Las bromas de la vida
Yo estaba en el bosque más hermoso,
perfecto y colorido de mi vida, pero ya sabía que no había nada normal de ese
lugar. El bosque tenia arboles tronzos, coloridos y de diferentes clases.
Algunos resultaban familiares y otros exóticos. En medio de ese bosque había un
bellísimo lago, en donde saltaban peses sin cesar.
Camine con ansia y emoción al lago,
mire con concentración a los peces que abundaba en ese ecosistema. Sentí las
ganas de meter los pies al agua, pero el miedo me invadió ya que no sabría que
otros animales estaban ahí. Aun así me senté en la orilla esperando que algo mágico
sucediera sin meter mis pies.
Todo resultaba lo que yo mas deseaba, tranquilidad
y silencio, para mis ojos todo se veía
anormal, pero para mi gusto perfecto.
Nadie estaba en ese lugar excepto yo,
la soledad me resultaba bella y agradable en el tiempo que estaba en el Paraíso
y vi muchas clases de animales, especialmente mis favoritos, elefantes, lobos,
mariposas, muchas clases de aves. De vez en cuando los defines nadaban y me
mojaban cuando pasaban a mi lado, me sentía en la gloria, no sentía preocupación,
molestia, enoja ni culpa son tranquilidad y sosiego.
-Hola- me saludo una voz bella casi
celestial.
Me voltee y vi a parís bello como un
dios.
Estaba desnudo y pude notar que yo
también lo estaba. Sus musculatura sobresaltaba de forma celestial y olímpica,
podía hacerse pasar por una ángel si este no lo era en este paraíso.
-hola- lo saludes con tal naturalidad
que me sorprendió.
-¿Estoy muerta?-pregunte curiosa de la
idea.
-No-respondió con una sonrisa.
-¿Y tu estas vivo?-pregunte algo
preocupada.
-Si-dijo y ambos sonreímos.
Suspire y lo mire con curiosidad.
-¿Qué haces aquí tan sola?- pregunto
curioso.
-Pensando- le respondí y él se sentó a
mi lado.-pienso en lo mucho que me resulta hermoso este bosque.
- Para mi es perfecto- Me dijo con una
sonrisa en el rostro.
Sentí un escalofrió y me sentí triste
por primera vez, muchos recuerdos me invadieron, recuerdo que yo deseaba
olvidar y enterrar entre mis neuronas.
-También- comencé y mi voz se
escuchaba melancólica.-, pienso en lo mucho que te extraño, lo mucho que desee
tenerte y lo mas importante que jamás supiste de William Paris.
El arqueo una ceja curioso y
preocupado.
-Durante tanto tiempo, vienes a darte
cuenta ahora- dijo fingiendo enojo-¿Por qué?
-Por que ya no puedo mas-respondí
finalmente y sin poder mentirle una vez mas.- el respirar tu ausencia me mata.
A pesar de mis logros, metas y hazañas sigo pensando en ti. No importa a quien
yo me entregue singo pensando en ti-le dije y mira a sus ojos vedes como
aceitunas y supe que todo lo que quería oír aun no salía de mi boca.
Nuestras almas deseaban más.
Sus ojos me torturaron y me quemaron
la piel ya que no podía dejar de observar mi rostro y gesto.
-TE AMO-dije desesperada por su
silencio.
-Yo también tea amo, mas de lo que tú
piensas- me afirmo seguro de cada palabra- y te amare por siempre.- se acercó a
mí y me beso con suavidad los labios.
Cuando se alejó de mi rostro me
pregunto con una voz seductoras y con ojos deseando más de mí.
-¿Quien es William París?-
Baje la mirada triste por que yo sabía
esa cruel respuesta.
Suspire y acumule todo el valor que
tenia en ese paraíso.
-Era nuestro hijo- respondí y mis
manos recorrieron mi vientre.
París no se alejó de mi al contrario
me aprisiono entre sus brazos y me beso el cabello con ternura.
-¿Era?- Pregunto confundido.
-Murió al nacer- respondí y unas lágrimas
pesadas cayeron sobre su cuerpo desnudo.- lo amaba mas que mi propia vida.
