El encuentro
Yo nunca había
asistido al carnaval, pero había escuchado cosas fascinantes de estas festividades.
Todo lucia como si el tiempo hubiera nos hubiera arrastrado a siglos atrás. Las
vestimentas, las comidas incluso resultaban medieval.
Todos llevaban máscaras
y todo era colorido.
No podía distinguir
a nadie por las máscaras y supongo que nadie podría distinguirme.
El cielo estaba
despejado y hermoso, la luna no se hacía
presente, pero estaban las estrellas para iluminarnos la noche helada de otoño.
Además de las
estrellas para alumbrarnos había unas antorchas que luchaban para mantenerse
vivas.
Yo estaba
caminando entre las personas buscando a
Nick, pero nadie me resultado parecido.
-¿Cómo estás?-me
pregunta Demy al oído.
Me giro y la
veo tomando vino.
-Nerviosa-admito.
-Es fácil
notarlo-me asegura.- ya mismo lanzaran los fuegos artificiales-me anuncia y
miro al cielo.-deje todo listo para cuando tengas que despedirte.
-Gracias-agradezco
mirándola a los ojos.- por todo.
-Suerte- me
desea y me alejo de su lado.
Camino a la
pista de baile y espero a que llegue el
hombre que me quito lo de niña.
En la pista de
baile solo había un par de parejas bailando por lo cual me pude situar en el
medio de la pista sin romper el baile de alguna pareja.
A lo lejos
estaban unos músicos tocando con instrumento medievales una música melodiosa.
Tenía miedo,
pero debía ser valiente con todo lo que pretendía hacer con parís. Ya no podía
echarme para atrás, debía ser tan valiente como había sido siempre. Yo tenía
que luchar por ser feliz y amada. Ya tenía que dejar las mentiras y mi pasado a
un lado y actuar con tranquilidad y sinceridad.
-¡Boom!-exploto
el primer fuego artificial.
Mire al cielo y
solo encontré un de este verde sobre el cielo negro sin luna.
Nadie se acercó
a mí y nuevamente hubo otra explosión en el aire.
El cielo se tornó
de destellos rojos.
Tal vez se
arrepintiendo en el último momento y no quiso verme como tanto había dicho. Yo
estaba haciendo el ridículo en creer que el aun deseaba verme.
Era mejor que
me fuera al hotel y continuara con el plan B.
-¿Quieres
bailar? – me pregunto una voz masculina y conocida en mi oído con el corazón latiéndome
porque el fondo tenía miedo de que todo fuera un sueño, pero mi expresión
cambio de forma radical al ver que todo era real. Porqué cuando lo vi a parís
supe que era la persona que quería ver con el corazón.
Antes de
responder me limite a observarlo y sentí que esta conversación ya la habíamos
tenido mucho antes.
Que a
diferencia de sophia y Nick, ellos seguían siendo en el fondo Julieta y parís.
Los amantes del
verano.
Me gire y le
mire a los ojos.
Sus ojos eran
verdes esmeralda y brillaban bajo la luz de los fuegos artificiales, tenía el
cabello castaño, corto y lacio, su cabello tenía un tono dorado como si brillara
sin ninguna ayuda del astro rey. Vestía distinto a los otros hombres que
asistían a la festividad. Su ropa no era de etiqueta sino medieval de color
negro y blanco y para ser sincera parecía verle muy bien a él, ya que su
musculatura sobresaltaba de una forma sorprendente y además de su cuerpo capte
que tenía una sonrisa tranquila, divertida y sobretodo nervioso.
La máscara que tenía
parís le cubría medio rostro como el fantasma de la ópera.
-¿Qué?-pregunte
sorprendida no solo por su belleza de adonis si no porque si dirigía a mí como
si aún fuera la chica más hermosa del planeta.
-¿Quieres
bailar?-volvió a preguntar con una sonrisa en el rostro.
-¿Con quién?-
pregunte mientras que parís mí me asesinaba con su sonrisa y quemaba mis
nervios.
El alzo una
ceja y su sonrisa se hizo más inquietante.
Mi corazón no
se detuvo porque no deseaba dejar de latir con todas las emociones que
presionaban contra mi pecho.
El cielo se llenó
de otros destellos lo cual no me fije.
-Conmigo obvio-
susurro y articulo con claridad cada silaba.- siempre deseare tener el placer
de bailar contigo.
Me sonroje y me
encogí de hombro.
Me alegra
saberlo-le digo mientras coloco mi mano sobre su hombro y el sombre mi cintura,
con mi mana izquierda y con su derecha unimos nuestras manos en una conexión
irrompible.
Bailamos con
elegancia sin decir nada la primera canción.
Cuando terminamos
nos retiramos aun lugar más alejado de la música.
Caminamos por
la calle con un silencio glacial entre ambos.
-¿Cómo estás?-me
pregunto el rompiendo el silencio entre nosotros.
-No me puedo
quejar-digo sin darle más soltura y cambio el tema algo radical.- ¿Cómo está tu
prometida?
París me mira
sorprendido ante mi pregunta.
-Ella está
bien-responde secamente.- ¿Cómo sabias que tenía prometida?-pregunta con
curiosidad.
Me encojo de
hombros.
-Tengo buenos
contactos-respondo.- ¿la amas?-le pregunto.
-No-admite.-, jamás
lo hice. Solo intentaba seguir el consejo de una amiga.
-¿Cual
amiga?-pregunto curiosa.
-Sophia-responde
observando mi reacción.
-Ahh-susurro.- ¿la
doctora?-le pregunto y asiente.
-Si-dice algo
sonrojado.
-¿Qué?-le
pregunto curiosa para su sorpresa.- ¿Somos amigos?
El asiente.
-Nunca pensé
volver a verte y estar platicando de las dos mujeres que me tienen mi vida de
cabeza con la mujer que me empujo a ella-explica y controlo mi impulso de
morderme el labio.- no amo a magdalena, pero ella tiene una parte de mi viva
dentro de ella. Luego esta sophia…-dice sin concluir la oración.
-Cuéntame de
ella-le pido.- ¿Cómo es ella?
-Ella es tan
perfecta como tú-admite sonrojado.-, es inteligente, terca, fuerte y toda una
guerrera.-dijo y vi algo que solo había visto en el cuándo éramos jóvenes.
-¿Te enamoraste
de ella?-le pregunto.
-Julieta-comienza
al ver mi mueca de horror.
-Solo me
sorprendo saber que la amas, que ames a otra mujer que no sea yo. Me siento
culpable por todo lo que ha sucedido en tu vida-susurro.
-Todo lo que sucedió
me hizo un hombre-admitió el.-, sin ti todo hubiera sido caos. La amo a las
dos, desearía tenerla a los dos, pero no puedo. Ella jamás me vera con eso ojos y tú no querrás
estar conmigo.
-Yo siempre
quiero estar contigo-admití y el me tomo de la cintura.
-¿Porque me
dejaste?-me pregunto y sin querer me sonrojo.
- porque fui
una idiota y tuve los motivos para no volver a tus brazos-susurre y me acerco a
su rostro.- ahora te voy a saborear hasta morirme…-Presiono mis labios sobre
los de él, mis labios se amordazan a los de él y siendo más seductora que el
muerdo su labio inferior.- aunque sea por esta noche.
-Solo esta
noche-repite y asiento.- ¿Me dirás la verdad?-pregunta.
