jueves, 26 de diciembre de 2013

La Mujer Que Quiero Tener "capitulo 18"




El encuentro



Yo nunca había asistido al carnaval, pero había escuchado cosas fascinantes de estas festividades. Todo lucia como si el tiempo hubiera nos hubiera arrastrado a siglos atrás. Las vestimentas, las comidas incluso resultaban medieval.
Todos llevaban máscaras y todo era colorido.
No podía distinguir a nadie por las máscaras y supongo que nadie podría distinguirme.
El cielo estaba despejado y hermoso,  la luna no se hacía presente, pero estaban las estrellas para iluminarnos la noche helada de otoño.
Además de las estrellas para alumbrarnos había unas antorchas que luchaban para mantenerse vivas.
Yo estaba caminando  entre las personas buscando a Nick, pero nadie me resultado parecido.
-¿Cómo estás?-me pregunta Demy al oído.
Me giro y la veo tomando vino.
-Nerviosa-admito.
-Es fácil notarlo-me asegura.- ya mismo lanzaran los fuegos artificiales-me anuncia y miro al cielo.-deje todo listo para cuando tengas que despedirte.
-Gracias-agradezco mirándola a los ojos.- por todo.
-Suerte- me desea y me alejo de su lado.
Camino a la pista  de baile y espero a que llegue el hombre que me quito lo de niña.
En la pista de baile solo había un par de parejas bailando por lo cual me pude situar en el medio de la pista sin romper el baile de alguna pareja.
A lo lejos estaban unos músicos tocando con instrumento medievales una música melodiosa.
Tenía miedo, pero debía ser valiente con todo lo que pretendía hacer con parís. Ya no podía echarme para atrás, debía ser tan valiente como había sido siempre. Yo tenía que luchar por ser feliz y amada. Ya tenía que dejar las mentiras y mi pasado a un lado y actuar con tranquilidad y sinceridad.
-¡Boom!-exploto el primer fuego artificial.
Mire al cielo y solo encontré un de este verde sobre el cielo negro sin luna.
Nadie se acercó a mí y nuevamente hubo otra explosión en el aire.
El cielo se tornó de destellos rojos.
Tal vez se arrepintiendo en el último momento y no quiso verme como tanto había dicho. Yo estaba haciendo el ridículo en creer que el aun deseaba verme.
Era mejor que me fuera al hotel y continuara con el plan B.
-¿Quieres bailar? – me pregunto una voz masculina y conocida en mi oído con el corazón latiéndome porque el fondo tenía miedo de que todo fuera un sueño, pero mi expresión cambio de forma radical al ver que todo era real. Porqué cuando lo vi a parís supe que era la persona que quería ver con el corazón.
Antes de responder me limite a observarlo y sentí que esta conversación ya la habíamos tenido mucho antes.
Que a diferencia de sophia y Nick, ellos seguían siendo en el fondo Julieta y parís.
Los amantes del verano.
Me gire y le mire a los ojos.
Sus ojos eran verdes esmeralda y brillaban bajo la luz de los fuegos artificiales, tenía el cabello castaño, corto y lacio, su cabello tenía un tono dorado como si brillara sin ninguna ayuda del astro rey. Vestía distinto a los otros hombres que asistían a la festividad. Su ropa no era de etiqueta sino medieval de color negro y blanco y para ser sincera parecía verle muy bien a él, ya que su musculatura sobresaltaba de una forma sorprendente y además de su cuerpo capte que tenía una sonrisa tranquila, divertida y sobretodo nervioso. 
La máscara que tenía parís le cubría medio rostro como el fantasma de la ópera.
-¿Qué?-pregunte sorprendida no solo por su belleza de adonis si no porque si dirigía a mí como si aún fuera la chica más hermosa del planeta.
-¿Quieres bailar?-volvió a preguntar con una sonrisa en el rostro.
-¿Con quién?- pregunte mientras que parís mí me asesinaba con su sonrisa y quemaba mis nervios.
El alzo una ceja y su sonrisa se hizo más inquietante.
Mi corazón no se detuvo porque no deseaba dejar de latir con todas las emociones que presionaban contra mi pecho.
El cielo se llenó de otros destellos lo cual no me fije.
-Conmigo obvio- susurro y articulo con claridad cada silaba.- siempre deseare tener el placer de bailar contigo.