Tenia mis mejillas y tenias algo ene le que me recordaba a ti. Era perfecto,
cuando lo tenia en mi vientre le gustaba
que le leyera, me pateaba cuando me emocionaba y cuando estaba triste se
acomodaba al lado de mi riñón dándome valor.
“si estuviera vivo tendría 10 años,
seria un rompe corazones como su papa y seria tan brillante como…
Como su linda mama- me interrumpió
París.
Asentí mientras mis lágrimas mojaban
el hombro de mi amado.
Te amo mucho-volvía a decirle.
-Lo se cariño y ya no te atormente.-
me aconsejo- el esta en un mejor lugar.
-¿Tu crees?-pregunte dudosa.
-Si-me confirmo.
-Lo prometes-demande con oz chillona.
Lo prometo amor mio- me prometió y se a
aparto de mi para que le viera el rostro.- William era nuestro amor en carne y
hueso- me susurro con sinceridad- yo lo hubiera amado también. Mejor dicho lo
amo ahora que sé que tuve un hijo con la mujer que amo.
Los ojos verdes de Paris salían una lágrimas
cristalinas que caían y recorría sus rostro hasta caer al suelo.
-Te amo…-dijo mi verdadero nombre.
Le sonreí y lo bese con ternura.
-¿Como el sabia tu verdadero
nombre?-pregunto la vocecilla de mi cabeza y la ignore.
-Te amo aunque no se tu nombre- le
dije abochornada.
-Muy pronto lo sabrás mi lobita-dijo acariciando
mi verdadero cabello rebelde.
París se apartó de mí y metió la mano
dentro del lago. Cuando la saco en su mano había una flor más bella del mundo.
Flor Cataleya.
Lo mire frustrada y este me la coloco
en el cabello acomodándola con la oreja.
-Esta flor eres tu mi amor, rebelde,
sensible y hermosa.
Volvió a acomodarse a mi lado y me
volvió a besar con ternura. Nos besamos por mucho tiempo, nuestros cuerpo
estaban desnudo y mi cuerpo y el de él deseaban mas.
Yo lo deseaba como nunca había deseado
respirar, él se acomodó en sima de mí y
siguió besando y cuando pensé obtener lo que deseaba…
-RING…RING…RING…- sonó mi maldito
condenado celular.
Yo había despertado de ese
aparentemente sueño el primer sueño que tenia en décadas y alguien me llamaba para
interrumpirlo.
Lo tome el celular de la mesita de
noche sin poder abrir bien los ojos y sin hacer un esfuerzo de mirar el número
que me llamaba.
-Hola- salud una voz ronca y cansada.
-Buenas noches, se encuentra la
señorita Carrión.
-¿Quien pregunta por ella?- demande
soltando un bostezo.
-Es Carolyn-anuncio la chica soltando
una risita nerviosa como si le encantara despertarme a la tres de la madrugada.
Abrí los ojos y pude notar que estaba
sola.
Todas las imagines carnales que tuve
con Kyle me traspasaron en un segundo.
-¿Cómo esta pregunte?-intentando no
parecer molesta.
-¡Bien contenta!- me contesto la chica
entusiasmada- ¿y tú?
-Bien- dije finalmente-¿porque esta
tan entusiasta?- pregunte y me incorpore de la cama.
Por el silencio pude deducir que había
puesto ojos de felinos por mi falta de emoción.
-Estoy embarazada-respondió con voz
chillona y alegre.
-¡Felicidades!-exclame poniendo el
mismo entusiasmo que mi mejor amiga.
Gracias-agradeció al ver que yo había reaccionado
feliz como ella. También pude notar lo abochornada que se ponía- no ha tomado
de sorpresa, pero voy hacer mama.
-¿Cuanto tiempo tienes?-pregunte y recorrí
mi habitación buscando mi toalla.
Mire el reloj y sentí ganas de
gritarle a Cary.
-2 meses- respondió.
-¿Kyo?-pregunte por mi cuñado.
-Esta algo nervioso, pero eufórico- me
dijo y amabas no imaginamos la reacción de chico, bueno hombre.
-Me alegro por ti-dije con
sinceridad.- ¿como están todos por haya?- pregunte curiosa.
-Todos estamos bien, pero…-se cayó
algo nerviosa.