-Si-respondo
siendo algo insegura en mi respuesta.-, pero no aquí.
-¿Quieres
volver a bailar?-pregunta.
-Contigo-murmuro
y el me guía a la pista de baile.
Bailamos la
siguiente hora y en una ocasión un hombre me pidió que bailara con él. París
cedió algo irritado, pero le sonreí para calmarlo.
Después de
bailar con el decidí ir a tomar un descanso.
-Voy a tomar un
poco de aire-le digo, pero este no me suelta.-no iré a ningún lado… lo prometo.
Ve a buscar a magdalena y dile que esta noche no podrás estar a su lado esta
noche-dije.
-Claro-dice
este caminando lejos de la pista de baile.
Camine a donde
estaban los refrigerios y tome una copa de plástico dorada.
Bebí
tranquilamente el vino barato de aquella copa, pero antes de terminarla alguien
se acercó a mi lado.
-¿Me concede
esta pieza de baile?-me pregunta alguien detrás de mí.
Me volteo y
todos mis miedos se hacen presente.
Kyle Prince
estaba junto a mí, se veía impecable como si nada hubiera pasado en las últimas
semanas.
-Disculpe-susurro
controlando mi expresión.
-¿Que si me
concede este baile?-repite la pregunta.
-No-niego-, yo
tengo este baile para otra persona.-digo intentado sonar tranquila.
Kyle me observa
detenidamente.
-¿No habíamos
visto anteriormente?-pregunto acercando su mano a mi rostro, pero la aparte de
un mantazo.
-No me toque-le
digo enojada.-, yo no le conozco en absoluto.-digo apartándome de su lado.
-Baila
conmigo-pide tomándome forzosamente y guiándome a la pista de baile contra mi
voluntad.
-No quiero bailar
contigo-digo intentando zafarme de él y buscando con los ojos a parís. Era
increíble Kyle no pudiera distinguirme siendo Julieta y parís no pudiera
distinguirme como sophia.-suéltame-pido, pero este no me hace caso. Coloca su
mano sobre mi cintura y sostiene mi mano izquierda con derecha y comenzamos a
bailar.
El baile era
forzado e incómodo de mi parte.
-Suéltame-ordeno
enojada.
-¿Quién
eres?-me pregunta, pero no le respondo.- ¿qué haces con mi hermano?-pregunta y
me quedo en silencio mientras damos vueltas en la pista de baile.
-Kyle-llamo
parís y fue cuando paramos de dar vueltas.
-Hermanito-saluda
sin soltarme.
-Suéltame-pido
ya desesperada.
-Kyle suelta a
Julieta-ordena enojado y preocupado por la situación.
Los ojos de
Kyle se abren por la sorpresa.
-Ella es Julieta-murmura
para sí mismo.- es más hermosa de lo que pensaba. Ya veo tu obsesión con ella,
si es una joya increíble.-dice mirándome con deseo.- supongo que estamos a
mano. Tienes a sophia y yo la tengo a ella…
-Ella no es de
tu importancia-murmura.- y sophia es inalcanzable.
-Suéltame-repito
y no aguando más. Siento como la adrenalina llenando todo mi cuerpo y mi mano
derecha se cierra con toda mi fuerza sin poder evitarlo mi mano golpea su
nariz. Como era de esperarse el me soltó para sostener su nariz fracturada.
Corro a los
brazos de parís.
-Es una chica
difícil-Kyle le dice a parís.-, ya veo por qué te gusta.
-No vuelvas a
buscarnos jamás-le advierte furioso.-, si vuelves a tocar sophia te asesino con
mis propias manos-prometió me entremesi.-
y si te acercas a Julieta vas a desear no haber nacido.
-No serias
capaz, no tienes lo que se necesita para ser asesino-le explica con un brillo maligno
en sus ojos.- nos volveremos a ver muñeca y pronto-promete y desaparece antes
que podamos decirle otra cosa más.
-¿Estas bien?-pregunta
parís mientras me sacaba de la pista de baile.
-Si-murmuro
sintiendo un dolor pulsante en la muñeca y en los nudillos.
Me toco la mano
derecha y ahogo una mueca.
-Deberíamos
ponerle hielo a tu mano-me sugiere parís.
-Luego-digo
soportando el dolor.- ¿quieres bailar?-pregunte y el me negó con la cabeza.
-Perdón por que
hayas tenido que presenciar una escena desagradable con mi hermano-me consuela.
-No es la
primera vez que trato con idiotas-le aseguro y mi mente vuela a un chico
llamado Sebastián.
-¿Que deseas
hacer?-pregunta preocupado.
-Vamos al hotel-le
respondo.
-Vale-murmura y
caminamos al hotel donde yo me estaba quedando.
-¿Tu prometida
sabes que estás conmigo?-pregunto.
-No-responde-,
tampoco se donde ella-explica.
-¿Sophia donde
esta?-pregunto con indiferencia.
-Visitando unos
parientes-me explica poniendo fin a la conversación por el momento.
Cuando llegamos
no estaba en italiano en su lugar había una mujer morena.
-Buenas
noches-saluda con cordialidad.
-Deseamos tener
la llave de nuestra suite-murmuro.
-¿A quién está
reservado la suite?-pregunta mientras buscaba en el ordenador.
-Nicholai
Prince-respondo y siento que mi compañero me taladra con la mirada.
-Si-murmura
esta- , exacto estas son sus llaves-dice está entregándole una llave a parís.
Este la toma
con cierta curiosidad.
Me permite una
hoja de papel y un bolígrafo-pido y ella me lo entrego. Me inclino sobre el
escritorio y escribo rápidamente.
1.
Fresas
2.
Uvas
3.
2 filetes de pescado a la jardinera
4.
2 estofado de calamares
5.
2 botellas de champan
6.
Chocolate derretido
7.
Panecillos con ajo
8. Ensalada cesar
9.
Ensalada de frutas
10. Vino tinto del 1993
11. Pétalos de rosas blanca, rojas y amarilla sobre la
cama, en la tina y en el suelo.
12. La tina sea
preparada.
13. Velas aromáticas
14. Fósforos
Le entregue la
nota a morena.
-Deseo que todo
esté listo cuando vayamos a la habitación, les concederé una hora-le susurro a
la chica.- estaremos en el bar-le anuncio y toma a parís guiándolo al bar.
-¿Porque vamos
a bar?-pregunto.
El bar estaba vacío
para mi gusto, la mayoría de las personas debían estar celebrando en las
calles.
-A esperar y a
platicar, porque supongo que tienes miles de preguntas que hacerme-le digo y
nos sentamos en la barra.
-¿Que deseas
princesa?-pregunta el cantinero.
-Una
soda-respondo, necesitaba estar lucida para esta conversación.-, para mi
enamorado un wiski en la roca.-señalo a parís.
-Claro-responde
con una sonrisa.
-Enamorado-repite
sarcásticamente.
-Creído-le digo
y reímos divertidamente.
Nos entregan
nuestras bebidas y parís dispara la primera pregunta.
-¿Que has hecho
de tu vida?-me pregunta.-, se sincera.
Suspiro
-He viajado a
muchos lugares, obtuve un doctorado en medicina y vivo una vida aceptable para
mi suerte-murmuro.
-¿Medicina?-pregunta
curioso.- ¿tu mundo no se definía escribir y ser periodista?-pregunta.
