Sophia Carrión
No supe que hacer al principio, pero
después que me fui de la pensión Flor del Mediterráneo fue a la estación de
tren más cercana y compre el primer boleto que salía a Sevilla. Sabía que no me apetecía ir a ese lugar por el
clima caluroso y por las cosas que había escuchado de ese lugar, pero aun así
estaría lejos de Barcelona.
Me senté en un asiento visualizando todo a
mí alrededor y pude notar que el día era deprimente y horrible. Desvié la mirada de la venta ya que
no quería ver como estaba el clima, luche contra mi misma para no imaginarme la
cara de Jonathan y su familia. Tampoco quise pensar quien estaba en una de mis
maletas dentro de una urna de metal.
Sentí un escalofrió al recordar a mi hijo
en la mesa de la morgue.
Para no seguir luchando contra todas mis
ansias tome mi celular nuevo y marque el número Romeo. El teléfono sonó dos veces
y alguien me respondió.
-Buenas noches- saludo mi mejor amigo,
sonreí sin querer sabiendo que eran las una de la mañana.- ¿con quien tengo el
placer de hablar?-pregunto molesto.
-Supongo que una vieja amiga de la
infancia- dije sin poder sonreír.
Romeo era mi mejor amigo, siempre lo fue
aunque yo dejara de hablarle y me sintiera herida por el casarse con Rosalinda.
También en ese momento mis sentimientos de colegiada salían a flote.
-¡Julieta!-exclamo eufórico.
-La misma que viste y calza- susurre y no
pude soltar una risita tonta.
Lo estañaba tanto y me sentí mal por su
ausencia.
-¿Donde estas?-me pregunto después de
miles de latidos.
-En una estación de tren-respondí sin
darle muchos detalles.
-Te sienta bien las vacaciones en España-
me dijo sin esperar mi sorpresa.
Había olvidado que antes de molestarme con
el yo le había notificado con felicidad mi aceptación a una de la mejor
universidad de España con beca. Olvide ese momento luego Paris llegara a mi
vida.
-Supongo que olvide ese detalle-admití-,
siempre creí que no te había dicho nada a ti con respeto a mi beca.
-Nunca pensé que se te olvidara un detalle
con respecto a nosotros.-siempre fuiste analista que yo, aunque para andar con
un mocoso como el tal Paris…
-¿Lo conoces?- pregunte interrumpiéndolo y
mire la hora, solo faltaba veinte minutos para subir al tren.
-Por desgracia, si lo conozco- me dijo.
-¿Como es posible?-inquirí curiosa.
Hace unos meses fue a casa de Carolyn
formando un desmadra buscándote y casi me peleo con el cuando supo quien era.
Me dijo un montón de cosas que no le daba créditos a mis oídos y si no fuera
por Chalayra y la desagradable prima de parís yo le hubiera partido la cara.-
me explico Romeo y supe que eso no seria verdad ya que París era mas corpulento
que Romeo, mas fuerte y mas guapo. Yo sabia que Paris hubiera ganado en esa
pelea.-aparentemente aun no acepta tu partido y supongo que yo tampoco.- me
dijo de repente.
Sentí como un balde de agua helada me caí encima
y un escalofrió corría por mi espalda.
Me ruborice y hable seriamente.
-Tu eres un hombre casado- le espete con frialdad.-,
que esperaba que cayera a tu pies como siempre lo e hecho toda mi vida. Pues
no, yo no pienso dejar que tu y Paris hagan de mi lo que quieran. Yo decidí
irme ya que no era correcto estar al lado de ustedes, sabiendo que no era buena
y sabiendo que el amor que sentía por los dos me quemaba.- le dije y él se quedó
cayado por unos segundos.
-¿Sabes que te quiero?- me pregunto.
-Si-respondí seria.-, yo también te quiero
Romeo.
-Jamás dejare de pensar el ti Mi Sussan-
me dijo con el apodo que me había puesto de cariño.- no se cuando te pueda
volver a ver, pero cuando sea un hombre libre estarás en mi brazos para
siempre.
Me corazón tuvo u leve brinco y eso fue extraño ya mi corazón
se alteraba de una forma sorpréndete por Romeo o es que mi corazón desconfiaba
de él. Supongo que era verdad por que no pude evitar susurrarle algo.
-No prometas cosas que jamás vas a
cumplir- escuche un leve silbato y supe que me tenia que ir.- me tengo que ir…
-¿Me volverás a llamar?- me pregunto mi
enemigo mortal.
