miércoles, 23 de enero de 2013

La mujer que quiero tener "capitulo 3"


Las bromas de la vida

 
 
Yo estaba en el bosque más hermoso, perfecto y colorido de mi vida, pero ya sabía que no había nada normal de ese lugar. El bosque tenia arboles tronzos, coloridos y de diferentes clases. Algunos resultaban familiares y otros exóticos. En medio de ese bosque había un bellísimo lago, en donde saltaban peses sin cesar.
Camine con ansia y emoción al lago, mire con concentración a los peces que abundaba en ese ecosistema. Sentí las ganas de meter los pies al agua, pero el miedo me invadió ya que no sabría que otros animales estaban ahí. Aun así me senté en la orilla esperando que algo mágico sucediera sin meter mis pies.
Todo resultaba lo que yo mas deseaba, tranquilidad y silencio,  para mis ojos todo se veía anormal, pero para mi gusto perfecto.
Nadie estaba en ese lugar excepto yo, la soledad me resultaba bella y agradable en el tiempo que estaba en el Paraíso y vi muchas clases de animales, especialmente mis favoritos, elefantes, lobos, mariposas, muchas clases de aves. De vez en cuando los defines nadaban y me mojaban cuando pasaban a mi lado, me sentía en la gloria, no sentía preocupación, molestia, enoja ni culpa son tranquilidad y sosiego.
-Hola- me saludo una voz bella casi celestial.
Me voltee y vi a parís bello como un dios.
Estaba desnudo y pude notar que yo también lo estaba. Sus musculatura sobresaltaba de forma celestial y olímpica, podía hacerse pasar por una ángel si este no lo era en este paraíso.
-hola- lo saludes con tal naturalidad que me sorprendió.
-¿Estoy muerta?-pregunte curiosa de la idea.
-No-respondió con una sonrisa.
-¿Y tu estas vivo?-pregunte algo preocupada.
-Si-dijo y ambos sonreímos.
Suspire y lo mire con curiosidad.
-¿Qué haces aquí tan sola?- pregunto curioso.
-Pensando- le respondí y él se sentó a mi lado.-pienso en lo mucho que me resulta hermoso este bosque.
- Para mi es perfecto- Me dijo con una sonrisa en el rostro.
Sentí un escalofrió y me sentí triste por primera vez, muchos recuerdos me invadieron, recuerdo que yo deseaba olvidar y enterrar entre mis neuronas.
-También- comencé y mi voz se escuchaba melancólica.-, pienso en lo mucho que te extraño, lo mucho que desee tenerte y lo mas importante que jamás supiste de William Paris.
El arqueo una ceja curioso y preocupado.
-Durante tanto tiempo, vienes a darte cuenta ahora- dijo fingiendo enojo-¿Por qué?
-Por que ya no puedo mas-respondí finalmente y sin poder mentirle una vez mas.- el respirar tu ausencia me mata. A pesar de mis logros, metas y hazañas sigo pensando en ti. No importa a quien yo me entregue singo pensando en ti-le dije y mira a sus ojos vedes como aceitunas y supe que todo lo que quería oír aun no salía de mi boca.
Nuestras almas deseaban más.
Sus ojos me torturaron y me quemaron la piel ya que no podía dejar de observar mi rostro y gesto.
-TE AMO-dije desesperada por su silencio.
-Yo también tea amo, mas de lo que tú piensas- me afirmo seguro de cada palabra- y te amare por siempre.- se acercó a mí y me beso con suavidad los labios.
Cuando se alejó de mi rostro me pregunto con una voz seductoras y con ojos deseando más de mí.
-¿Quien es William París?-
Baje la mirada triste por que yo sabía esa cruel respuesta.
Suspire y acumule todo el valor que tenia en ese paraíso.
-Era nuestro hijo- respondí y mis manos recorrieron mi vientre.
París no se alejó de mi al contrario me aprisiono entre sus brazos y me beso el cabello con ternura.
-¿Era?- Pregunto confundido.