-Ese era mi sueño,
pero todo cambio cuando….-no termine y comencé a beber mi soda.
-¿Qué fue lo
que te detuvo?-pregunto curioso.
-Una nueva vida-respondí
sin mirarlo a los ojos.
-Explícate-ordeno
y escuche algo romperse.
Trague hondo y
pensé que todavía no podía decirle la verdad.
El cantinero
volvió a nuestro sitio.
-¿Sucede algo
princesa?-me pregunta a observar la expresión de parís.
-Otro trago a
mi enamorado que tiene una mano muy fuerte-murmure.
-Claro, pero si
tiene problema con su enamorado-me dice enfatizando la palabra “enamorado”.
-Gracias, pero
estamos bien-le aseguro y ente se lleva el bazo roto.
Vuelve limpia
la barra y para después entregarle un nuevo trago a parís.
-Gracias-agradecí
y el cantinero se fue atender a un nuevo cliente.
-¿Me puedes
decir que te sucedió?-pregunta cuando ve que el cantinero no puede escucharnos.
-No te puedo
contar esto ahora-murmuro.-, es muy privado y doloroso. Siguiente respuesta.
-¿Te has
enamorado?-pregunta.
-El único
hombre que me enamoro antes que tu fue romeo, pero cuando apareciste creí que
te hacía daño, pero cuando me aleje de ti. Comprendí que te amaba con todo el
corazón y viví con ese dolor por toda mi vida hasta a hora.
-¿Que sucedió
ahora?-pregunte
-Alguien pudo
enamorarme a pesar de mi pasado y a pesar de mis sentimientos hacia ti-le
explico y bebo todo lo que queda de mi soda.- estoy enamorada de dos hombres y
del cual debo elegir.-murmure.
París se tomó
ese trago y pidió otro antes de formular la siguiente pregunta.
-¿Dónde has
vivido en los últimos años?-pregunta.
-En Europa-respondí.-durante
los últimos 10 años estuve aquí.
-¿Cómo te
llevas con tus amigas?-pregunta.
-Cary y Chary están
bien, tienen la vida que no tuve y en ocasiones platico con ellas. A pesar de
la distancia mantuve con tacto con algunos de mis amigos, pero no con todos.
-¿Cómo te va
con romeo?-pregunta seriamente.
-Romeo es
felizmente divorciado y padre ejemplar de una chiquilla hermosa. Hablamos
cuando tenemos la ocasión y ha sido un buen conmigo especialmente cuando papa
murió…
-No sabía que
tu padre había muerto-admite.
-Fue muy
difícil para mí, pero con ayuda de mis amigos pude superar la muerte de mi
padre. Mama se siente mejor al saber que mi padre no sufrió en su muerte y está
totalmente tranquila por mí.
-¿Desea algo más?-pregunta
el cantinero acercándose a nosotros nuevamente.
-Más soda-pido
y este me sirve más soda en mi baso vacío.
-¿Qué piensas
hacer?-pregunta parís quitándose la máscara.
Su rostro era
tan hermoso como siempre y eso provocó que mi corazón saltara de alegría y
felicidad.
-Aun no lo sé-admito.-,
solo quiero que transcurra esta noche como debe ser-explico y parís me toma las
manos.
Mi corazón
comienza a latir con violencia y propia independencia.
Toda la sangre
sube a mis mejillas.
-Extrañaba
eso-admite.-, amo cuando te sonrojas y te muestras intimidada por mí. Incluso
puedo sentir como tu piel se eriza deseosa de que yo la posea es algo que
anhelaba volver a sentir.
-Yo
también-admito.
-¿has tenido
muchos amantes?-pregunta y asiento.
-Ninguno pudo
hacerme sentir mujer como tú-murmuro y tomo un sorbo largo de mi soda.
-Porque tú no
amabas a tus amantes como me amas a mí-explica orgulloso.
-Eso
pensé-susurre.
-¿Cómo fue que
pudiste desaparecer tan fácilmente?-pregunta nuevamente.
-Deberías
preguntarle a tu prima-le digo.
-¿Isabella?-pregunta
sin comprender.
-Ella sabe cómo
fue que lo hice, fue la que me impulso a tomar esta decisión y cuando te
necesitaba volví a contactarte ella me dijo lo suficiente para alejarme de ti y
jamás volver.-explique.- no sabes las cosas que hice porque fueras feliz sin mí.
Sufrí y nunca volví hacer la misma…
-Señores-nos
llama la morena del vestíbulo.
-¿Si?-pregunto.
-La habitación esta
lista-anuncia y se retira.
-Cantinero- anuncio
y él se me acerca con una sonrisa.-podría cargar esto a mi cuenta.-pido y este
asiente.-vamos-ordeno a parís tomándole la mano.
-¿Esto no te
cuerda a tu graduación?-pregunta y me encojo de hombro.
Nos dirigimos a
tomar el ascensor y mis pensamientos mi llevan al pasado.
Salimos de ese
lugar sin mirar atrás y fuimos a una habitación lujosa.
Me morí de la
vergüenza cuando vi la cama de la habitación.
Mi conciencia
sabia una cosa que yo ignoraba.
Sabía que me
había metido en problema del cual no tendría escapatoria.
Deje en una
mesa mi bolso, me mantuve de pie y alejada de la cama, mientras que Paris se
mantenía de pie.
-¿Qué edad
tienes? Pregunte con curiosidad.
-16 años
-respondió mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba en la cama.
Mis ojos se
abrieron sorprendidos y Paris lo noto.
-Sorpréndete-
inquirió Paris.
-Si- murmure.
Me sonrió.
-¿Estas mejor?-
me pregunto Paris y se aflojo la corbata del cual tenía un nudo perfecto.
-No lo sé -.
Respondí sintiéndome fatal al recordar lo sucedido.
-Hay veces que
el pasado se puede olvidar, pero no pueden olvidar las heridas marcadas en el
corazón-. Susurro Paris.
-Aja- murmure y
después suspire.
-A demás yo no
quiero verte así- dijo y se acero hacia mí- sonríe- me ordeno.
Le sonreí
involuntariamente.
El me observo
por un segundo sosteniéndome la mirada, se acercó más de lo hubiera hecho un
desconocido y por un segundo vacilo, vacilo de la manera que Romeo nunca
hubiera vacilado. París vacilo de una manera extraña como si deseara hacer una
cosa que no estuviera permitido ni fuera caballeroso.
Todavía sosteniendo mi mirada se acercó a mí y
presiono sus labios sobre los míos, sentí la emoción y la lujuria en sus labios
rosados. Al principio no supe de forma cierta que ocurría, pero cuando mi mente
proceso lo que estaba ocurriendo, mi cuerpo estaba actuando contra mi mente y
mi conciencia.
Rodee mis brazo
alrededor de su cuello y seguí besándolo con la misma pasión que nunca había
demostrado. Sentí como sus manos se recorrían mi cuello, mis hombros y se
detenían en mi espalda, pero sus manos no se apartaron de mi espalda, sentí
como desataba el lazo que tenía en la espalada. Aunque estuviera besándolo no
sabía que ocurría luego, sin detenerme deje que su lengua entrara a mi boca y
jugara con mi lengua sin importar lo que en mi mente pasara. Aunque mi mente y
conciencia estuviera fuera de control, aunque mi cuerpo estuviera actuando de
una forma inaceptable no evito que mis oídos escuchara el sonido de la bragueta
de mí vestido deslizarse hasta su punto de inicio. El vestido se deslizo sobre
mi cuerpo y cayó al suelo, un aire frio recorrió mi cuerpo.