-Si a tu esposa no le molesta- le dije.
-Con el humor que esta le molesta todo- me
dijo fríamente, pero no por mi comentario si no por pensar en ella.
-¿Porque?-pregunte curiosa.
-Esta embarazada- me respondió y me quede
callada.
Intente no pensar anda malo de la mujer de
Romeo y mucho menos de su bebe.
-Me alegro por ti- le felicite- serás
padre- dije intentando sonar amistosa.
-Al menos tú lo haces, yo me muero en mi
calvario. Yo siempre quise tener hijos contigo.- me dijo seriamente.
-Adiós Romeo- me despedí y no espere
escuchar su adiós y colgué.
Llame al encargado que pasaba delante de mí.
Un muchacho de unos 23 años del cual se
ruborizo al verme.
-Dígame señorita- me pregunto con amabilidad.
-Podría llevar todas estas maletas a mi
compartimiento-le pregunte ya que tenia el triple de maletas que había traído
conmigo cuando llegue a Barcelona.
Este asintió abochornado y no comprendí el
porqué.
Ambos nos dirigimos a tren.
Me subí
y me fui al a compartimiento vacío. El chico subió todas mis maletas con sumo
cuidado y sin yo apartarle la mirada del rostro. Cuando finalmente termino le
pregunte con curiosidad.
-¿Porque se ruboriza?-
El me miro detenidamente y me respondió
abochornado.
-Usted es muy guapa- dijo en susurro.
Le sonreí aunque lo hacia por lastima.
Me acerque a ese chico y lo bese con
suavidad en los labios ay que llevaba siglos que no besaba a alguien y cuando
lo hice imagine que era Paris. Al principio este no sabía que ocurría, pero
luego se dejo llevar y me dejo a cargo del beso. Cuando nos aparatamos este
me miro de forma extraña y sin poder
respirar con normalidad.
-¿Como se llama dama?-Me pregunto el
Chico.
-Sophia Carrión- respondí luego de meditar
cual seria me falso nombre.- ¿y usted?- pregunte sin dejar de sonreí.
-Gregorio León- me respondió sonrojado.
-¿Señor león, usted tiene una hoja de
papel y un lápiz?-pregunte y pude notar lo confundido que estaba por mi
pregunta.
-Un segundo- me dijo y se fue del compartimiento.
Supe que ya no debía tener miedo y
sentirme venerable ante ningún hombre ya que yo tenía el control y mi gran arma
era mi cuerpo. Luego de cinco minutos llego el chico con una hoja de papel la
cual yo tome. Escribí mi número y mi nombre.
-Por si alguna vez vas a Sevilla- le dije
entregando el papel y lápiz.
Se despidió de mí torpemente con un saludo
de manos y desapareció de mi vista.
Después de unos eternos minutos el tren salió
de la estación de tren con su pasajero abordo. Mire la naturaleza que se veía a
lo lejos de mi ventana y sonreí nuevamente por que lucharía por mí y no
pensaría en nadie más. Sabia que por primera vez Romeo no era tan importante
como ante y yo no era tan sumisa como el pretendía que yo fuera.
Viaje transcurrió sin ningún problema y
luego de llegar a Sevilla, me hospede en el primer hotel que vi y ni siquiera
vi el nombre de aquel lugar, para si no tener tristeza cuando lo abandone.
Esa noche no dormí y sabía que era
imposible hacerlo. Estuve pensando que hacer, sabia que tenía que buscar un
abogado, una casa y un oficio para no desperdiciar mi tiempo. Tuve varias ganas
de hablar con mis amigos, pero desistí y solo me deje llevar de pensamiento en
pensamiento. Pero hubo momento que note
que pensar no me hacia bien.
Me levante de la cama y tome una guía que
se encontraba en la mesita de noche. Abrí la guía buscando la sección de
abogados y encontré un nombre peculiar que me llamo la atención.
Baltazar Gautier y no sabia donde había escuchado ese nombre,
pero me brindaba confianza y seguridad. Leí su dirección y para mi gran sorpresa ese hombre tenia su
oficina dos cuadras del hotel.
Puse la guía donde estaba y me volví
acostar esperando ese infernal amanecer.
Cuando supe que ya había amanecido me bañe
y me arregle con la suma elegancia que quería resaltar de mi cuerpo. Ya mi
cuerpo había vuelto a la normalidad excepto que mis pechos seguían siendo del
tamaño maternal.