Me sonroje y me encogí de hombro.
Me alegra saberlo-le digo mientras coloco mi mano sobre su hombro y el sombre mi cintura, con mi mana izquierda y con su derecha unimos nuestras manos en una conexión irrompible.
Bailamos con elegancia sin decir nada la primera canción.
Cuando terminamos nos retiramos aun lugar más alejado de la música.
Caminamos por la calle con un silencio glacial entre ambos.
-¿Cómo estás?-me pregunto el rompiendo el silencio entre nosotros.
-No me puedo quejar-digo sin darle más soltura y cambio el tema algo radical.- ¿Cómo está tu prometida?
París me mira sorprendido ante mi pregunta.
-Ella está bien-responde secamente.- ¿Cómo sabias que tenía prometida?-pregunta con curiosidad.
Me encojo de hombros.
-Tengo buenos contactos-respondo.- ¿la amas?-le pregunto.
-No-admite.-, jamás lo hice. Solo intentaba seguir el consejo de una amiga.
-¿Cual amiga?-pregunto curiosa.
-Sophia-responde observando mi reacción.
-Ahh-susurro.- ¿la doctora?-le pregunto y asiente.
-Si-dice algo sonrojado.
-¿Qué?-le pregunto curiosa para su sorpresa.- ¿Somos amigos?
El asiente.
-Nunca pensé volver a verte y estar platicando de las dos mujeres que me tienen mi vida de cabeza con la mujer que me empujo a ella-explica y controlo mi impulso de morderme el labio.- no amo a magdalena, pero ella tiene una parte de mi viva dentro de ella. Luego esta sophia…-dice sin concluir la oración.
-Cuéntame de ella-le pido.- ¿Cómo es ella?
-Ella es tan perfecta como tú-admite sonrojado.-, es inteligente, terca, fuerte y toda una guerrera.-dijo y vi algo que solo había visto en el cuándo éramos jóvenes.
-¿Te enamoraste de ella?-le pregunto.
-Julieta-comienza al ver mi mueca de horror.
-Solo me sorprendo saber que la amas, que ames a otra mujer que no sea yo. Me siento culpable por todo lo que ha sucedido en tu vida-susurro.
-Todo lo que sucedió me hizo un hombre-admitió el.-, sin ti todo hubiera sido caos. La amo a las dos, desearía tenerla a los dos, pero no puedo. Ella  jamás me vera con eso ojos y tú no querrás estar conmigo.
-Yo siempre quiero estar contigo-admití y el me tomo de la cintura.
-¿Porque me dejaste?-me pregunto y sin querer me sonrojo.
- porque fui una idiota y tuve los motivos para no volver a tus brazos-susurre y me acerco a su rostro.- ahora te voy a saborear hasta morirme…-Presiono mis labios sobre los de él, mis labios se amordazan a los de él y siendo más seductora que el muerdo su labio inferior.- aunque sea por esta noche.
-Solo esta noche-repite y asiento.- ¿Me dirás la verdad?-pregunta.
-Si-respondo siendo algo insegura en mi respuesta.-, pero no aquí.
-¿Quieres volver a bailar?-pregunta.
-Contigo-murmuro y el me guía a la pista de baile.
Bailamos la siguiente hora y en una ocasión un hombre me pidió que bailara con él. París cedió algo irritado, pero le sonreí para calmarlo.
Después de bailar con el decidí ir a tomar un descanso.
-Voy a tomar un poco de aire-le digo, pero este no me suelta.-no iré a ningún lado… lo prometo. Ve a buscar a magdalena y dile que esta noche no podrás estar a su lado esta noche-dije.
-Claro-dice este caminando lejos de la pista de baile.
Camine a donde estaban los refrigerios y tome una copa de plástico dorada.
Bebí tranquilamente el vino barato de aquella copa, pero antes de terminarla alguien se acercó a mi lado.
-¿Me concede esta pieza de baile?-me pregunta alguien detrás de mí.
Me volteo y todos mis miedos se hacen presente.
Kyle Prince estaba junto a mí, se veía impecable como si nada hubiera pasado en las últimas semanas.
-Disculpe-susurro controlando mi expresión.
-¿Que si me concede este baile?-repite la pregunta.