Me aparte de
París bruscamente.
Sin contenerme
comencé a respirar frenéticamente.
-Lo siento-. Se
disculpó Paris.
Lo mire por un
segundo y volví acercarme sin importarme nada más.
-Al carajo-
masculle.
Me acerque a
él, cerré los ojos en el instante que presionaba mis labios sobre los suyos.
Ciegamente deslice mis manos sobre la corbata, la desate completamente y deje
cayera al suelo. No solo mis manos se movían, las manos de Paris acariciaba
todo mi cuerpo desde la parte más sensible a la más tensa. París dejo de besarme en los labios y comenzó
a besarme en el cuello y en los hombros dejando un cosquilleo sobre la piel. Yo
estaba semis desnuda frente a un chico que desconocía, ningún hombre me había
visto en ropa interior.
Abrí los ojos y
me concentre en París y no en mí.
Mis dedos temblorosos por la emoción
desabrocharon cada botón de su camiseta hasta dejar al aire libre su mi pecho y
abdomen al descubierto. Paris dejo de basarme, amablemente se apartó de mí y se
quitó su camiseta del cual toco suavemente el suelo. Aproveche esa milésima de
segundos para tomar aire puro por la boca, sin apartar mis ojos del él.
Paris parecía muy emocionado como yo,
rápidamente me tomo en su brazo después que su camiseta cayera al suelo, después
me cargo como una bebe y me llevo a la cama. Mis ojos no se habían apartado de
él, pero aun cuando el desprevenidamente me tomo de esa forma mi corazón salto
chocando contra mis costillas de emoción. La sangre corría rápidamente por todo
mi ser con más fuerza y energía, todo en mi cuerpo se aceleraba como el motor
de un auto.
Mi cuerpo se
estremeció cuando toco la tela suave y acolchonada de la cama, Paris me acostó
en la cama con delicadeza como si yo fuera frágil y delicada. Amablemente él se
apartó de mí y sin apartar mis ojos de
París vi como acariciaba mis tobillos, desataba el nudo de los listones de seda
y me quitaba los tacones con cuidado y concentración. Luego de quitarme los
tacones y dejarlos en el suelo. Comenzó a besar mis tobillos y siguió besando
cada parte de mi cuerpo hasta llegar a la meta. Mis labios. Mis labios
temblaban de emoción, pero no se comparaba con mi corazón quien palpitaba
rápidamente.
El silencio era
interrumpido por nuestros latidos ya que su corazón latía de la misma manera
que lo hacia mi corazón.
Él estaba
acostado sobre mí, besándome con lujuria y suavidad. En sus besos olvide el
temor, el dolor y quizás pude querer a Paris después que me entregue a él y no
a Romeo como una vez quise hacer.
Una luz dorada
quemaba mi rostro.
Abrí los ojos.
A mis ojos le
costaron varios segundos adaptarse a la luz de la lámpara, note que la luz
provenía de una lámpara de plata. Recorrí con mis ojos la habitación y supe que
no era mi habitación, pero como había llegado ahí. Los recuerdos inundaron mi
mente rápidamente y recode todo. Una corriente helada recorrió por mi cuerpo y
supe que estaba desnuda en la cama. Lentamente me incorpore y sentí la mano de
Paris agarrar mi brazo derecho.
-¿a dónde vas?-
pregunto con vergüenza en su voz.
Me voltee y lo
vi claramente, sus ojos parecían dolidos y sufridos, pero mi conciencia no
entendía aquel sentimiento.
-No lo sé-.
Susurre.
Mi voz sonaba
distinta y rara.
-Quédate-
imploro.
Me quede
callada sin saber qué hacer y mis ojos se captaron el sentimiento del dolor y
vergüenza.
-Perdóname, no
debí comportarme de esa forma soy un idiota…- Paris comenzó hablar.
-No digas esos-
le interrumpí-. Tú no eres un idiota, yo debí detenerme, quizás alejarme o
poner un alto-suspire-. Yo soy la culpable-. Murmure.
-Me odiare a mí
mismo si te hice daño…- comenzó a decir.
- Tu nunca
podrías causarme el dolor que ya me han hecho- .le asegure con sinceridad,
sentí una lagrima de perla recorrer mi mejilla y Paris la detuvo antes de
llegar a mis labio.
-Perdóname-imploro.
-No- dije.
-¿Porque?-
pregunto confundido.
-No hay nada
que perdonar ya que la culpa no es de nadie- le explique.
El suspiro con
tranquilidad.
-¿Qué hora es?
–pregunte con nerviosismo.
-Apenas ha
terminado el atardecer-. Susurro y me volví acostar en la cama.
-Vaya – me
limite a decir sorprendida de lo mucho había dormido.
Mis ojos
seguían fijos en su rostro, aunque yo me mantenía alejada de su cuerpo desnudo.
Sin embargo no era por miedo si no por vergüenza.
-Sabes una
cosa- comenzó y parecía avergonzado.- que a pesar de todo quisiera estar
contigo.-susurro Paris sin apartar los ojos de mi rostro.
-¿Por qué?-
pregunte sin entender sus palabras.
-Siento algo
por ti- .respondió Paris.
-¿Qué es?-
demande.
-Amor-respondió.
No quería ser
cruel ni malévola así que soporte la risa.
-Apenas me
conoces- le dije y por un segundo sentí lastima por París.
-Sé cómo te
llamas-. Susurro tranquilamente.
-No es mi
nombre verdadero-. Replique.
-Lo sé- me
contesto con toda naturalidad.
-¿De qué sirve
eso?- pregunte sin comprender.
-Mucho- se limitó
a contestar.
Me encogí de
hombro si tener que decir.
Paris se acercó a mí y tomo mi rostro con sus
manos tibias. Su aliento me quemaba el rostro con más fervor que antes y París
murmuro con suavidad:
-Sé que no me
amas, pero con un poco de esfuerzo y tiempo a prenderas a sentir lo mismo que
siento yo por ti-. Me aseguro con una promesa.
-¿Tú crees?-
pregunte sin pensar en las palabras.
-Si -dijo y me
sonrió.
-¿Que te hace
pensar eso?- exigí saber.
-Tengo el
tiempo del mundo y una vida entera para curar las heridas que tiene tu corazón,
yo tengo el optimismo de que conmigo podrás olvidar a ese ser que ha roto tu
corazón.
Trague hondo ya
que recordé la pesadilla con dolor y espanto.
-¿Quieres
intentarlo?-pregunto Paris con educación.
Me tome mi
tiempo para contestar esa pregunta.
Porque me
importaba Romeo si ya el no sería para mi si no para Rosalinda. Yo tenía el
derecho de vivir y ser feliz, pero si el destino me puso a Paris en el camino
que manera para saber que la suerte seguía estando de mi lado. Paris parecía
agradable, inteligente, atento y caballeroso, se podría contar su bella
deslumbrante. Ya mi corazón estaba roto y Paris era el cardiólogo que el
destino me había encomendado para que curara mi corazón roto y desnutrió por falta
de amor y cariño.