Me puse un vestido negro pegado a mi cuerpo
y unos tacones sencillos, peros llamativos. Me puse unas pantallas pequeñas y
una gargantilla plateada con una piedra esmeralda incrustada.
Me maquille de forma sencilla, pero lo
suficiente para provocar a cualquier hombre.
Tome mi bolso y me fui de mi habitación.
Camine y sentí miles de miradas en mi,
pero no me importo nada. Cuando Salí del hotel, me pare en la calle e hice un
leve movimiento con la mano y un taxi se detuvo frente a mí.
Sonreí con arrogancia, me subí a él y le
dije al taxista que me llevara al banco más cercano.
Este acepto sin decir nada mas, de vez en
cuando me lanzaba miradas y yo le sonreía sin preocuparme de las miradas de
cerdo de aquel hombre.
-Ya llegamos señorita- me dijo el puerco.
-Tenga y quédese con el cambio- le dije
mientras le daba dinero y me baje del auto.
Le sonreí al hombre y pude notar lo
decepcionado que estaba, aparénteme esperaba mas que una simple propina. Le di
la espalda y camine hacia el banco sin darle importancia a las miradas asesina
y morbosa. Cuando entre vi que en el banco no había tantos clientes y suspire
satisfecha por haber amanecido.
En la entrada habían dos hombres de los
cuales me devoraron con la mirada, pero ninguno me apetecía tener algo mas que
una simple conversación, desvié a lo lejos a una chica un poco mayor que yo y
pude notar que tampoco era de por aquí.
Me acerque a su escritorio e ignore los
comentarios de eso dos hombres,
-Buenos días- salude amablemente y pude
notar lo desocupada que estaba ya que estaba aceptando una petición social de
una pagina muy famosa en la red.
Ella me miro de una forma extraña.
-Buenos días, ¿en que le puedo servir?- me
pregunto con seriedad y me hizo seña para que me sentar en el asiento frente al
escritorio.
-Deseo hacer un retiro de una de mis
cuentas- le dije y luego de eso ambas no dedicamos a transferir mi dinero desde
de Barcelona a Sevilla y también de sacar una cantidad considerable de 25 mil
euros.
Para mi corta edad tenia suficiente dinero
ya que mis padres me había arreglado una cuenta bancaria cuando supieron de mi
beca en Europa. Después de terminar la transacción, de entregarme una chequera
nueva con mi nombre verdadero y unas tarjetas de créditos.
-Gracias por su servicio- dije y mire a mi
alrededor y vi que nadie nos miraba.-toma- dije entregándole mil euros en la
mano. Esta me miro desconcertada.
-¿Porque me da este dinero?-pregunto en
susurro.
-Por que me has tratado con amabilidad y
de ahora en adelante cada vez que venga usted me atenderá y si esta muy ocupada
esperare.- le dije y me despedí con la mano.
-Dama- me llamo.
-Si-
-¿Cual es su nombre?- me pregunto curiosa.
Sonreí
-Llámame Sophia Carrión- esta me miro de
forma extraña y le di la espalda.
Me fui de ese lugar, después de llamar un
taxi.
Me subí a él.
-¿A donde va?-pregunto sin prestarme
atención.
Le dije la dirección que había visto en la
guía y este me llevo a mi destinario.
Le pague al taxista y le di una propina mas considerable por no ser un
puerco como el otro taxista de la mañana.
Entre a al edificio con aire de grandeza.
-¿Desde cuando había tomado esa postura?-
me pregunto la vocecilla en mi cabeza y yo la ignore.
-Buenos días- me saludo una secretaria del
cual se escondía atrás de un escritorio repleto de documentos.
-Buenos días- salude y le sonríe al ver lo
abrumada que estaba.-, deseo ver al señor
Gautier.
-¿Tiene cita?-pregunto mirando una agenda.
-No-respondí.
-Martínez – llamo un hombre que había
salido de una oficina que estaba atrás del escritorio de la secretaria.
Este me miro con sorpresa y curiosidad.
-¿Quien es usted?- me pregunto e ignoro a
la secretaria.
-Una cliente- le respondí y el miro
curioso. Aparto la vista de mi y se
dirigió a su ocupada secretaria.- ¿Martínez tengo cita para ahora?-pregunto y
esta negó.-entre- me dijo y yo entre a la oficina seguida de él.