-Murió al nacer- respondí y unas lágrimas pesadas cayeron sobre su cuerpo desnudo.- lo amaba mas que mi propia vida. Tenia mis mejillas y tenias algo ene le que me recordaba a ti. Era perfecto, cuando  lo tenia en mi vientre le gustaba que le leyera, me pateaba cuando me emocionaba y cuando estaba triste se acomodaba al lado de mi riñón dándome valor.
“si estuviera vivo tendría 10 años, seria un rompe corazones como su papa y seria tan brillante como…
Como su linda mama- me interrumpió París.
Asentí mientras mis lágrimas mojaban el hombro de mi amado.
Te amo mucho-volvía a decirle.
-Lo se cariño y ya no te atormente.- me aconsejo- el esta en un mejor lugar.
-¿Tu crees?-pregunte dudosa.
-Si-me confirmo.
-Lo prometes-demande con oz chillona.
Lo prometo amor mio- me prometió y se a aparto de mi para que le viera el rostro.- William era nuestro amor en carne y hueso- me susurro con sinceridad- yo lo hubiera amado también. Mejor dicho lo amo ahora que sé que tuve un hijo con la mujer que amo.
Los ojos verdes de Paris salían una lágrimas cristalinas que caían y recorría sus rostro hasta caer al suelo.
-Te amo…-dijo mi verdadero nombre.
Le sonreí y lo bese con ternura.
-¿Como el sabia tu verdadero nombre?-pregunto la vocecilla de mi cabeza y la ignore.
-Te amo aunque no se tu nombre- le dije abochornada.
-Muy pronto lo sabrás mi lobita-dijo acariciando mi verdadero cabello rebelde.
París se apartó de mí y metió la mano dentro del lago. Cuando la saco en su mano había una flor más bella del mundo. Flor Cataleya.
Lo mire frustrada y este me la coloco en el cabello acomodándola con la oreja.
-Esta flor eres tu mi amor, rebelde, sensible y hermosa.
Volvió a acomodarse a mi lado y me volvió a besar con ternura. Nos besamos por mucho tiempo, nuestros cuerpo estaban desnudo y mi cuerpo y el de él deseaban mas.
Yo lo deseaba como nunca había deseado respirar, él se acomodó  en sima de mí y siguió besando y cuando pensé obtener lo que deseaba…
-RING…RING…RING…- sonó mi maldito condenado celular.
Yo había despertado de ese aparentemente sueño el primer sueño que tenia en décadas y alguien me llamaba para interrumpirlo.
Lo tome el celular de la mesita de noche sin poder abrir bien los ojos y sin hacer un esfuerzo de mirar el número que me llamaba.
-Hola- salud una voz ronca y cansada.
-Buenas noches, se encuentra la señorita Carrión.
-¿Quien pregunta por ella?- demande soltando un bostezo.
-Es Carolyn-anuncio la chica soltando una risita nerviosa como si le encantara despertarme a la tres de la madrugada.
Abrí los ojos y pude notar que estaba sola.
Todas las imagines carnales que tuve con Kyle me traspasaron en un segundo.
-¿Cómo esta pregunte?-intentando no parecer molesta.
-¡Bien contenta!- me contesto la chica entusiasmada- ¿y tú?
-Bien- dije finalmente-¿porque esta tan entusiasta?- pregunte y me incorpore de la cama.
Por el silencio pude deducir que había puesto ojos de felinos por mi falta de emoción.
-Estoy embarazada-respondió con voz chillona y alegre.
-¡Felicidades!-exclame poniendo el mismo entusiasmo que mi mejor amiga.
Gracias-agradeció al ver que yo había reaccionado feliz como ella. También pude notar lo abochornada que se ponía- no ha tomado de sorpresa, pero voy hacer mama.
-¿Cuanto tiempo tienes?-pregunte y recorrí mi habitación buscando mi toalla.
Mire el reloj y sentí ganas de gritarle a Cary.
-2 meses- respondió.
-¿Kyo?-pregunte por mi cuñado.
-Esta algo nervioso, pero eufórico- me dijo y amabas no imaginamos la reacción de chico, bueno hombre.
-Me alegro por ti-dije con sinceridad.- ¿como están todos por haya?- pregunte curiosa.