Sabiendo cual
era la respuesta me acerque a Paris y presione mis labios con suavidad en sus
labios. Me aparte con normalidad y el soltó sus manos de mi rostro y me rodeo
con su brazos fuerte y llenos de calor.
-Gracias-
susurro agradecido por mi beso.
-Gracias a ti-
le susurre y cerré los ojos conteniendo las lágrimas.
Había unas
cosas terrible y las podría en numerar con facilidad, pero los más cruel que
había hecho era hacer que un chico tuviera ilusiones conmigo y por primera vez
acepte renunciar a Romeo y a humillarme ante el locamente como sin dudad
cualquier chica se atrevería hacer.
-¿Te tienes que ir? -pregunto Paris.
-Si -dije
abriendo los ojos.
-No quiero…-
comenzó a protestar.
-Si no llego a
casa mis padres se preocuparan mucho y formara un paro nacional-. Le explique y
él me soltó.
-¿Puedo
llevarte a tu casa?- pregunto cuándo se incorporaba.
-Supongo que
sí-.respondí.
Me incorpore
rápidamente y la sabana se deslizo sobre mi piel hasta caer al suelo, mis ojos
capotaron una mancha de un tono rubí en la sabana.
-¡Oh por dios!-
exclame al ver la sangre.
-¿Qué ocurre?-
pregunto preocupado Paris.
Tome la sabana
del suelo y se la mostré.
-Esta es la
mejor forma para recordar como perdí mi virginidad-. Susurre y Paris me
escucho.
-Tú eras
virgen.-susurro.
-Si- dije
sonrojada por el tono de su voz- esta fue mi primera vez- le explique.
-Oh-se limitó a
decir.
-Además no
importa, todavía sigo siendo una virgo-. Dije intentando ser graciosa.
El comprendió
mi chiste y soltó una carcajada apagada.
-Al menos yo
sigo siendo un tauro-. Se limitó a decir y me sonroje.
Romeo y París
eran tauro.
-Paris no te
molesta si me baño-.le pregunte ya que me sentía sucia y extraña debido a la
sangre y el sudor.
-Si- dijo. Se levantó de la cama y se puso uno
pantaloncillo que había en el suelo.
Su cuerpo
volvió a impactarme de una forma dura y penetrante, no podía negar que Paris
era muy guapo. En mi ser sentí las ganas de besarlo y volver a estar en eso
brazos grandes y protectores. Me dio la
espalda por un segundo y pude ver los arañazos ensangrentados que tenía
en la espalda.
-París-susurre
sonrojada.
-Si- se voltio
y me sonrió y sin contenerse me mostro los surcos pequeños en sus mejillas.
-Tienes sangre
en la espalda-. Susurre sin comprender como se había hecho esa herida notable.
-La próxima
vez, contarte las uñas-. Me aconsejo.
Me ruborice ya
que yo fui quien le hizo daño.
-Ups-balbuce y
París comenzó a reír a carcajada. -, no fue mi intención hacerte daño, es que
no sabía a qué aferrarme.
-Ah-dijo y
volvió a reír.
Suspire y me
mordí el labio.
Paris me
escucho y se voltio a verme, sus ojos se volvieron frustrado al ver mi rostro
sin comprender nada.
-¿Qué?-
pregunto.
Me encogí de
hombro y me puse de pies, rápidamente me enrede la sabana alrededor de mi
cuerpo intentando ocultar esas partes que nunca quise que un hombre viera de mí.
Camine al baño con tropezones gracias a
mis nervios y falta de reflejos, sin contar que me sentía agotada. El baño fue
muy tranquilizador, pero no evito que derramara lágrimas. Ya fuera de la ducha
me prometía a mí misma que no lloraría frente a Paris. Me puse una bata de baño
y salí del baño en busca de mi ropa. Cuando entre Paris estaba a costado en la
cama con la vista fija en el techo, me sentí preocupada por la expresión de su
rostro. Me acosté a su lado y fije mi vista al techo.
-¿Está bien?-
pregunto nuevamente.
-Si- mentí.
-¿En qué
piensas?- pregunto sin ver mi rostro.
Me mordí el
labio.
-Pienso en
muchas cosas-. Respondí
-Ummmmmm-murmuro.
Me quede cayada
esperando un comentario de su parte.
-Les agradare a
tus padres-pregunto.
-Claro-me me
mordí el labio-, pero debemos ser un poco cuidadoso.
-Si- susurro
Paris.
-Es mejor esperar una o dos semanas y en esas
semanas hablare de ti lo suficiente, que cuando vengas a mi casa mis padres no
estén sorprendidos e incrédulos-.explique siendo un poco optimista.
-Suena bien-.
Coincidió.
-¿Dónde vives?-pregunte.
-París-
-¿Cómo
aprendiste hablar español?-pregunte sin escuchar su asentó europeo.
-Mi madre tiene
sangre caribeña correándole por las venas y ella me enseño hablar correctamente
el español-. Explico Paris.
-¿Dónde está tu prima?-pregunte.
-Isabella está
con unos amigos- explico-, ella es muy inmadura en el sentido que no hace lo
correcto...
-Pero tienes
que volver, no se quedaran para siempre en este lugar- lo interrumpí.
-Mis padres
están de viaje y ya termine la escuela-. Me explico.
-Oh-
Paris se incorporó
y mi miro fijamente.
-Te prometo que
funcionara-. Me volvió a prometer y le sonreí para infúndale valor.
-Sé que me
odiaras- comente con naturalidad.
-Jamás-negó
este y yo no dije nada más.
-Julieta-me
llamo parís cuando el ascensor se abrió
delante de nosotros.- ¿estás bien?-pregunta preocupado.
-Sí, es que
estaba recordando nuestra primera vez-explico y entramos al ascensor.-, éramos
unos mocosos tontos y mira lo que nos marcó aquella vez.
-Para mí fue el
cambio de todo y no me arrepiento de nada-me suelta de sopetón y marca nuestro
piso.
-Yo
tampoco-murmuro.-, mi primera vez fue perfecta junto a ti, fuiste gentil a
pesar del dolor y es uno de los mejores recuerdos que tengo de nosotros. Me
demostraste amor y pasión como nadie había hecho. Tu amor fue el que me hizo
sentir algo hermoso que duro poco tiempo.-explique y el ascensor nos dejó en
nuestro piso.
Fuimos a
nuestra suite y podía sentir mi corazón latir con violencia.
-Era ahora o
nunca-me dijo mi vocecilla en mi cabeza.
París abrió la habitación
y me dejo entra primero.
-Wow-la
exclamación salió de mis labios.
La habitación
era más pequeña que la suite que yo compartía con Demitria. Tenía una cama
matrimonial con un corazón de rosas rojas, al pie de la cama había un camino
que iba directamente al baño y otro camino había hacia el comedor. En el
comedor había la cena que yo había pedido, junto a la cama había una bandeja de
entremeses que yo había pedido para los dos.
-Es increíble-murmura
parís cerrando la puerta en nuestra espalda y noto que no tiene su máscara.
-Creo que
si-murmuro- cenamos-le indico señalando la mesa.
-Claro-dice y
saca la silla para permitirme sentarme primero que él.
-Gracias-agradezco
mientras coloco la servilleta sobre mi falda.
-Tiene un buen
olor-me comunica mientras se sienta a mi lado.