-¿Pero que?- pregunte con
preocupación.
Escuche que suspiraba la mujer
embarazada.
-París vino hace cinco días a
visitarme y estaba distinto, bueno sigue siendo…- la chica no sabia que decir o
cual palabra articular.
-Guapo- respondí y ella hizo un ruido
de afirmación.
-pero no es mismo, es mas serio y
maduro, pero aun sigue buscándote.- explico mi amiga.
-¿Como lo sabes?- pregunte curiosa y
tomando la toalla del suelo.
-Kyo le pregunto y este le dijo que si-
dijo Cary.- también visito a Chalayra y fue muy amable con ella y también le
pregunto lo mismo. Ambas negamos saber algo de ti, pero a mi me dejo un sobre.
Me dijo que te lo entregara si algún día sabia de ti.
-Oh- fue lo único que pude decir.
-Ya te envié el sombre y hice que te
lo mandaran antes de esta semana.- me indico la chica.
-Gracias-agradecí.
-No es por nada, pero Paris no a
perdido las esperanza y que tarde temprano te encontrara y que nos descansara
hasta encontrarte.-dijo y yo sentí un escalofrió- una década y el hombre no se
olvida de ti, él le gano a Romeo.
-Romeo se hace de rogar- le recordé y
ambas reímos.
-Vi a la hija de Romeo, Alexandra y es
hermosa, pero tiene es orgullo prepotente que nuestro amigo- me dijo Carolyn.-
se llevaría bien contigo- me indico y solté un bufido.
-¿Viste a Isabella?-pregunte cambiando
el tema.
-No y me alegra no ver esa maldita
golfa…- comenzó a insultar a la prima de parís.
-Ella no es una golfa…-la interrumpí
molesta por la actitud de mi amiga.
-¡Que tu sepa!-exclamo.
Me encogí de hombros.
Eso pensé- me dijo mi amiga fríamente.
No dije nada y ella continuo.
-Cuando te fuiste, parecía estar en el
paraíso y la muy puerca no dejaba de sonreírle a Paris y a todos su felicidad.
Fue ella la que indujo a Paris alcohol y gracias a dios este salió a flote
gracias a ayuda profesional.- escupió cada palabra contra Isabella y ya había
escuchado eso años atrás ya aun no creía lo que decía mi amiga.
-¡Carolyn!-exclame cansada de los ata que a la prima de mi amado.
Si-dijo esta de repente.
-Me tengo que ir, tengo que dormir
mañana tengo trabajo- le explique soltando un gran bostezo.-cuídate, mándale
saludo a los demás y adiós.
-Te dejo loba, adiós- se despidió y
colgó.
Tire el teléfono en mi cama.
Me dirigí a mi baño deseando un baño
que me pudiera borrar las carisias de Kyle. Me di una ducha de agua caliente
para calmar mis ansias y mis pensamientos sobre aquel sueño extraño que había
tenido. Seria imposible encontrarme con parís a estas alturas cuando ya no éramos
los mismos de antes o que yo me encontrara con el. Las heridas entre nosotros
eran muy grandes para ser sanadas.
Después de vestirme apropiadamente y
preparar mi maleta del trabajo.
Vi que eran las 4:39 am y aun el son
no salía y que tenia tiempo de sobra.
Así que decidí cambiar la sabanas de
mi cama, no me apetecía sentir el sudor y todo el resultado de una loca
aventura con Kyle en mi cama. Retire la sabanas con asco y las lleve a la lavandería. Tome una sabanas limpias y
me fui a mi cuarto.
Puse dos sabanas de color lila pálido
en mi cama y coloque una corcha negra
con trazos de hojas lila pálido. Acomode las almohadas negras y en medio de la
cama puse a mi muñeca de la infancia Nana. Era lo único que me recordaba a mi
hogar y mi vida antes de Romeo y Paris.
Tenerla me asía sentir segura y
estable.