Me senté en el asiento que estaba delante
del escritorio y el me mi con curiosidad antes de sentarse.
-¿A que le debo su presencia?-inquirió
curioso.
-Necesito de sus servicios y eh sabido que
es el mejor- le dije y hombre se sonrojo.- necesito que me falsifique unos
documentos y que me ayude en unos litigios legales como la adquisición de una
casa, sobre transferencia universitaria y mi divorcio.- le dije y este me miro
asombrado cuando dije divorcio.
-¿Que edad tiene?- me pregunto
-Lo suficiente-respondí
Este me lanzo una mirada molesta y yo no
deje de sonreír.
-Yo no puedo trabajar con usted si no me
dice en que me estoy metiendo- me explico ofendido.- no se quien es usted, ¿que
haces? Y sabe quien como me pagara.
Sake el sobre de mi bolso y se lo puse en
el escritorio.
El miro con desconfianza y lo tomo.
Vi el asombro al ver la cantidad de
dinero.
-¿Como adquiero este dinero?-me pregunto.
-Un regalo de mis padres-respondí con
sinceridad y este me creyó.
-¿Porque me pide que haga todo esto?-pregunto
sin dejar de mirarla y poniendo el dinero en el escritorio.
-Porque yo me estoy escondiendo de un
viejo amante y de mi esposo, no es que mi vida corra peligro pero no quiero
seguir viviendo una vida que no me ataje- le explique con seriedad.- si le
preocupa quien soy yo, con el tiempo lo sabrá, pero por ahora le pido que
confié en mi.- le dije con seriedad y sin
mi sonrisa coqueta- pagare un salario como es debido, me estoy
hospedando en el hotel que esta a dos cuadra, quiero que ahora en adelante se
dirija a mi como Sophia Carrión, quiero que me matricule en la escuela de
medicina mas cercana y no me importa el dinero. Quiero que adquirí una casa a
mi gusto cómoda y sin de muchas amabilidad que no sea costosa no quiero llamar
la atención.
-¿Cuanto me pagara?- me pregunto el
hombre.
-Eso lo hablaremos luego- le dije.- por
ahora eso es una parte.- dije señalando el sobre.
-¿Donde se encuentra su esposo?-pregunto
curioso y volviendo a su postura analítica.
-En Barcelona-respondí y vi la cara del hombre.-
yo pagare su viaje y su estadía en ese lugar. Mi esposo cree que me llamo
Amelia Gavilán, pero no es verdad.- le dije.
-¿Cual es?-inquirió el hombre.
Alce una ceja.
-Aun no se lo voy a decir, por que solo
mis amigos aben mi verdadero nombre y para ser sincero no me gusta mi nombres
es algo odioso. Con el tiempo se lo diré, pero dígame señora Carrión.
-Esta bien señorita Carrión- dijo
finalmente después de meditarlo.
Le sonreí complacida
-¿Para cuando quieres los documentos?-
pregunto.
-La adquisición de una propiedad, lo
quiero lo antes posible y mi documentación para la próxima semana ya que
necesito identificación. La transferencia universitaria puedo esperar para el
próximo semestre y mi divorcio cuan mas rápido lo haga mejor- le indique al hombre
y este anoto todo lo que le había dicho.
-¿Cuando volverá?-me pregunto ansioso por
saber aquel hombre.
-El martes de la próxima semana-le
respondí.
Este anoto la fecha.
-¿Algo mas que quiera preguntar?-pregunte.
-Dígame su edad ya que no tendré la conciencia
limpia al saber con que mujer estoy lidiando.
-Tengo 18 años- respondí después de
pensarlo.
-Imposible-exclamo sorprendido.
-¿Porque?-pregunte curiosa por primera vez
desde que me senté.
-Es tan joven y tan madura.- explico- mi
hija tiene su misma edad y no es como usted. Tomo una fotografía que tenia
guardada en su cajón.- mire- me dijo y me entrego la fotografía
Vi a una chica rubia y juvenil, pude notar
que esa mis cara de felicidad yo jamás la había tenido en mi vida.
Es muy bonita- le dije y este agradeció
orgulloso.
Volvió a guardar la fotografía.
Pues todo esta en orden y no tengo mas
anda que decir- me dijo el hombre poniéndose de pie, yo lo imite.- si tengo
alguna duda, usted me las responderá el martes.- eso no era una pregunta, si no
una orden, asentí y sonríe coquetamente.