Ambos abrimos
el primer platillo y dejamos que olor nos invadiera.
El estofado era
delicioso para mi paladar, luego
seguimos con la ensaladas aunque yo comí la de fruta y parís la ensalada cesar.
Cuando llego al pescado ambos ya estábamos suficientemente lleno por el
momento.
Para ese
momento el vestido ya me molestaba lo suficiente para querer quitarlo.
-¿Estas bien?-pregunta
parís mientras me quito el antifaz.
-No, el vestido
me molesta lo suficiente-respondo poniéndome de pie.
-¿Deseas que te
ayude a quitártelo?-pregunta y lo miro a los ojos sorprendida.
-Si-susurro, él
se pone de pie y se acerca a mi lado.
París se pone
detrás de mí y siento como su respiración quema mi piel. Sus manos tocan mis
hombros, recogen parte de mi espalda hasta el vestido. Desata el lazo liberando
algo de presión en mi espalda, siento como lentamente desata los cordones que
atan a mi vestido hasta dejar que este caiga libremente al suelo.
Sus manos me
toman con fuerza por la cintura acercándome a su cuerpo.
Siento lo
tieso, lo agitado que esta su respiración y lo duro que se siente su miembro de
bajo de esas capas de telas.
-Quiero hacerte
el amor-me susurra y me toma en sus brazos llevándome a la cama.
-Yo
también-admito con los ojos fijos en su rostro.
-¿Puedo hacerte
el amor?-pregunta como si temiera hacer algo que me pudiera lastimar.
-Si-respondo
sintiendo como me temblaba el cuerpo.
París me pone
en la cama como una vez hizo en el pasado. El retiro la bandeja de estremecer
poniéndola sobre la mesa del comedor.
Cuando volvió a
mi lado no dejaba de mirarme con lujuria.
Intente incorporarme
para quitarme lo zapatos, pero él no me lo permitió.
-No-ordena
seriamente.-quiero hacerlo a mi manera.-dice y me vuelvo a costar boca arriba.
París me empieza a quitar los zapatos con seducción insaciable, cuando ya no
los tengo me besa los pies y muerde mis dedos provocando cosquillas y haciéndome
reír. Continua besando cada parte de mi ser, pero se detiene para quitarme las
medias blancas.- hueles delicioso.-me comunica y me sonrojo. Ese hombre
provocaba que todo mi cuerpo se relajara sin tener que tocar mi centro y era
tan solo el comienzo. París siguió tocándome mis piernas, mordiendo mis muslos
y provocando gemidos de placer de mi parte.-túmbate boca abajo-ordena y yo obedezco.
El comienza a tocarme los hombros, el cuello y la parte superior de la espalda
con agresividad haciendo que me dieran escalofríos de placer.-quédate
quieta-pide y puedo apostar que este posee una sonrisa en el rostro.
Todo eso
resultaba mejor de lo que había pensado y no quería que terminara por ahora.
París desato mi
corsé dejándome solo con una diminuta braga.
-Eres hermosa-me
dijo cuándo me volví a poner boca arriba.
Noto que parís
ya se había comenzado a quitar la ropa, solo tenía pantanosillos negro.
-Bésame-pido
totalmente excitada por todo lo que él me hacía sentir.
No escucho
respuesta, solo sé que el abre mis piernas y se coloca entre ellas. Comienza a
besarme los senos, chuparlos y mordisquearlos con cariño hasta hacerme gritar
de placer, para luego subir a mi cuello y besarlo y morderlo una y otra vez.
-¿Me deseas?-me
pregunta en el oído y al mismo tiempo haciéndome sentir su pene en pierna.
-SI-grito
desesperada.
Él sonríe al
escucharme tormentosa y es cuando me besa en los labios como si fuera la
primera vez que tocara esos labios rojos.
-Aun no lo
hemos hecho-me recuerda.
-Solo hazlo-suplico.
-¿Qué quieres
que hagas?-pregunta poniéndose de pie.
-Quítame las bragas-le
ordeno con la respiración agitada.
El baja hacia
mis bragas y las quitas lentamente haciéndome estremecerme con nerviosismo.
-Entra en mí-suplico,
pero él no me caso.
-No-me dice
cuando tira las bragas al suelo.
-¿Que vas
hacer?-pregunto, pero él no me responde y hace lo menos que yo esperaba de su
parte.
Su lengua toca
mi punto débil haciéndome gritar con toda la fuerza de mis pulmones, el saborea
mi humedad y recorre con su lengua escurridiza haciendo que los músculos se contravengan
de placer. Siento su respiración contra mi clítoris y una que otra mordida que
me ofrece sorprendentemente.
Mis manos se
detienen en su cabello y lo sostengo con fuerza como si mi orgasmo dependiera
de ello.
Él se incorpora
un poco para que lo pueda ver.
-Sabes rico-me
dice y siento como introduce dos dedos en mi interior.-te siento muy
estrecha-dice fascinado y mueve sus dedos con fuerza.
-No-grito
sintiendo un dolor, pero ese dolor va de la mano de ese orgasmo que me lleva a
al maldito universo.
Todo mi cuerpo
se tensa y rápidamente siento una felicidad y sensación de liberación que
inunda a todo mi cuerpo, pero solo dura unos segundos y es cuando mi cuerpo reacción
buscando oxígeno.
Respiro
sofocadamente buscando aire y veo a parís con una sonrisa sobre mi vientre
observándome.
-¿Te
gusto?-pregunta y yo lo tomo del cabello atrayéndolo a mi rostro. Cuando
nuestras narices se tocan y siento el peso de cuerpo sobre el mío beso sus
labio impregnado de mi propio ser.
-Si-admito y
continuo besándolo hasta terminar de saciarme de el por completo, pero nunca
veía fin.-Vamos a bañarnos-le pido cuando siento un sudor corriendo de mi
frente.
-Me parece una
grandiosa idea-coincide parís y se pone de pie, pero antes de yo poder incorporarme
por mi propias fuerza el me sostiene sobre sus hombros.
-Linda
vista-murmuro y le doy una nalgada amistosa.
-Disfrútalo porque
después será muy tarde-me dice con picardía.
-Ahora es mi
turno-le digo cuando me pone en el suelo delante de la tina.
La tina estaba
preparada con espumas y tenía un camino de rosas delante de este. Habían muchas
velas por donde todo el baño y una caja de fosforo sobre el tocador.
-¿Que tienes planeado?-pregunta
con picardía.
-La curiosidad
mato al gato-le recuerdo y él se ríe.
-Supongo que
murió sabiendo más que el sabio-me dice mientras se quita el pantaloncillo y
deja toda a la vista.- ¿te gusta lo que ves?-pregunta.
-Te dejare con
la duda-le digo mordiéndome el labio.
-Amargada-me
dice y le saco la lengua
-Ya regreso-le
digo- empieza a encender las velas-le digo antes de ir.
Fui a la
habitación y apague las luces que estaban encendidas en la habitación.
Me quite la
peluca, la guarde en uno de los cajones, solté mi cabello y deje que callera
sobre mis hombros. Rebusque en uno de los cajones un estuche negro del cual
estaba escondido por parte de Demy. Lo abrí y encontré una jeringuilla con
sedantes para dormir a parís luego de soltarle la verdad.
Lo guarde sobre
la mesita de manera que lo tuviera disponible a la hora de actuar.
Volví al baño.