Después de dejar mi habitación limpia,
me fui a mi trabajo. Como era de esperarse había un tapón descomunal, pero me
tome mi tiempo ya mi nuevo auto merecí que lo dedicara tiempo. Me lo había regalo
yo misma así varios día, el Audi negro resaltaba entre todos los autos
europeos, era el único auto que estaba americanizado. Yo tenía la radio
encendida y escuchaba la orejan de Van Gogh y tarareaba mi parte favorita:
Por eso esperaba con la carita empapada
A que llegaras con rosas, con mil
rosas para mí,
Porque ya sabes que me encantan esas
cosas
Que no importa si es muy tonto, soy
así.
Luego de salir del tapón matutino estacione mí
vehículo en mi área indicada con letrero que decía:
Dra. S.M. Carrión
Me baje del auto con mi maleta en la
mano y me dirigí al hospital. Mientras entre me cruce con varios compañeros,
los cuales le hice seña con la cabeza ya que no me apetecía hablar con nadie. Seguí
caminando hasta llegar al a sensor, espere varios minutos y unas puertas
plateadas se abrieran.
Suspire preparándome para lo que me
venia encima y controlaba mi miedo, ese miedo infantil que aun estaba dentro de
mi y no se iría nunca.
Desde que tenia memoria odiaba subirme
o bajarme de los a sensor ya que una vez cuando yo era pequeña, el hermano de
Romeo nos había enserado a los dos en un a sensor cuando presiono el botón d STOP y comenzó a
brincar, para mi desgracia estuvimos una hora hasta que llego el ingeniero a
sacarnos de ahí. Luego de eso no le tuve confianza y por ende deje de hablarle,
después de la situación entre nuestro padres jamás volví a verle, aunque de vez
en cuando soltaba un bufido cuando veía una fotografía en el periódico.
Subí al a sensor y cuando se disponía cerrar del cual estaba vacío…
-Detenlo- me grito una voz masculina.
Detuve el a sensor y mi colega entro.
-¿A que pisos vas?-me pregunto el
doctor.
-Quinto- dije. Él lo marco y después
marco el octavo piso.
Era un hombre alto de ojos grises, de
piel pálida con un rostro hermoso, pero su único defecto según mis gusto eran
sus grande orejas. Era un excelente Ginecólogo y era uno de los pocos doctores
que yo le brindaba confianza por su forma de ser y su forma de tratar a los
paciente.
De vez en cuando coincidíamos para ir
a beber con otros colegas o para discutir en contra de su medio hermano el
Doctor Vázquez del cual no me caía bien y no lo toleraba.
-Buenos días Carrión-saludo
amablemente.
-Buenos días Algarín- le devolví el
saludo y el a sensor se cerro. Me quede en la esquina mirando al suelo y
sintiendo abejas en el estomago a causa de los nervios.
El a sensor subía primer y luego
segundo piso.
-¿Mal día?- pregunto al verme así.
-Mala noche y odio estos condenados a
sensor-explique molesta.
El a sensor subió al tercer piso.
-Todos odiamos algo-me susurro y se
rasco al cabeza.- yo odio que me ignoren y lo hacen.
Iván Algarín parecía molesto y
preocupado.
-¿Quien te ignora?-pregunte fingiendo
curiosidad.
- mi “no” novia-dijo haciendo guiñitos
con los dedos.- ella no me pela, pero cuando no le pela nadie me busca. Llevamos
meses juntos y no quiere formalizar la relación.
-Oh- solamente dije.
El a sensor subió al cuarto piso.
-¿Que tal te va con Prince?-pregunto
cambiando el tema de repente y yo lo mire con puro odio.
-¿Que hay con el?- pregunte fríamente
y aquel hombre supo que había metido la pata.- yo creo que no hay nada que yo
pueda decirte de el por que no soy su pinche secretaria.
-Pero eres su novia-susurro bajito y
yo lo escuche.
-No lo soy y no lo seré. Si vuelve a
preguntármelo te asesino en tu quirófano- dije perdiendo la compostura.
El a sensor se abrió y me baje en el
quinto piso.
-Adiós Sophia- se despido mi colega y
yo le di la espalda sin devolverle ni tanta siquiera el saludo.
-¡Yo novia de Kyle Prince!- Exclame en
mi mente.
-¡Jamás!-grito la vocecilla
de mi conciencia del cual estaba de mi lado por primera vez en el día.
Seguí caminado hasta
que alguien me detuvo con mi falso nombre.
-Carrión- me voltee
y calle mis pensamientos.