-No-niego-, yo tengo este baile para otra persona.-digo intentado sonar tranquila.
Kyle me observa detenidamente.
-¿No habíamos visto anteriormente?-pregunto acercando su mano a mi rostro, pero la aparte de un mantazo.
-No me toque-le digo enojada.-, yo no le conozco en absoluto.-digo apartándome de su lado.
-Baila conmigo-pide tomándome forzosamente y guiándome a la pista de baile contra mi voluntad.
-No quiero bailar contigo-digo intentando zafarme de él y buscando con los ojos a parís. Era increíble Kyle no pudiera distinguirme siendo Julieta y parís no pudiera distinguirme como sophia.-suéltame-pido, pero este no me hace caso. Coloca su mano sobre mi cintura y sostiene mi mano izquierda con derecha y comenzamos a bailar.
El baile era forzado e incómodo de mi parte.
-Suéltame-ordeno enojada.
-¿Quién eres?-me pregunta, pero no le respondo.- ¿qué haces con mi hermano?-pregunta y me quedo en silencio mientras damos vueltas en la pista de baile.
-Kyle-llamo parís y fue cuando paramos de dar vueltas.
-Hermanito-saluda sin soltarme.
-Suéltame-pido ya desesperada.
-Kyle suelta a Julieta-ordena enojado y preocupado por la situación.
Los ojos de Kyle se abren por la sorpresa.
-Ella es Julieta-murmura para sí mismo.- es más hermosa de lo que pensaba. Ya veo tu obsesión con ella, si es una joya increíble.-dice mirándome con deseo.- supongo que estamos a mano. Tienes a sophia y yo la tengo a ella…
-Ella no es de tu importancia-murmura.- y sophia es inalcanzable.
-Suéltame-repito y no aguando más. Siento como la adrenalina llenando todo mi cuerpo y mi mano derecha se cierra con toda mi fuerza sin poder evitarlo mi mano golpea su nariz. Como era de esperarse el me soltó para sostener su nariz fracturada.
Corro a los brazos de parís.
-Es una chica difícil-Kyle le dice a parís.-, ya veo por qué te gusta.
-No vuelvas a buscarnos jamás-le advierte furioso.-, si vuelves a tocar sophia te asesino con mis propias manos-prometió  me entremesi.- y si te acercas a Julieta vas a desear no haber nacido.
-No serias capaz, no tienes lo que se necesita para ser asesino-le explica con un brillo maligno en sus ojos.- nos volveremos a ver muñeca y pronto-promete y desaparece antes que podamos decirle otra cosa más.
-¿Estas bien?-pregunta parís mientras me sacaba de la pista de baile.
-Si-murmuro sintiendo un dolor pulsante en la muñeca y en los nudillos.
Me toco la mano derecha y ahogo una mueca.
-Deberíamos ponerle hielo a tu mano-me sugiere parís.
-Luego-digo soportando el dolor.- ¿quieres bailar?-pregunte y el me negó con la cabeza.
-Perdón por que hayas tenido que presenciar una escena desagradable con mi hermano-me consuela.
-No es la primera vez que trato con idiotas-le aseguro y mi mente vuela a un chico llamado Sebastián.
-¿Que deseas hacer?-pregunta preocupado.
-Vamos al hotel-le respondo.
-Vale-murmura y caminamos al hotel donde yo me estaba quedando.
-¿Tu prometida sabes que estás conmigo?-pregunto.
-No-responde-, tampoco se donde ella-explica.
-¿Sophia donde esta?-pregunto con indiferencia.
-Visitando unos parientes-me explica poniendo fin a la conversación por el momento.
Cuando llegamos no estaba en italiano en su lugar había una mujer morena.
-Buenas noches-saluda con cordialidad.
-Deseamos tener la llave de nuestra suite-murmuro.
-¿A quién está reservado la suite?-pregunta mientras buscaba en el ordenador.
-Nicholai Prince-respondo y siento que mi compañero me taladra con la mirada.
-Si-murmura esta- , exacto estas son sus llaves-dice está entregándole una llave a parís.
Este la toma con cierta curiosidad.
Me permite una hoja de papel y un bolígrafo-pido y ella me lo entrego. Me inclino sobre el escritorio y escribo rápidamente.
