pero jamás pensé que yo te importara tanto y creo que no
debí tratarte de esa manera tan hostil y cruel.- murmuro y me tomo por las
manos.-gracias.-y me besas ambas manos.
-Para
que están los amigos-susurro y siento una sensación de jaleo en mi corazón.
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Esto es solo para ti, cuando dije que te amaba lo dije enserio porque yo si podia amarte, pero no podia demostrartelo porque una vez lo intente y me rompiste en mil... pedazos. ese amor que senti una vez lo transforme en algo q yo mismo no puedo enteneder. es un amor que esta ahi encadenado al dolor y que no se puede separar de mi y ser libre. no puedo amarte como deseas porque soy tu amiga. eso lo decidiste tu y solo estoy aqui para cumplir mi papel aunque tenga mil sentimientos.... aunque al final nunca tengas de mi lo que quieres.
Espero q te guste
para ti River.
Elenatrix