Bartolomeo Pérez
estaba buscándome con un periódico en la mano y un Capuchino caliente con
cuatro sobres de azúcar para mi gusto.
El hombre de 27 años
me buscaba con emoción, yo lo detestaba no por que fuera mi residente, si no su
afán de llevarme la contraria. Tenía los ojos azules, era rubio, tenía la misma
estatura que yo y tenia la nariz larguirucha y el cabello largo. Para su tanta
desagracia y ser el único sabelotodo (después de mi) en el hospital era feo
para la mayoría de las profesionales de salud.
-¿Que hay en el día?-pregunte
sin decirle el mínimo hola.
-Una operación
simple y 25 evaluación de pacientes cardiovasculares.-respondió con emoción
para mi fastidio.
Tome el café y le
entregue mi maleta.
-¿Quienes son de
prioridad?- pregunte con autoridad y comenzamos a llegar a mi oficina.
-El E24, E22 y E25-
me respondió y me entrego el periódico.
Llegamos delante de
una puerta con unas letra plateadas que sobresaltaban.
Jefa de Cardiología
Dra. S.M. Carrión.
Abrí la puerta y entre a mi elegante oficina y
me senté en mi asiento.
Pérez coloco mis cosas en mi
escritorios, salió de la oficina y me entrego un papeleo para que yo leyera.
-¿Algo más?-pregunto deseando que lo mandara
la guerra aunque fuera por diversión.
-Quiero que evalúes a lo pacientes del
E1 hasta el E15- le ordene y este asintió.
Después que salió de mi oficina sentí
paz por primera vez después de haberme bajado del maldito a sensor.
El resto del día fue normal para mí, hice
todas mis labores como doctora, después de evaluar a todos mis pacientes y verla que era la 11:09 decidí a comenzar las
gestiones para la operación.
Evalué a mi paciente E22 con atención
y después de explicarle por enésima vez los procedimientos y sus dudas me fui a
hacer el papeleo. Después de hacer el papeleo, me dirigí al quirófano en donde comencé
a lavarme las manos…
-Hola Carrión –me saludo mi amante con
descaro a entrar donde yo estaba.
Lo miren fríamente y este se echo a reír.
-No tengo que adivinar que estas tan
coqueto por que Algarín te dijo lo que ocurrió esta mañana- le espete
fríamente.
El volvió a reír.
-¿Que es gracioso?- pregunte mientras
me restregaba las mano con un cepillo no contaminado.
-La forma en como reacciona por una siempre
pregunta- me explico.
-No soy nada tuyo- le dije y sentí que
me despellejaba la piel si seguí restregándome con fuerza.
-¿Aja?-pregunto alzando la ceja.
-¿Aja que?- pregunte sin comprender su
sarcasmo.
-Anoche no me dijiste lo contrario- me
recordó y se acercó a mí. Nosotros éramos los únicos.
Me tomo el rostro y me beso los labios
con ternura y olvide por que estaba enojado con el.
-No soy tu novia-dije y sonreí para
complacerle sabiendo que era verdad lo que decía.
La carne es débil y quien soy yo para
ser jugada por el hecho me revolqué con Kyle, pero no era razón para amararme a
él.
-Me conformo con esto- me volvió a
besar y deje caer el jabón en el fregadero. Se aparo de mí y me pregunto con
descaro-¿quieres que te asista?
Asentí sin comprender la pregunta ya
que yo había comprendí ¿verdad que te excita?
Luego de un rato el personal comenzó a
entrar y dejamos de ser unos adolecentes si no profesionales.
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-¿Ya estas lista?-pregunto Kyle por decimoctava
vez.
-No-grite desde el baño.
Me estaba arreglando para ir a ver al
dichoso hermano de Kyle Paris. Tenía puesto un vestido negro pegado a mi cuerpo
resaltando mis caderas y mi tetas de ex mama. Mi cabello estaba hermoso y lacio
y pude notar como las entradas comenzaba hacer cabello negro.
Cada dos semanas teñía mi cabello para
que nadie notara que no era pelirroja natural, yo siempre tenía que estar
comprando lentes de contactos para no estar usando los mismo constantemente. Mi piel seguía siento joven, para muchos yo
aun lucia como una chica de 23 años, lo curioso que para mi edad aun no me
había hecho un tatuaje y deseaba hacérmelo pronto.