Me guio a la puerta y me la abrió
caballerosamente.
Pase delante de él y mejo con la
secretaria.
-Martínez anota la información de la
señorita- ordeno y esta dio un brinquito con nerviosidad.
-Carrión hasta la próxima semana- dijo y
yo le tendí la mano. El la tomo y la beso con caballerosidad.- usted me
recuerda a mi difunta esposa.- me dijo ese y yo aparte mi mano amablemente.
-Es un honor-dije con gentileza y dicho
eso hizo un gesto con la mano se metió a su oficina con una mirada frustrada.
La secretaria me pregunto mi información
básica y se la respondí. Después de salir del edificio me fui al centro
comercial. Compre toda la ropa que no había comprado desde que había estado con
mis amigas, luego fui a un salón de belleza y me teñía el cabello a rojo
natural.
Me hacia ver mas pálida y diferente. Eso
me agrado ya que no parecía una adolecente sino una mujer adulta y seria.
Antes de ir al hotel me detuve una
estética en donde compre una caja de lente contactos de color verde oscuros.
Cuando llegue al hotel ya estaba cansada y
hambrienta. Pedí que subieran mi comida a mi habitación y como solitariamente
ahí. No me apetecía entablar amistad o
conversación con otro ser humano. Después de comer me bañe con agua caliente y
satisfecha de lo que había hecho.
Esa noche dormir sin ninguna pesadilla y
no fue la única durante los siguientes años.
Estudie medicina en una excelente
universidad durante nueve años, gracias al licenciado Gautier del cual me
adopto como una hija mas tuve mi propia casa y un divorcio sin dolores de
cabeza. Viví mi vida tranquilamente durante diez años que estuve lejos de mi
hogar. Con el tiempo le conté la verdad a el desde Romeo hasta llegar a
conocerle y este me acepto sin ninguna molestia.
Volví a ver a mis padre una que otra
navidad en Francia, Alemania o Italia. Hablaba de vez en cuando con Romeo, Cari,
Chalayra y me sentí feliz hasta cierto punto. Aun me sentía fatal con respeto a
Jonathan y el final de mi hijo y por ende jamás volvimos hablarnos. Pero q
siempre que esta en Francia o lejos de España le escribía a su madre, padre y
hermana. Ellos aun me querían sin importar cuanto yo odiara a su hijo.
Yo era cardióloga en el Hospital San
Francisco de la Carolina, era la mejor en
mi oficio y eso me encantaba. Tenía todo dinero, oficio, un hogar,
amigos y todos esta bien.
Yo había sobrevivido a la soledad, a vivir sin Paris y sin mi hijo,
acepte con mucho valor no volverme a casar ni procrear, pero aun así tuve mis
aventuras descabelladas para saciar mis deseos
carnales y siempre que estaba con otro hombre pensaba en Paris y lo comparaba
con mi amante. Nadie se comparaba con el.
8 años de la muerte de William, Romeo se
divorcio de Rosalinda lo cual no me afecto en lo absoluto no me hizo feliz ni
triste. Solo era algo que yo sabia que pasaría. Aun así tuvieron una hija
hermosa del cual Chalayra ya me había mandado una fotografía.
Nadie supo decirme que era de Paris y yo
no intente saber del el ya que no era correcto. Tampoco de su prima aunque en
ocasiones la extrañaba y me preocupa por la reacción de esta hacia mi.
Ya yo tengo 28 años y después de 11 años
nadie me había hecho sentir lo que Paris me hizo sentir, sin importar cuanto me
esforzara jamás pude hacerlos y no podía reprochárselo. Solo había un pretendiente
que esta debajo de mi sabanas cuando a mi me apetecía.
Kyle Prince un Cardiologo del cual me sabía
complacer hasta un punto considerable, era guapo, inteligente y su acento era
muy francés.
Hoy era una noche calurosa de verano y
esta era la estación más detestable para mí. Las altas temperaturas, los fuegos
forestales, la sequia y lo accidentes automovilístico se dejaban hacer notar.
Lo único bueno de esa noche era que no
trabajaba, que tenía la noche para mí y para mis deseos carnales.
Kyle estaba sobre mí mientras yo le
aruñaba la espalda y mis labios chocaban con los suyos. La cama se movía como
si un terremoto provocara esos movimientos bruscos, nuestros corazones latían
descontroladamente y sin poder resistirlo volví a gritar por mi segundo orgasmo
y él no se pudo contener y se vino dentro de mí.