-Todos estamos bien, pero…-se cayó algo nerviosa.
-¿Pero que?- pregunte con preocupación.
Escuche que suspiraba la mujer embarazada.
-París vino hace cinco días a visitarme y estaba distinto, bueno sigue siendo…- la chica no sabia que decir o cual palabra articular.
-Guapo- respondí y ella hizo un ruido de afirmación.
-pero no es mismo, es mas serio y maduro, pero aun sigue buscándote.- explico mi amiga.
-¿Como lo sabes?- pregunte curiosa y tomando la toalla del suelo.
-Kyo le pregunto y este le dijo que si- dijo Cary.- también visito a Chalayra y fue muy amable con ella y también le pregunto lo mismo. Ambas negamos saber algo de ti, pero a mi me dejo un sobre. Me dijo que te lo entregara si algún día sabia de ti.
-Oh- fue lo único que pude decir.
-Ya te envié el sombre y hice que te lo mandaran antes de esta semana.- me indico la chica.
-Gracias-agradecí.
-No es por nada, pero Paris no a perdido las esperanza y que tarde temprano te encontrara y que nos descansara hasta encontrarte.-dijo y yo sentí un escalofrió- una década y el hombre no se olvida de ti, él le gano a Romeo.
-Romeo se hace de rogar- le recordé y ambas reímos.
-Vi a la hija de Romeo, Alexandra y es hermosa, pero tiene es orgullo prepotente que nuestro amigo- me dijo Carolyn.- se llevaría bien contigo- me indico y solté un bufido.
-¿Viste a Isabella?-pregunte cambiando el tema.
-No y me alegra no ver esa maldita golfa…- comenzó a insultar a la prima de parís.
-Ella no es una golfa…-la interrumpí molesta por la actitud de mi amiga.
-¡Que tu sepa!-exclamo.
Me encogí de hombros.
Eso pensé- me dijo mi amiga fríamente.
No dije nada y ella continuo.
-Cuando te fuiste, parecía estar en el paraíso y la muy puerca no dejaba de sonreírle a Paris y a todos su felicidad. Fue ella la que indujo a Paris alcohol y gracias a dios este salió a flote gracias a ayuda profesional.- escupió cada palabra contra Isabella y ya había escuchado eso años atrás ya aun no creía lo que decía mi amiga.
-¡Carolyn!-exclame cansada de los ata       que a la prima de mi amado.
Si-dijo esta de repente.
-Me tengo que ir, tengo que dormir mañana tengo trabajo- le explique soltando un gran bostezo.-cuídate, mándale saludo a los demás y adiós.
-Te dejo loba, adiós- se despidió y colgó.
Tire el teléfono en mi cama.
Me dirigí a mi baño deseando un baño que me pudiera borrar las carisias de Kyle. Me di una ducha de agua caliente para calmar mis ansias y mis pensamientos sobre aquel sueño extraño que había tenido. Seria imposible encontrarme con parís a estas alturas cuando ya no éramos los mismos de antes o que yo me encontrara con el. Las heridas entre nosotros eran muy grandes para ser sanadas.
Después de vestirme apropiadamente y preparar mi maleta del trabajo.
Vi que eran las 4:39 am y aun el son no salía y que tenia tiempo de sobra.
Así que decidí cambiar la sabanas de mi cama, no me apetecía sentir el sudor y todo el resultado de una loca aventura con Kyle en mi cama. Retire la sabanas con asco y las lleve  a la lavandería. Tome una sabanas limpias y me fui a mi cuarto.
Puse dos sabanas de color lila pálido en mi cama  y coloque una corcha negra con trazos de hojas lila pálido. Acomode las almohadas negras y en medio de la cama puse a mi muñeca de la infancia Nana. Era lo único que me recordaba a mi hogar y mi vida antes de Romeo y Paris.
Tenerla me asía sentir segura y estable.