Todo estaba
oscuro excepto por una que otra vela encendida.
París estaba en
la tina esperándome.
-Hola-me saluda
como si nunca me hubiera visto en años.
-Hola-saludo y
me meto a la tina lentamente mirando a los ojos.
El agua estaba
tibia y el olor a vainilla inundaba el ambiente.
-¿Te soltaste
el cabello?-pregunta mientras me sentaba delante de él y cruzaba mis piernas
alrededor de cintura.
-Te atrape-le
digo riéndome mientras lo abrazaba.
-Te amo-me dice
y me tenso.
-Yo…-comienzo
pero las palabras no me salen y comienzo a besarlo con desesperación para que
comprenda mis sentimientos. En ocasiones las palabras no podían decir lo que
uno siente, pero los besos hablan con el corazón. En ese momento mis labios
decía lo que las vocales y los consonantes no podrían definir con toda determinación.
En menos de lo
que podía contar sentí su erección creciendo entre nosotros.
-Creo que es mi
turno-le digo y me incorporo para luego dejar que él se entierre dentro de mí
lentamente abriendo mi ser con dolor.
-Ahh-gimo por
el dolor que crece dentro de mí que me invade por una sensación placentera.
Siento como su
pene se adhiere en mi interior, llenándome de calor y provocando que mi vientre
se contraiga involuntariamente.
-¡Dios!-exclama
con los ojos cerrados.-Es mejor que todo lo que he saboreado esta noche…
-Shhh-lo detengo
mordiendo su labio inferior.-déjate llevar-le ordeno y comienzo a moverme
lentamente, pero mis movimientos se hacen errático y rápidos.- no pienses, solo hazlo.-El agua
salpicaba el suelo por nuestros movimientos. Nuestras manos recorrían todo lo
que fuera piel y carne y nuestros labios callaban los gritos que se querían
escapar de nuestros labios.
-No
pares-suplica parís más de una ocasión cuando nuestros labios no estaban unidos.
-No quiero
parar-grito y sin querer el me lleva al paraíso.-ahhhhhh….
Sin contenerse
parís se une a mí al cielo.
Deje caer mi cabeza
sobre su hombro intentando respirar con normalidad.
-Eso fue
increíble-murmura en mi cuello.
-No tienes
idea-coincido sintiendo el musculo de la pierna contraída.
-No se suponía
que teníamos que bañarnos-me recuerda parís y rio con dulzura.
-Tal vez-digo desenroscando
mi amare.
Me incorporo sintiendo como el sale de mi
interior. Me pongo de pie y salgo de la
tina mojando el suelo más de lo que estaba. Tomo una esponja del tocador y
vuelco a sentarme delante de parís, pero esta vez dándole la espalda.-ayúdame a
bañarme-le digo entregándole la espalda.
-Será un
placer-dice y comienza a frotar la esponja en mi espalda con suavidad.
Los siguientes
minutos la pasamos bañándonos, bebiendo champan y dándonos todo el amor que
podíamos dar y recibir. Ya cuando salimos de la bañera ya había sido suya una
vez más.
Volvimos a la
cama envueltos de una toalla y sintiéndonos hambrientos de comida.
París tomo la
bandeja de entremeses y se sentó a mi lado.
-Mmmm-gruño aromándome
con las sabanas sin importarme que estaba arrojando pétalos por todo el suelo.
-¿Quieres?-pregunta
y asiento mientras él me facilita una fresa en mis labios.
Comemos y
bebemos vino en silencio y sentí que era el momento para hablar.
Cuando las
frutas dejaron de existir parís y yo no acobijamos de bajo de las sabanas
desnudas.
-¿Que te
sucede?-pregunta tranquilamente.
-Tenemos que
hablar-le digo.
-Supongo que
si-coincide.-, podrías decirme ¿qué fue lo que hizo que cambiaras de decisión?
¿Qué significa una vida nueva?
-Tal vez por lo
que te vaya a rebelar me odies como tantas veces te dije…
-No te voy a
odiar-me interrumpe.
-Cuando vine a Europa
me hospede en un hotel modesto del cual me acobijo en mi nuevo mundo.-comenzó a
explicar.-, en el hotel me relacione con los dueños y tuve una relación con el
hijo de los dueños.-siento como parís se tensa.- él se volvió mi confidente y
mi único amigo al igual que yo el suyo. Tanto que con el tiempo me confeso su
homosexualidad, pero aun así sentía te necesitaba con desesperación. Fui tan
tonta para no notar lo que sucedía a mí alrededor y la única que lo noto fue
Violeta. La madre de Jonathan noto mis cambios y me confronto. Fue cuando note
lo que me sucedía…
-¿Que
fue?-pregunta preocupado.
-Yo… yo estaba
embarazada-confesé de sopetón.- y tú eras el padre.
-¿Era?-pregunta.
-Luego de saber
de mi estado, te llame pero Isabella no me permitió hablar contigo. Decidí
actuar por mi cuenta ya que tenía miedo de lo que estaba sucediendo. Sucedió lo
que meno esperaba, Jonathan se enfrentó a su madre por mí y decidió casarse
conmigo para darle un apellido al ser que crecía dentro de mí. Todo estaba bien
entre nosotros, pero mi salud empeoraba y mi embarazo se volvió de alto riesgo.
Antes de terminar al gestación tuve una hemorragia, los médicos no sabían a quién
salvar y dejaron que Jonathan tomara la decisión del cual fue salvarme a mí. El
saber que mi hijo había muerto fue algo que no pude soportar, porque a pesar de
todo. Yo te amaba y ame luego de eso. Ahora mismo te amo y no tienes idea de lo
que sufrido por tu ausencia. Jamás volví
hacer feliz porque no pude ver a mi hijo crecer, él era la prueba de lo que
sentía yo por ti…-explique en susurro y parís me abrazo con fuerza.
-Yo no podría vivir
sabiendo que tú habías muerto y me siento fatal por no haber estado ahí,
cuidándolos a los dos. Nunca lo conocí, pero ahora que sé que existió esa
criatura dentro de ti siento tanto amor como padre.-dice y siento algo caliente
correr en mi cuello.
Lagrimas
-Te amo-admito
y el me estrecha en sus brazos.
-Te amo más que
mi propia vida-me asegura.
-Espero que un día
me perdones por haberte mentido, pero todo lo hice porque mi felicidad estaba
inferior ante la tuya y ahora que sé que tu destino esta junto a magdalena y la
criatura de ambos. Esta será la última noche que puedas tenerme en tus brazos…
París no dejo
que terminara y antes de seguir con palabras hicimos el amor dos veces después.
Cuando terminamos de entregarnos al uno al otro parís se quedó dormido a mi
lado y proseguí con el plan.
Salí de la
cama, apile todas mis cosas en silencio mientras utilizaba todos mis sentidos
en parís y para estar segura drogue a parís para que no pudiera impedir mi
escape.
Deje sobre la
mesita de noche una nota para parís y mi antifaz sobre este.
Tome el teléfono
de la habitación y llame a Demitria.
-Hola-dice esta
con una risita.
-Ya termine-le
digo sin darle detalles.
-Iremos a la
habitación a limpiar tu desastre.-me dice y cuelgo.
*----------------------------------------*---------------------------------------*------------
Después de
recoger la habitación con un grupo de limpieza contratado por Demy y dejar a
parís durmiendo como un bebe, Demitria y yo no fuimos a otro hotel a pasar la
noche.