1.       Fresas
2.      Uvas
3.      2 filetes de pescado a la jardinera
4.      2 estofado de calamares
5.      2 botellas de champan
6.      Chocolate derretido
7.      Panecillos con ajo
8.     Ensalada cesar
9.      Ensalada de frutas
10.  Vino tinto del 1993
11.   Pétalos de rosas blanca, rojas y amarilla sobre la cama, en la tina y en el suelo.
12.   La tina sea preparada.
13.  Velas aromáticas
14.  Fósforos

Le entregue la nota a morena.
-Deseo que todo esté listo cuando vayamos a la habitación, les concederé una hora-le susurro a la chica.- estaremos en el bar-le anuncio y toma a parís guiándolo al bar.
-¿Porque vamos a bar?-pregunto.
El bar estaba vacío para mi gusto, la mayoría de las personas debían estar celebrando en las calles.
-A esperar y a platicar, porque supongo que tienes miles de preguntas que hacerme-le digo y nos sentamos en la barra.
-¿Que deseas princesa?-pregunta el cantinero.
-Una soda-respondo, necesitaba estar lucida para esta conversación.-, para mi enamorado un wiski en la roca.-señalo a parís.
-Claro-responde con una sonrisa.
-Enamorado-repite sarcásticamente.
-Creído-le digo y reímos divertidamente.
Nos entregan nuestras bebidas y parís dispara la primera pregunta.
-¿Que has hecho de tu vida?-me pregunta.-, se sincera.
Suspiro
-He viajado a muchos lugares, obtuve un doctorado en medicina y vivo una vida aceptable para mi suerte-murmuro.
-¿Medicina?-pregunta curioso.- ¿tu mundo no se definía escribir y ser periodista?-pregunta.
-Ese era mi sueño, pero todo cambio cuando….-no termine y comencé a beber mi soda.
-¿Qué fue lo que te detuvo?-pregunto curioso.
-Una nueva vida-respondí sin mirarlo a los ojos.
-Explícate-ordeno y escuche algo romperse.
Trague hondo y pensé que todavía no podía decirle la verdad.
El cantinero volvió a nuestro sitio.
-¿Sucede algo princesa?-me pregunta a observar la expresión de parís.
-Otro trago a mi enamorado que tiene una mano muy fuerte-murmure.
-Claro, pero si tiene problema con su enamorado-me dice enfatizando la palabra “enamorado”.
-Gracias, pero estamos bien-le aseguro y ente se lleva el bazo roto.
Vuelve limpia la barra y para después entregarle un nuevo trago a parís.
-Gracias-agradecí y el cantinero se fue atender a un nuevo cliente.
-¿Me puedes decir que te sucedió?-pregunta cuando ve que el cantinero no puede escucharnos.
-No te puedo contar esto ahora-murmuro.-, es muy privado y doloroso. Siguiente respuesta.
-¿Te has enamorado?-pregunta.
-El único hombre que me enamoro antes que tu fue romeo, pero cuando apareciste creí que te hacía daño, pero cuando me aleje de ti. Comprendí que te amaba con todo el corazón y viví con ese dolor por toda mi vida hasta a hora.
-¿Que sucedió ahora?-pregunte
-Alguien pudo enamorarme a pesar de mi pasado y a pesar de mis sentimientos hacia ti-le explico y bebo todo lo que queda de mi soda.- estoy enamorada de dos hombres y del cual debo elegir.-murmure.
París se tomó ese trago y pidió otro antes de formular la siguiente pregunta.
-¿Dónde has vivido en los últimos años?-pregunta.
-En Europa-respondí.-durante los últimos 10 años estuve aquí.
-¿Cómo te llevas con tus amigas?-pregunta.
-Cary y Chary están bien, tienen la vida que no tuve y en ocasiones platico con ellas. A pesar de la distancia mantuve con tacto con algunos de mis amigos, pero no con todos.
-¿Cómo te va con romeo?-pregunta seriamente.
-Romeo es felizmente divorciado y padre ejemplar de una chiquilla hermosa. Hablamos cuando tenemos la ocasión y ha sido un buen conmigo especialmente cuando papa murió…
-No sabía que tu padre había muerto-admite.
-Fue muy difícil para mí, pero con ayuda de mis amigos pude superar la muerte de mi padre. Mama se siente mejor al saber que mi padre no sufrió en su muerte y está totalmente tranquila por mí.