Después de dejar mi habitación limpia, me fui a mi trabajo. Como era de esperarse había un tapón descomunal, pero me tome mi tiempo ya mi nuevo auto merecí que lo dedicara tiempo. Me lo había regalo yo misma así varios día, el Audi negro resaltaba entre todos los autos europeos, era el único auto que estaba americanizado. Yo tenía la radio encendida y escuchaba la orejan de Van Gogh y tarareaba mi parte favorita:
Por eso esperaba con la carita empapada
A que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
Porque ya sabes que me encantan esas cosas
Que no importa si es muy tonto, soy así.
 Luego de salir del tapón matutino estacione mí vehículo en mi área indicada con letrero que decía:
Dra. S.M. Carrión
Me baje del auto con mi maleta en la mano y me dirigí al hospital. Mientras entre me cruce con varios compañeros, los cuales le hice seña con la cabeza ya que no me apetecía hablar con nadie. Seguí caminando hasta llegar al a sensor, espere varios minutos y unas puertas plateadas se abrieran.
Suspire preparándome para lo que me venia encima y controlaba mi miedo, ese miedo infantil que aun estaba dentro de mi y no se iría nunca.
Desde que tenia memoria odiaba subirme o bajarme de los a sensor ya que una vez cuando yo era pequeña, el hermano de Romeo nos había enserado a los dos en un a sensor  cuando presiono el botón d STOP y comenzó a brincar, para mi desgracia estuvimos una hora hasta que llego el ingeniero a sacarnos de ahí. Luego de eso no le tuve confianza y por ende deje de hablarle, después de la situación entre nuestro padres jamás volví a verle, aunque de vez en cuando soltaba un bufido cuando veía una fotografía en el periódico.
Subí al a sensor  y cuando se disponía cerrar del cual estaba vacío…
-Detenlo- me grito una voz masculina.
Detuve el a sensor y mi colega entro.
-¿A que pisos vas?-me pregunto el doctor.
-Quinto- dije. Él lo marco y después marco el octavo piso.
Era un hombre alto de ojos grises, de piel pálida con un rostro hermoso, pero su único defecto según mis gusto eran sus grande orejas. Era un excelente Ginecólogo y era uno de los pocos doctores que yo le brindaba confianza por su forma de ser y su forma de tratar a los paciente.
De vez en cuando coincidíamos para ir a beber con otros colegas o para discutir en contra de su medio hermano el Doctor Vázquez del cual no me caía bien y no lo toleraba.
-Buenos días Carrión-saludo amablemente.
-Buenos días Algarín- le devolví el saludo y el a sensor se cerro. Me quede en la esquina mirando al suelo y sintiendo abejas en el estomago a causa de los nervios.
El a sensor subía primer y luego segundo piso.
-¿Mal día?- pregunto al verme así.
-Mala noche y odio estos condenados a sensor-explique molesta.
El a sensor subió al tercer piso.
-Todos odiamos algo-me susurro y se rasco al cabeza.- yo odio que me ignoren y lo hacen.
Iván Algarín parecía molesto y preocupado.
-¿Quien te ignora?-pregunte fingiendo curiosidad.
- mi “no” novia-dijo haciendo guiñitos con los dedos.- ella no me pela, pero cuando no le pela nadie me busca. Llevamos meses juntos y no quiere formalizar la relación.
-Oh- solamente dije.
El a sensor subió al cuarto piso.
-¿Que tal te va con Prince?-pregunto cambiando el tema de repente y yo lo mire con puro odio.
-¿Que hay con el?- pregunte fríamente y aquel hombre supo que había metido la pata.- yo creo que no hay nada que yo pueda decirte de el por que no soy su pinche secretaria.
-Pero eres su novia-susurro bajito y yo lo escuche.
-No lo soy y no lo seré. Si vuelve a preguntármelo te asesino en tu quirófano- dije perdiendo la compostura.
El a sensor se abrió y me baje en el quinto piso.
-Adiós Sophia- se despido mi colega y yo le di la espalda sin devolverle ni tanta siquiera el saludo.
-¡Yo novia de Kyle Prince!- Exclame en mi mente.
-¡Jamás!-grito la vocecilla de mi conciencia del cual estaba de mi lado por primera vez en el día.
Seguí caminado hasta que alguien me detuvo con mi falso nombre.