Demitria no me
pregunto sobre mi encuentro con parís y no tenía ánimos para hablar de ello.
Durante la noche no dormir y deje que los pensamientos me dominaran por
completo hasta el amanecer.
Cuando el sol salió
me arregle apropiadamente y tome mi maleta y mi bolso para luego ir me a la
estación de tren, pero antes de partir le deje una nota Demitria.
Hola,
Estoy bien,
salí de la cuidad vuelvo pronto.
Pd: no te
preocupes
S.
Necesitaba
despedirme de verdad para tomar mi decisión.
Tome mi celular
de mi bolso y marque el número de parís.
Este no tomo mi
llamada, pero le deje un mensaje comunicándole que yo había perdido mi tren y
que viajaría el siguiente día a la cuidad.
Llame al
hospital para comunicarle que no podría regresar el día de hoy.
Luego de tomar
un tren a Barcelona mi destino me llevo a las puertas de la pensión “Flor del mediterráneo”
y con todo el valor que poseía entre a lo que una vez fue mi hogar.
Las campanas sonaban marcando que ya pasaba la
hora esperada. Yo solamente poseía mi maleta y mi bolso, mi apariencia era
juvenil aunque la peluca comenzaba a darme mucha comezón.
-Hola-salude a
un chico que estaba llevando unas maletas.
-Si-murmuro al
verme.
-¿Podría
decirme dónde puedo encontrar a Jonathan?-le pregunto.
-Si señorita-me
indica el niño guiándome a la cocina.
Lo seguí sin
decir nada y observando todo a mi alrededor y note que nada había cambiado
durante aquel tiempo.
Ambos entramos
a la cocina del cual está llena de empleados. Jonathan estaba dándole unos
toques a un platillo del cual olía delicioso.
-Señor-llama el
chico a Jonathan.
-¿Si Willard? –pregunta
el que fue una vez mi esposo.
-Hay una linda
chica buscándolo-le dice el chico algo sonrojado.
-Una
chica-repite y alza los ojos para verme.
-Amelia-dice
este con total sorpresa.
-Hola-saludo
tranquilamente.
-Amelia-repite
y corre a mi lado para estrecharme en sus brazos.
-Te extrañe-me confiesa
y nos apartamos.
-Solo pasaba
para platicar contigo- le digo.
-Kellan-llama a
uno de los empleados.-. Encárgate de la cocina.-ordena.
-Vamos-me
indica tomándome del brazo y guiándome a la oficina de violeta.
Nos sentamos
delante del escritorio y esperamos para ver quien rompía el silencio.
-¿Cómo te ha
ido?-pregunta Jonathan.
-Bien-confieso.-
¿tienes algo que pueda darme algo de calor?-pregunto.
-Claro-dice y
sale de la habitación en busca de algo de beber.
Cuando vuelve
trae una botella de brandy y dos vasos.
-Gracias-digo
luego que sirve brandy en uno de los baso y me lo entrega. El hace lo mismo y
bebe al mismo tiempo que yo.
El brandy
calentó mi garganta y asentí un leve ardor en mi estómago.
-¿Que te trae
para Barcelona?-pregunta curioso.
-Solo visitar a
un viejo amigo-murmuro-, perdonarlo y agradecerle.
-¿Agradecerme?-me
pregunta sin entender.
-Nunca de agradecí
por mantenerme viva-murmuro.-, jamás lo hice y siento que debo hacerlo porque
fuiste me mayor apoyo cuando estuve sola. También te perdono por haberme
privado del único ser que desee tener con desesperación en mis brazos.
-Nuca fue mi
intensión que las cosas sucedieran de esa manera, yo solo deseaba que mi mejor
amiga estuviera viva y tanto como a mí me dolió la perdida de William parís.
También lo quería como si fuera mi hijo y lo ame como si tuviera mi propia
sangre.-confeso y sentí un dolor en mi corazón.
Ambos
permanecimos callados y bebimos más de lo creíamos para calmar ese dolor que crecía
en nuestro dolor.
-¿Cómo está el
negocio familiar?-pregunto cambiando el tema.
-Mejorando-murmura
con orgullo.-, después de tu partida mis hermanas se mudaron a los estados
unidos. Mis padres inauguraron un hotel en la costa del cual nombraron “Elena
Victoria” en honor a ti Amelia y para variar me dejaron a cargo de esta pensión.-explica
y me quedo sorprendida por todo lo que había sucedido.- el chico que viste fue
niño que dejaron delante de la pensión y que adopte para llenar ese vacío que
dejo tu ausencia. Comprendí que habiendo tantos niños huérfanos y yo este hueco
en mi corazón, supe que debía adoptarlo. Darle un hogar, una familia y un
apellido.
¿Por qué lo
nombraste Willard?-pregunto curiosa.
-Porque William
fue mi primer hijo no legítimo y sentí que este niño se sentiría orgulloso en
saber que gracias a William yo cambie para ser una mejor persona. Además Willard
es un nombre fuerte para un chiquillo con su temperamento.-murmuro con una
sonrisa.- se parece mucho a ti, tiene tu temperamento y tu carisma para ver el
mundo de otra manera.
-Me alagas-le
digo y ambos reímos.
Mi celular
cobra vida y suena con rebeldía.
-Me
permites-pido y el me dejas a solas.
Tomo la llamada
sin fijarme en el número.
-Hola-saludo.
-Hola sophia-me
saluda Theo preocupado.
-¿Que
sucede?-pregunto.
-Demi me dijo
que desapareciste-murmura.
-Fui a visitar
a un amigo-le comunico.-, debía hacerlo para poder tomar una decisión. Volveré
mañana a la cuidad y podremos hablar con más calma.
-Adiós
sophia-se despide y cuelgo sin decir otra cosa más.
Salgo de la
oficina y me encuentro a Willard.
-Hola- saludo
al chico.
-Hola-me saluda
sonrojado.
-¿Sabes dónde está
tu padre?-le pregunto.
-Esta con uno del
huésped-me responde.
-¿Quieres un
helado?-le pregunto amistosamente y el asiente.- porque yo conozco un lugar
donde venden el mejor helado.- le indico y le ofrezco mi mano.
Willard la tomo
algo asustado y nos fuimos a comer a la heladería a la que yo había ido muchas
veces en mi juventud.
Esa tarde comí
helado con Willard y me hospede en la pensión, pero esta vez no dormí en mi
vieja habitación. Cene con Jonathan, Willard y con los huéspedes y tuve una
velada hermosa.
Al día
siguiente me desperté muy temprano para desayunar y despedirme de Willard y
Jonathan. La despedida fue muy triste para Jonathan y para mí, pero prometimos
vernos en el futuro.
Durante el
tiempo que estuve esperando el tren pensé en los sucesos de los últimos años y comprendí
que ya había tomado mi decisión, pero antes de tomarla debía hablar con mis
hijos.
Tome un tren
que me dejaría cerca del colegio donde mis hijos estudiaban y tome un taxi para
visitarlos.
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Este capitulo se lo dedico a los besos que di, despues de una roptura...
Yo he tenido que decir adios y dejarlo con mi propia firma... Mi firma es mi beso...
Mi beso contiene el ultimo aliento de amor <3
Feliz navidad!!
Carpe Diem