-¿Desea algo más?-pregunta el cantinero acercándose a nosotros nuevamente.
-Más soda-pido y este me sirve más soda en mi baso vacío.
-¿Qué piensas hacer?-pregunta parís quitándose la máscara.
Su rostro era tan hermoso como siempre y eso provocó que mi corazón saltara de alegría y felicidad.
-Aun no lo sé-admito.-, solo quiero que transcurra esta noche como debe ser-explico y parís me toma las manos.
Mi corazón comienza a latir con violencia y propia independencia.
Toda la sangre sube a mis mejillas.
-Extrañaba eso-admite.-, amo cuando te sonrojas y te muestras intimidada por mí. Incluso puedo sentir como tu piel se eriza deseosa de que yo la posea es algo que anhelaba volver a sentir.
-Yo también-admito.
-¿has tenido muchos amantes?-pregunta y asiento.
-Ninguno pudo hacerme sentir mujer como tú-murmuro y tomo un sorbo largo de mi soda.
-Porque tú no amabas a tus amantes como me amas a mí-explica orgulloso.
-Eso pensé-susurre.
-¿Cómo fue que pudiste desaparecer tan fácilmente?-pregunta nuevamente.
-Deberías preguntarle a tu prima-le digo.
-¿Isabella?-pregunta sin comprender.
-Ella sabe cómo fue que lo hice, fue la que me impulso a tomar esta decisión y cuando te necesitaba volví a contactarte ella me dijo lo suficiente para alejarme de ti y jamás volver.-explique.- no sabes las cosas que hice porque fueras feliz sin mí. Sufrí y nunca volví hacer la misma…
-Señores-nos llama la morena del vestíbulo.
-¿Si?-pregunto.
-La habitación esta lista-anuncia y se retira.
-Cantinero- anuncio y él se me acerca con una sonrisa.-podría cargar esto a mi cuenta.-pido y este asiente.-vamos-ordeno a parís tomándole la mano.
-¿Esto no te cuerda a tu graduación?-pregunta y me encojo de hombro.
Nos dirigimos a tomar el ascensor y mis pensamientos mi llevan al pasado.
Salimos de ese lugar sin mirar atrás y fuimos a una habitación lujosa.
Me morí de la vergüenza cuando vi la cama de la habitación.
Mi conciencia sabia una cosa que yo ignoraba.
Sabía que me había metido en problema del cual no tendría escapatoria.
Deje en una mesa mi bolso, me mantuve de pie y alejada de la cama, mientras que Paris se mantenía de pie.
-¿Qué edad tienes? Pregunte con curiosidad.
-16 años -respondió mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba en la cama.
Mis ojos se abrieron sorprendidos y Paris lo noto.
-Sorpréndete- inquirió Paris.
-Si- murmure.
Me sonrió.
-¿Estas mejor?- me pregunto Paris y se aflojo la corbata del cual tenía un nudo perfecto.
-No lo sé -. Respondí sintiéndome fatal al recordar lo sucedido.

-Hay veces que el pasado se puede olvidar, pero no pueden olvidar las heridas marcadas en el corazón-. Susurro Paris.
-Aja- murmure y después suspire.
-A demás yo no quiero verte así- dijo y se acero hacia mí- sonríe- me ordeno.
Le sonreí involuntariamente.
El me observo por un segundo sosteniéndome la mirada, se acercó más de lo hubiera hecho un desconocido y por un segundo vacilo, vacilo de la manera que Romeo nunca hubiera vacilado. París vacilo de una manera extraña como si deseara hacer una cosa que no estuviera permitido ni fuera caballeroso.
 Todavía sosteniendo mi mirada se acercó a mí y presiono sus labios sobre los míos, sentí la emoción y la lujuria en sus labios rosados. Al principio no supe de forma cierta que ocurría, pero cuando mi mente proceso lo que estaba ocurriendo, mi cuerpo estaba actuando contra mi mente y mi conciencia.