-Carrión- me voltee y calle mis pensamientos.
Bartolomeo Pérez estaba buscándome con un periódico en la mano y un Capuchino caliente con cuatro sobres de azúcar para mi gusto.
El hombre de 27 años me buscaba con emoción, yo lo detestaba no por que fuera mi residente, si no su afán de llevarme la contraria. Tenía los ojos azules, era rubio, tenía la misma estatura que yo y tenia la nariz larguirucha y el cabello largo. Para su tanta desagracia y ser el único sabelotodo (después de mi) en el hospital era feo para la mayoría de las profesionales de salud.
-¿Que hay en el día?-pregunte sin decirle el mínimo hola.
-Una operación simple y 25 evaluación de pacientes cardiovasculares.-respondió con emoción para mi fastidio.
Tome el café y le entregue mi maleta.
-¿Quienes son de prioridad?- pregunte con autoridad y comenzamos a llegar a mi oficina.
-El E24, E22 y E25- me respondió y me entrego el periódico.
Llegamos delante de una puerta con unas letra plateadas que sobresaltaban.

Jefa de Cardiología
Dra. S.M. Carrión.

 Abrí la puerta y entre a mi elegante oficina y me senté en mi asiento.
Pérez coloco mis cosas en mi escritorios, salió de la oficina y me entrego un papeleo para que yo leyera.
-¿Algo más?-pregunto deseando que lo mandara la guerra aunque fuera por diversión.
-Quiero que evalúes a lo pacientes del E1 hasta el E15- le ordene y este asintió.
Después que salió de mi oficina sentí paz por primera vez después de haberme bajado del maldito a sensor.
El resto del día fue normal para mí, hice todas mis labores como doctora, después de evaluar a todos mis pacientes  y verla que era la 11:09 decidí a comenzar las gestiones para la operación.
Evalué a mi paciente E22 con atención y después de explicarle por enésima vez los procedimientos y sus dudas me fui a hacer el papeleo. Después de hacer el papeleo, me dirigí al quirófano en donde comencé a lavarme las manos…
-Hola Carrión –me saludo mi amante con descaro a entrar donde yo estaba.
Lo miren fríamente y este se echo a reír.
-No tengo que adivinar que estas tan coqueto por que Algarín te dijo lo que ocurrió esta mañana- le espete fríamente.
El volvió a reír.
-¿Que es gracioso?- pregunte mientras me restregaba las mano con un cepillo no contaminado.
-La forma en como reacciona por una siempre pregunta- me explico.
-No soy nada tuyo- le dije y sentí que me despellejaba la piel si seguí restregándome con fuerza.
-¿Aja?-pregunto alzando la ceja.
-¿Aja que?- pregunte sin comprender su sarcasmo.
-Anoche no me dijiste lo contrario- me recordó y se acercó a mí. Nosotros éramos los únicos.
Me tomo el rostro y me beso los labios con ternura y olvide por que estaba enojado con el.
-No soy tu novia-dije y sonreí para complacerle sabiendo que era verdad lo que decía.
La carne es débil y quien soy yo para ser jugada por el hecho me revolqué con Kyle, pero no era razón para amararme a él.
-Me conformo con esto- me volvió a besar y deje caer el jabón en el fregadero. Se aparo de mí y me pregunto con descaro-¿quieres que te asista?
Asentí sin comprender la pregunta ya que yo había comprendí ¿verdad que te excita?
Luego de un rato el personal comenzó a entrar y dejamos de ser unos adolecentes si no profesionales.
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-¿Ya estas lista?-pregunto Kyle por decimoctava vez.
-No-grite desde el baño.
Me estaba arreglando para ir a ver al dichoso hermano de Kyle Paris. Tenía puesto un vestido negro pegado a mi cuerpo resaltando mis caderas y mi tetas de ex mama. Mi cabello estaba hermoso y lacio y pude notar como las entradas comenzaba hacer cabello negro.
Cada dos semanas teñía mi cabello para que nadie notara que no era pelirroja natural, yo siempre tenía que estar comprando lentes de contactos para no estar usando los mismo constantemente.  Mi piel seguía siento joven, para muchos yo aun lucia como una chica de 23 años, lo curioso que para mi edad aun no me había hecho un tatuaje y deseaba hacérmelo pronto.