Después de unos segundos Kyle se quedo
sobre mi, sentí su respiración en mi cuello y el sintió la mía en su oreja.
Después de respirar con normalidad me volvió a besar varias veces y yo cedi sin
quejarme.
Luego de un rato salió dentro de mí, yo le
di la espalda.
-Carrión-me llamo con mi apellido falso.
-Si-le dije con indiferencia.
Mire detenidamente a Kyle Prince, tenia
los ojos negros y su cabello era castaño y corto, no era músculos, pero tenia
buena proporciones ya que era delgado y de una tés morena. Era muy guapo para
tener 29 años, solo era mayor que yo por meses.
No sabia que sentía por el y tampoco lo
quería averiguar, pero en la cama era un rey solía complacerme a mi antojo y
dejarme deseada, pero no tanto como Paris. Paris era un dios del Sexo junto a
Kyle. Kyle siempre me complacía y dejaba que yo tuviera el control de la
situación. Yo tenía la libertad de hacer lo que me diera la gana, tomar las
decisiones que quisiera sin tener que darle las explicaciones a un hombre.
-Necesito decirte algo-me advirtió mi
amigo sin compromiso.
-Dime- dije con seriedad y este me lanzo
una mirada serena.
Voy a ir a cenar con mi hermano menor y
deseo que vayas- me dijo rápidamente y casi no le entendí.
-NO-dije alzando la voz, me puse de pie me
puse un patie que estaba en el suelo una
camisa que estaba junto al patie.-Teníamos claro que no relacionaríamos el sexo
con asuntos personales- le dije fríamente ya que me había puesto a la
defensiva.
Tome su ropa y comencé a arrojársela a él.
-No voy a ir a ningún lado contigo-le dije
molesta.
-Sophy-me dijo de cariño, pero su voz
sonaba enfadada por mi reacción- llevo cinco años que no veo a mi hermano y no
quiero ir solo.- me explico
-Llévate a cualquier chica- le espete
fríamente.
No me gustaba que Kyle intentara
formalizar una relación y siempre sentía que no era correcto estar con el. Yo
sabia y lo negaba muchas veces que el estuviera enamorado de mi. Maldita sea-
me atajo molesto- solo acompáñame y no tiene que ser nada complicado, no voy a
llevar a nadie mas, la única mujer que quiero que este ahí eres tu- dijo y me
entremesi de forma escalofriante.- y confió en ti plenamente.
Él decía la verdad lo sentía en su voz,
pero no me gradaba la forma en lo decía, con amor, ternura y desesperación.
-NO LE VEO EL PUTO SENTIDO DE QUE VAYA- le
dije molesta alzando la voz en mi propia casa.- vete de mi casa.-ordene.
-No-
-Vete-
-No, por que eres una terca- me replico se
acercó a mi desnudo.
-Vete-
-Te dije que no- me dijo con voz
autoritaria, se acercó a mí. Me tomo y me arrojo en la cama. Se puso sobre mí
esperando ver miedo o que yo me echara
para atrás, pero no le di la satisfacción.
-Jodete- le dije molesta y coqueta al
mismo tiempo.
Soltó una carcajada.
-¿Que me joda?-preguntó y volvió a reír.-, si me jodo mejor que sea
contigo.- me eche a reír por su descaro.
Kyle me besos con pasión y lujuria, yo acepte
el beso.
-Te acuerdas, cuando yo te acompañe a tus
convenciones y tuve que lidiar con otros colegas babeando por ti sin yo decir
nada, las ocasiones que estuve a tu lado cuando nadie estuvo apoyándote en la
juntas y lo paciente que he sido por devorarte después de volverme loco en el
hospital- me recordó y yo sonreí divertidamente- te acuerdas cuando te ayude…
-Ya comprendí- le interrumpí de mala gana
sin dejar de sonreír-, esta bien te acompaño, pero…
-Diré que eres una colega- me interrumpió.
-¿Y?-
-Jamás volverás a tener que hacer otro
favor por mi- prosiguió y comenzó a morderme la oreja y el cuello.
-¿Y?-volví a decir riéndome coquetamente.
-Voy hacerte el amor nuevamente-dijo y me
empezó a besar, para cuando nos dimos cuenta la camisa y el patie estaba en el
suelo como debía estado antes de la pelea.
No supe que hora me dormir, pero por
primera vez soñé con el.
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