Rodee mis brazo alrededor de su cuello y seguí besándolo con la misma pasión que nunca había demostrado. Sentí como sus manos se recorrían mi cuello, mis hombros y se detenían en mi espalda, pero sus manos no se apartaron de mi espalda, sentí como desataba el lazo que tenía en la espalada. Aunque estuviera besándolo no sabía que ocurría luego, sin detenerme deje que su lengua entrara a mi boca y jugara con mi lengua sin importar lo que en mi mente pasara. Aunque mi mente y conciencia estuviera fuera de control, aunque mi cuerpo estuviera actuando de una forma inaceptable no evito que mis oídos escuchara el sonido de la bragueta de mí vestido deslizarse hasta su punto de inicio. El vestido se deslizo sobre mi cuerpo y cayó al suelo, un aire frio recorrió mi cuerpo.
Me aparte de París bruscamente.
Sin contenerme comencé a respirar frenéticamente.
-Lo siento-. Se disculpó Paris.
Lo mire por un segundo y volví acercarme sin importarme nada más.
-Al carajo- masculle.
Me acerque a él, cerré los ojos en el instante que presionaba mis labios sobre los suyos. Ciegamente deslice mis manos sobre la corbata, la desate completamente y deje cayera al suelo. No solo mis manos se movían, las manos de Paris acariciaba todo mi cuerpo desde la parte más sensible a la más tensa.  París dejo de besarme en los labios y comenzó a besarme en el cuello y en los hombros dejando un cosquilleo sobre la piel. Yo estaba semis desnuda frente a un chico que desconocía, ningún hombre me había visto en ropa interior.
Abrí los ojos y me concentre en París y no en mí.
 Mis dedos temblorosos por la emoción desabrocharon cada botón de su camiseta hasta dejar al aire libre su mi pecho y abdomen al descubierto. Paris dejo de basarme, amablemente se apartó de mí y se quitó su camiseta del cual toco suavemente el suelo. Aproveche esa milésima de segundos para tomar aire puro por la boca, sin apartar mis ojos del él.
 Paris parecía muy emocionado como yo, rápidamente me tomo en su brazo después que su camiseta cayera al suelo, después me cargo como una bebe y me llevo a la cama. Mis ojos no se habían apartado de él, pero aun cuando el desprevenidamente me tomo de esa forma mi corazón salto chocando contra mis costillas de emoción. La sangre corría rápidamente por todo mi ser con más fuerza y energía, todo en mi cuerpo se aceleraba como el motor de un auto.
Mi cuerpo se estremeció cuando toco la tela suave y acolchonada de la cama, Paris me acostó en la cama con delicadeza como si yo fuera frágil y delicada. Amablemente él se apartó de mí y sin apartar mis ojos  de París vi como acariciaba mis tobillos, desataba el nudo de los listones de seda y me quitaba los tacones con cuidado y concentración. Luego de quitarme los tacones y dejarlos en el suelo. Comenzó a besar mis tobillos y siguió besando cada parte de mi cuerpo hasta llegar a la meta. Mis labios. Mis labios temblaban de emoción, pero no se comparaba con mi corazón quien palpitaba rápidamente.
El silencio era interrumpido por nuestros latidos ya que su corazón latía de la misma manera que lo hacia mi corazón.
Él estaba acostado sobre mí, besándome con lujuria y suavidad. En sus besos olvide el temor, el dolor y quizás pude querer a Paris después que me entregue a él y no a Romeo como una vez quise hacer.
Una luz dorada quemaba mi rostro.
Abrí los ojos.
A mis ojos le costaron varios segundos adaptarse a la luz de la lámpara, note que la luz provenía de una lámpara de plata. Recorrí con mis ojos la habitación y supe que no era mi habitación, pero como había llegado ahí. Los recuerdos inundaron mi mente rápidamente y recode todo. Una corriente helada recorrió por mi cuerpo y supe que estaba desnuda en la cama. Lentamente me incorpore y sentí la mano de Paris agarrar mi brazo derecho.
-¿a dónde vas?- pregunto con vergüenza en su voz.
Me voltee y lo vi claramente, sus ojos parecían dolidos y sufridos, pero mi conciencia no entendía aquel sentimiento.
-No lo sé-. Susurre.
Mi voz sonaba distinta y rara.
-Quédate- imploro.
Me quede callada sin saber qué hacer y mis ojos se captaron el sentimiento del dolor y vergüenza.
-Perdóname, no debí comportarme de esa forma soy un idiota…- Paris comenzó hablar.
-No digas esos- le interrumpí-. Tú no eres un idiota, yo debí detenerme, quizás alejarme o poner un alto-suspire-. Yo soy la culpable-. Murmure.