Me mira mi rostro hermoso y maquillado
y le di una mirada de seriedad, pude notar que las ojera estaba bien ocultas
por el maquillaje y que aun seguía siendo Carrión.
Yo tenía un calzado de unos tacones
que jamás en mi vida pensé comprar, pero luego de perderle el miedo adquirí una
adquisición bellísima de zapatos con tacón alto. Me joyería era sencilla, pero resaltaba
mucho.
Suspire y seguí viendo la chica del
espejo y supe que esa no era Julieta, ni si quiera la verdadera yo.
Aparte la vista del espejo y Salí del
baño, tome mi bolso y me fui a donde estaba mi amante.
El al verme se quedo helado y sin el
habla.
-¡Carrión jamás te había visto así en
mi vida!- exclamo recuperando el habla viendo que el traje quedaba mas arriba
de mis muslo.
-Nunca salimos-le dije ya que era
verdad la vida en el hospital me quitaba tiempo y vida.
-Te sacare más seguido- me indico.
Salimos de mi casa y cerré con llave.
No pude evitar soltar una risita
tonta.
Se acercó a mí y me beso la mejilla,
me susurro en el odio.
-Me encantaría romper esa tela y ver
lo que tienes que me vuelve loco-mi piel se erizo y el noto que yo me entremesi.-
¿porque no quieres ser mi novia?- pregunto de la nada y me aparte de él.
Mi estomago dio un brinco y comencé a
sentir nauseas por culpa de este imbécil.
-PORQUE NO-le grite molesta y
poniéndome a la defensiva.
Kyle no se rindió y se acercó a mí.
-¿No me quieres?-pregunto.
Medite las palabras y dije la verdad.
-No-
-No te creo- me susurro y el chico me
recordó a Paris.
-Cree lo que quiera-
Se encogió de hombros.
-No voy a seguir discutiendo contigo y
dame un segundo que voy para el baño- me indico y me beso los labio quitándome
lo que me quedaba de maquillaje .después de irse me dejo sola, pero no por
mucho tiempo.
-Tock…Tock...Tock...-tocaba alguien en
la puerta.
Me dirigí a ella molesta preguntándome
que diablo pasaba por la mente de Prince.
-Buenas noches, ¿se encuentra…- saludo el cartero y lo que
escuche fue mi verdadero nombre y me sentí ida.
Llevaba tiempo que nadie me llamaba así
y eso me dolió en el fondo de mi corazón.
-si-dije volviendo en si.
-Tengo esto para usted- me explico
dándome un sobre café y grande, por lo que pude notar pesando.
Lo tome y supe que realmente pesaba demasiado.
-Puede firmar aquí-me indico el hombre
dándome a firmar una hoja de papel. Por un segundo firmo como Sophia Marie Carrión,
pero si por mi verdadero nombre.
Que tenga una linda noche me dijo el
cartero y me dejo sola. Vi el sobre que decía:
De:
Paris
Para:
su amada…
Pude notar que la letra era de
Carolyn.
-¿Que pasa?-pregunto Kyle al verme pálida
mas de lo habitual.
-Nada-negué y sonreí hipócritamente.
-¿Que es eso?-pregunto curioso.
-Unos resultados de una investigación científica
de un colega de Estados unidos.-le dije mi mentira fingiendo que era la verdad.
- déjame guardar esto y te espero
afuera.- le dije.
Este asintió con desconfianza y se fue
afuera de la casa.
Fui corriendo a mi cuarto casi me
caigo en las escalera y deposite el sobre debajo del colchón de mi cama.
Acomode la sabanas para que nadie notara el cambio y volvía a donde estaba Kyle
con mi bolso en la mano.
Cerré con seguro la puerta principal y
vi a Kyle Prince guapo como un mortal con traje de etiqueta y con una cara de
preocupación.
-No sigas mirando así a la luna que me
la maltratas-le dije y este sonrió.
-La luna es lo más hermoso que he
visto- me dijo y se me sintió ofendida.
Recordé que Paris me había dicho un
cumplido con es comentario de la luna.