Me mira mi rostro hermoso y maquillado y le di una mirada de seriedad, pude notar que las ojera estaba bien ocultas por el maquillaje y que aun seguía siendo Carrión.
Yo tenía un calzado de unos tacones que jamás en mi vida pensé comprar, pero luego de perderle el miedo adquirí una adquisición bellísima de zapatos con tacón alto. Me joyería era sencilla, pero resaltaba mucho.
Suspire y seguí viendo la chica del espejo y supe que esa no era Julieta, ni si quiera la verdadera yo.
Aparte la vista del espejo y Salí del baño, tome mi bolso y me fui a donde estaba mi amante.
El al verme se quedo helado y sin el habla.
-¡Carrión jamás te había visto así en mi vida!- exclamo recuperando el habla viendo que el traje quedaba mas arriba de mis muslo.
-Nunca salimos-le dije ya que era verdad la vida en el hospital me quitaba tiempo y vida.
-Te sacare más seguido- me indico. Salimos de mi casa y cerré con llave.
No pude evitar soltar una risita tonta.
Se acercó a mí y me beso la mejilla, me susurro en el odio.
-Me encantaría romper esa tela y ver lo que tienes que me vuelve loco-mi piel se erizo y el noto que yo me entremesi.- ¿porque no quieres ser mi novia?- pregunto de la nada y me aparte de él.
Mi estomago dio un brinco y comencé a sentir nauseas por culpa de este imbécil.
-PORQUE NO-le grite molesta y poniéndome a la defensiva.
Kyle no se rindió y se acercó a mí.
-¿No me quieres?-pregunto.
Medite las palabras y dije la verdad.
-No-
-No te creo- me susurro y el chico me recordó a Paris.
-Cree lo que quiera-
Se encogió de hombros.
-No voy a seguir discutiendo contigo y dame un segundo que voy para el baño- me indico y me beso los labio quitándome lo que me quedaba de maquillaje .después de irse me dejo sola, pero no por mucho tiempo.
-Tock…Tock...Tock...-tocaba alguien en la puerta.
Me dirigí a ella molesta preguntándome que diablo pasaba por la mente de Prince.
-Buenas noches,  ¿se encuentra…- saludo el cartero y lo que escuche fue mi verdadero nombre y me sentí ida.
Llevaba tiempo que nadie me llamaba así y eso me dolió en el fondo de mi corazón.
-si-dije volviendo en si.
-Tengo esto para usted- me explico dándome un sobre café y grande, por lo que pude notar pesando.
Lo tome  y supe que realmente pesaba demasiado.
-Puede firmar aquí-me indico el hombre dándome a firmar una hoja de papel. Por un segundo firmo como Sophia Marie Carrión, pero si por mi verdadero nombre.
Que tenga una linda noche me dijo el cartero y me dejo sola. Vi el sobre que decía:
De: Paris
Para: su amada…
Pude notar que la letra era de Carolyn.
-¿Que pasa?-pregunto Kyle al verme pálida mas de lo habitual.
-Nada-negué y sonreí hipócritamente.
-¿Que es eso?-pregunto curioso.
-Unos resultados de una investigación científica de un colega de Estados unidos.-le dije mi mentira fingiendo que era la verdad.
- déjame guardar esto y te espero afuera.- le dije.
Este asintió con desconfianza y se fue afuera de la casa.
Fui corriendo a mi cuarto casi me caigo en las escalera y deposite el sobre debajo del colchón de mi cama. Acomode la sabanas para que nadie notara el cambio y volvía a donde estaba Kyle con mi bolso en la mano.
Cerré con seguro la puerta principal y vi a Kyle Prince guapo como un mortal con traje de etiqueta y con una cara de preocupación.
-No sigas mirando así a la luna que me la maltratas-le dije y este sonrió.
-La luna es lo más hermoso que he visto- me dijo y se me sintió ofendida.
Recordé que Paris me había dicho un cumplido con es comentario de la luna.