-Yo conduzco-dijo emocionado al ver mi
auto.
-No-le dije rápidamente-ese bebe es
mio y quiero conducirlo ahora, de regreso conduces tu- le dije al ver su expresión
de niño herido.
Durante todo el camino conduje y seguí
las indicaciones de Kyle para llegar al restaurante. El no hablo y yo tampoco, no queríamos echarle
más leña al fuego.
Cuando llegamos deje que ballet
parking estacionara mi auto luego de poner ojitos tiernos al ver que no acercábamos,
pero al ver que yo me bajaba y que era que conducía el auto no pudo mostrar su expresión
y los hombres que estaba alrededor mio también tenían esa misma expresión y
Kyle esta fulminando a cualquier hombre con los ojos.
Me tomo por el codo y me levo al
restaurante mas fino de ese lugar.
Entramos con mucha elegancia y sin que
Kyle me soltara el codo.
El restaurante no era un restaurante
de pacotilla y mediocre, si no de calce alta y muy refinado. Jamás había
asistido a un lugar así desde que vivía en España. La última vez que estuve en
un lugar así fue con Paris.
Esos recuerdo no vinieron a mi mente
ya que solo me dedique a observar al anfitrión francés que estaba delante de
nosotros. Tenía un traje de etiqueta y parecía un pingüino, tenia bigote que
resultaba cómico en su rostro. Este sostenía un libro del cual tenia todas las
reservaciones.
El asentó le daba aire de grandeza y
superioridad que yo detectaba en algunos españoles, pero este no era español.
-¿Tiene reservación?-pregunto
rápidamente mirándome de arriba a bajo.
-Si-respondido Kyle sin dejarme de
apretar el codo. – estoy aquí para la cena de Nicholai Prince.
El francés lo miro con una mirada extraña
antes de buscar dicho nombre en el libro que tenia el en sus manos.
El seños Prince no ha llegado, pero
puedo dejar que lo esperen en la mesa-dijo cerrando el libro y mírame con
atención.
-Pues lo esperamos en la mesa-dijo
Kyle fríamente molesto por las miradas de aquel hombre, yo en cambio estaba
callada evitando las ganas de gritar de dolor.
El mesero nos dirijo a nuestra mesa sin dejar de sonreír descaradamente.
Kyle me soltó y me brazo volvió a
tomar circulación, pero me dolía mucho.
-Me permite dame- me dijo el hombre en
su legua natal y yo lo comprendí.
Como no comprenderlo si durante la
universidad cogí varios cursos de legua como Francés, Italiano y Portugués.
El hombre hecho la silla asía atrás y
me senté para luego el acomodarla a mi gusto.
Kyle estaba lívido al punto de
explotar, pero aun así no dijo nada, el hombre que ni siquiera sabíamos el
nombre y que me devoraba con la mirada se fue.
El comedor era hermoso y más bello de
lo que había soñado. Había una terraza y las puertas de cristales estaban abiertas
y permitían el pase del aire durante esa época de verano. En un momento sentí
que estaba en mi fiesta de Graduación con persona ajena a mis problemas y vida.
Me quede observando cada detalle y me
impresionaba mas.
Había mucha gente más refinada que yo,
aunque Kyle podía hacerse pasar por el hijo de un banquero Kyle.
Mi mente vagó mas haya de mis límites
de control, mas haya de mis problemas. Kyle era rico o su hermano era un
narcotraficante. Porque aquel lugar era muy costos para entrar plácidamente
como yo había entrado.
-¿Que desean tomar?-pregunto un
mesero.
Yo di un brinquito asustada ya que
nadie lo había notado. El francesito
había mandado en su ausencia a un
chico de apenas veinte años del cual era español. Este me miraba con nerviosismo
y a leguas note que era virgen el pobrecito.
-Yo quiero champan- dijo Kyle y yo pedí lo mismo.
Luego de anotar los pedidos se fue de
nuestra mesa.
-¿Estas bien?-pregunto Kyle.
-No-dije molesta y sintiéndome
nerviosa.
-¿Porque?-pregunto frustrado.
-¿Eres rico o vendes coca?-pregunte
sin alzar la voz.
Kyle rio con ganas.
-Sophia soy rico, pero no me gusta vender
la coca- me respondió con escaro.- soy heredero de una empresa multimillonaria
de moda.
Puse los ojos en blanco.
-Y yo vendo piña- le dije molesta.
-Tal vez-dijo y lo mire con odio.- ¿que?
-¿Porque jamás lo dijiste?-inquirí
ofendida.
-Nunca lo preguntaste- me espeto y me
quede cayada ya que era verdad.
Solté un bufido.
-¿Esta molesta?-pregunto sabiendo la
respuesta.
-¿Que tu crees?-pregunte alzando la
ceja y cruzándome de brazos.
-Jamás se lo que haces o piensas-
replico.
Me encogí de hombros y lo ignore.
El chico nos trajo las champan y me la
bebí de un sorbo.
-Voy a tomar aire- le indique. Me puse
de pie tomando mi bolso y salí de ese lugar.
Camine con elegancia y confiada de que
no me caería al suelo y pude distinguir que algunos hombres me miraban con
deseo. Eso causo una sensación de superioridad que había nacido en mí durante
años.
Amaba sentirme deseada y al mismo
tiempo usar mis atributos encontrar los deseos de los hombres, aprendí que los
hombres eran fácil de dominar, incluso Kyle lo era hasta hace varios minutos.
Kyle Prince era mi amante nos conocíamos
desde la universidad y jamás tuvimos un romance hasta hace varios meses, pero
de ahí a querer algo mas con él era imposible. Le tenia cariño, respeto y
quizás pena, pero de amarlo y tener una relación seria imposible y
contradictorio.
Me fui a la terraza y me senté en una
banca que había en ese lugar.
Estaba sola.
Sake un cigarrillo lo coloque en mis
labios y lo encendí mientras inhalaba despreocupadamente.
Después de fumar aquel cigarrillo lo
mira con deseo.
-Te amo-le dije al cigarrillo y sorteé
una bocado de aire antes de acéramelo a los labios. Inhale lentamente y sentí
el calor entrar dentro de mi vías respiratorias y por unos segundo entraron a
mi pulmones.
Exhale la última inhalación de
cigarrillo y lo apague en el banquito. Lo arroje lejos de mi y volví a nuestra mesa del cual
estaba vacía. Mire a lo lejos y vi a Kyle embreándose y buscándome con la
mirada.
Me senté y comencé a retocarme los
labios.
Mi estomago volvió a sentirse raro y
recordé que así mismo esta yo cuando estaba en la mesa del 12-1.
Nuevamente sentí miradas sobre mí y no
le di importancia.
-¿Usted esta sola?-me pregunto una voz
totalmente caballerosa y seductora.
Alce los ojos y por un segundo sentí
que me moría al ver al hombre que tenia delante de mi.
El tenia los ojos verde, cabello
castaño y corto para mi disgusto, su cabello esta peinado hacia atrás, tenia
una musculatura impresiónate y su rostro era hermoso como un dios, pero
mostraba cansancio. Tenía un aspecto de estar agotado, por sus ojeras
delatadoras.
Paris estaba ahí, delante de mí con una
cara de despreocupación absoluta.
Negué con la cabeza sin saber porque
lo hacia, mi corazón volvió a latir al ver lo ahí como un dios guapo y seductor.
Mí mente se había desconectado de mi cuerpo y yo no sabia que decir.
-¿Tu eres la novia de mi
hermano?-pregunto parís ofreciéndome su mano y tomando la mía seductoramente
como había hecho asía años. Negué con la cabeza y me sentí mareada al escuchar
que los dos eran hermano.
Yo me había acostado con los hermanos
Prince y ninguno lo sabía.
-No caballero- susurre recuperándome
levemente.- ¿quien eres?-pregunte fingiendo curiosidad.
-Nicholai Prince, hermano mayor de
Kyle y ¿tu eres?-pregunto con normalidad.
Supo algo que le parecía tonto. Tal
vez Paris era hermano de Kyle, pero este no la reconocía.
-Sophia Carrión- susurre aun pasmada y
sabia que la noche no seria bonita ni de color de rosa.
-Esto tenia que ser una broma de la
vida- masculle en mi mente.
-No tienes idea mujer-susurro la
vocecilla en mi cabeza.
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