-Yo conduzco-dijo emocionado al ver mi auto.
-No-le dije rápidamente-ese bebe es mio y quiero conducirlo ahora, de regreso conduces tu- le dije al ver su expresión de niño herido.
Durante todo el camino conduje y seguí las indicaciones de Kyle para llegar al restaurante.  El no hablo y yo tampoco, no queríamos echarle más leña al fuego.
Cuando llegamos deje que ballet parking estacionara mi auto luego de poner ojitos tiernos al ver que no acercábamos, pero al ver que yo me bajaba y que era que conducía el auto no pudo mostrar su expresión y los hombres que estaba alrededor mio también tenían esa misma expresión y Kyle esta fulminando a cualquier hombre con los ojos.
Me tomo por el codo y me levo al restaurante mas fino de ese lugar.
Entramos con mucha elegancia y sin que Kyle me soltara el codo.
El restaurante no era un restaurante de pacotilla y mediocre, si no de calce alta y muy refinado. Jamás había asistido a un lugar así desde que vivía en España. La última vez que estuve en un lugar así fue con Paris.
Esos recuerdo no vinieron a mi mente ya que solo me dedique a observar al anfitrión francés que estaba delante de nosotros. Tenía un traje de etiqueta y parecía un pingüino, tenia bigote que resultaba cómico en su rostro. Este sostenía un libro del cual tenia todas las reservaciones.
El asentó le daba aire de grandeza y superioridad que yo detectaba en algunos españoles, pero este no era español.
-¿Tiene reservación?-pregunto rápidamente mirándome de arriba a bajo.
-Si-respondido Kyle sin dejarme de apretar el codo. – estoy aquí para la cena de Nicholai Prince.
El francés lo miro con una mirada extraña antes de buscar dicho nombre en el libro que tenia el en sus manos.
El seños Prince no ha llegado, pero puedo dejar que lo esperen en la mesa-dijo cerrando el libro y mírame con atención.
-Pues lo esperamos en la mesa-dijo Kyle fríamente molesto por las miradas de aquel hombre, yo en cambio estaba callada evitando las ganas de gritar de dolor.
El mesero nos dirijo  a nuestra mesa sin dejar de sonreír descaradamente.
Kyle me soltó y me brazo volvió a tomar circulación, pero me dolía mucho.
-Me permite dame- me dijo el hombre en su legua natal y yo lo comprendí.
Como no comprenderlo si durante la universidad cogí varios cursos de legua como Francés, Italiano y Portugués.
El hombre hecho la silla asía atrás y me senté para luego el acomodarla a mi gusto.
Kyle estaba lívido al punto de explotar, pero aun así no dijo nada, el hombre que ni siquiera sabíamos el nombre y que me devoraba con la mirada se fue.
El comedor era hermoso y más bello de lo que había soñado. Había una terraza y las puertas de cristales estaban abiertas y permitían el pase del aire durante esa época de verano. En un momento sentí que estaba en mi fiesta de Graduación con persona ajena a mis problemas y vida.
Me quede observando cada detalle y me impresionaba mas.
Había mucha gente más refinada que yo, aunque Kyle podía hacerse pasar por el hijo de un banquero Kyle.
Mi mente vagó mas haya de mis límites de control, mas haya de mis problemas. Kyle era rico o su hermano era un narcotraficante. Porque aquel lugar era muy costos para entrar plácidamente como yo había entrado.
-¿Que desean tomar?-pregunto un mesero.
Yo di un brinquito asustada ya que nadie lo había notado. El francesito  había mandado en su ausencia  a un chico de apenas veinte años del cual era español. Este me miraba con nerviosismo y a leguas note que era virgen el pobrecito.
-Yo quiero champan-  dijo Kyle y yo pedí lo mismo.
Luego de anotar los pedidos se fue de nuestra mesa.
-¿Estas bien?-pregunto Kyle.
-No-dije molesta y sintiéndome nerviosa.
-¿Porque?-pregunto frustrado.
-¿Eres rico o vendes coca?-pregunte sin alzar la voz.
Kyle rio con ganas.
-Sophia soy rico, pero no me gusta vender la coca- me respondió con escaro.- soy heredero de una empresa multimillonaria de moda.
Puse los ojos en blanco.
-Y yo vendo piña- le dije molesta.
-Tal vez-dijo y lo mire con odio.- ¿que?
-¿Porque jamás lo dijiste?-inquirí ofendida.
-Nunca lo preguntaste- me espeto y me quede cayada ya que era verdad.
Solté un bufido.
-¿Esta molesta?-pregunto sabiendo la respuesta.
-¿Que tu crees?-pregunte alzando la ceja y cruzándome de brazos.
-Jamás se lo que haces o piensas- replico.
Me encogí de hombros y lo ignore.
El chico nos trajo las champan y me la bebí de un sorbo.
-Voy a tomar aire- le indique. Me puse de pie tomando mi bolso y salí de ese lugar.
Camine con elegancia y confiada de que no me caería al suelo y pude distinguir que algunos hombres me miraban con deseo. Eso causo una sensación de superioridad que había nacido en mí durante años.
Amaba sentirme deseada y al mismo tiempo usar mis atributos encontrar los deseos de los hombres, aprendí que los hombres eran fácil de dominar, incluso Kyle lo era hasta hace varios minutos.
Kyle Prince era mi amante nos conocíamos desde la universidad y jamás tuvimos un romance hasta hace varios meses, pero de ahí a querer algo mas con él era imposible. Le tenia cariño, respeto y quizás pena, pero de amarlo y tener una relación seria imposible y contradictorio.
Me fui a la terraza y me senté en una banca que había en ese lugar.
Estaba sola.
Sake un cigarrillo lo coloque en mis labios y lo encendí mientras inhalaba despreocupadamente.
Después de fumar aquel cigarrillo lo mira con deseo.
-Te amo-le dije al cigarrillo y sorteé una bocado de aire antes de acéramelo a los labios. Inhale lentamente y sentí el calor entrar dentro de mi vías respiratorias y por unos segundo entraron a mi pulmones.
Exhale la última inhalación de cigarrillo y lo apague en el banquito. Lo arroje  lejos de mi y volví a nuestra mesa del cual estaba vacía. Mire a lo lejos y vi a Kyle embreándose y buscándome con la mirada.
Me senté y comencé a retocarme los labios.
Mi estomago volvió a sentirse raro y recordé que así mismo esta yo cuando estaba en la mesa del 12-1.
Nuevamente sentí miradas sobre mí y no le di importancia.
-¿Usted esta sola?-me pregunto una voz totalmente caballerosa y seductora.
Alce los ojos y por un segundo sentí que me moría al ver al hombre que tenia delante de mi.
El tenia los ojos verde, cabello castaño y corto para mi disgusto, su cabello esta peinado hacia atrás, tenia una musculatura impresiónate y su rostro era hermoso como un dios, pero mostraba cansancio. Tenía un aspecto de estar agotado, por sus ojeras delatadoras.
Paris estaba ahí, delante de mí con una cara de despreocupación absoluta.
Negué con la cabeza sin saber porque lo hacia, mi corazón volvió a latir al ver lo ahí como un dios guapo y seductor. Mí mente se había desconectado de mi cuerpo y yo no sabia que decir.
-¿Tu eres la novia de mi hermano?-pregunto parís ofreciéndome su mano y tomando la mía seductoramente como había hecho asía años. Negué con la cabeza y me sentí mareada al escuchar que los dos eran hermano.
Yo me había acostado con los hermanos Prince y ninguno lo sabía.
-No caballero- susurre recuperándome levemente.- ¿quien eres?-pregunte fingiendo curiosidad.
-Nicholai Prince, hermano mayor de Kyle y ¿tu eres?-pregunto con normalidad.
Supo algo que le parecía tonto. Tal vez Paris era hermano de Kyle, pero este no la reconocía.
-Sophia Carrión- susurre aun pasmada y sabia que la noche no seria bonita ni de color de rosa.
-Esto tenia que ser una broma de la vida- masculle en mi mente.
-No tienes idea mujer-susurro la vocecilla en mi cabeza.

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