-Me odiare a mí mismo si te hice daño…- comenzó a decir.
- Tu nunca podrías causarme el dolor que ya me han hecho- .le asegure con sinceridad, sentí una lagrima de perla recorrer mi mejilla y Paris la detuvo antes de llegar a mis labio.
-Perdóname-imploro.
-No- dije.
-¿Porque?- pregunto confundido.
-No hay nada que perdonar ya que la culpa no es de nadie- le explique.
El suspiro con tranquilidad.
-¿Qué hora es? –pregunte con nerviosismo.
-Apenas ha terminado el atardecer-. Susurro y me volví acostar en la cama.
-Vaya – me limite a decir sorprendida de lo mucho había dormido.
Mis ojos seguían fijos en su rostro, aunque yo me mantenía alejada de su cuerpo desnudo. Sin embargo no era por miedo si no por vergüenza.
-Sabes una cosa- comenzó y parecía avergonzado.- que a pesar de todo quisiera estar contigo.-susurro Paris sin apartar los ojos de mi rostro.
-¿Por qué?- pregunte sin entender sus palabras.
-Siento algo por ti- .respondió Paris.
-¿Qué es?- demande.
-Amor-respondió.
No quería ser cruel ni malévola así que soporte la risa.
-Apenas me conoces- le dije y por un segundo sentí lastima por París.
-Sé cómo te llamas-. Susurro tranquilamente.
-No es mi nombre verdadero-. Replique.
-Lo sé- me contesto con toda naturalidad.
-¿De qué sirve eso?- pregunte sin comprender.
-Mucho- se limitó a contestar.
Me encogí de hombro si tener que decir.
 Paris se acercó a mí y tomo mi rostro con sus manos tibias. Su aliento me quemaba el rostro con más fervor que antes y París murmuro con suavidad:
-Sé que no me amas, pero con un poco de esfuerzo y tiempo a prenderas a sentir lo mismo que siento yo por ti-. Me aseguro con una promesa.
-¿Tú crees?- pregunte sin pensar en las palabras.
-Si -dijo y me sonrió.
-¿Que te hace pensar eso?- exigí saber.
-Tengo el tiempo del mundo y una vida entera para curar las heridas que tiene tu corazón, yo tengo el optimismo de que conmigo podrás olvidar a ese ser que ha roto tu corazón.
Trague hondo ya que recordé la pesadilla con dolor y espanto.
-¿Quieres intentarlo?-pregunto Paris con educación.
Me tome mi tiempo para contestar esa pregunta.
Porque me importaba Romeo si ya el no sería para mi si no para Rosalinda. Yo tenía el derecho de vivir y ser feliz, pero si el destino me puso a Paris en el camino que manera para saber que la suerte seguía estando de mi lado. Paris parecía agradable, inteligente, atento y caballeroso, se podría contar su bella deslumbrante. Ya mi corazón estaba roto y Paris era el cardiólogo que el destino me había encomendado para que curara mi corazón roto y desnutrió por falta de amor y cariño.
Sabiendo cual era la respuesta me acerque a Paris y presione mis labios con suavidad en sus labios. Me aparte con normalidad y el soltó sus manos de mi rostro y me rodeo con su brazos fuerte y llenos de calor.
-Gracias- susurro agradecido por mi beso.
-Gracias a ti- le susurre y cerré los ojos conteniendo las lágrimas.
Había unas cosas terrible y las podría en numerar con facilidad, pero los más cruel que había hecho era hacer que un chico tuviera ilusiones conmigo y por primera vez acepte renunciar a Romeo y a humillarme ante el locamente como sin dudad cualquier chica se atrevería hacer.
 -¿Te tienes que ir? -pregunto Paris.
-Si -dije abriendo los ojos.
-No quiero…- comenzó a protestar.
-Si no llego a casa mis padres se preocuparan mucho y formara un paro nacional-. Le explique y él me soltó.
-¿Puedo llevarte a tu casa?- pregunto cuándo se incorporaba.
-Supongo que sí-.respondí.
Me incorpore rápidamente y la sabana se deslizo sobre mi piel hasta caer al suelo, mis ojos capotaron una mancha de un tono rubí en la sabana.
-¡Oh por dios!- exclame al ver la sangre.
-¿Qué ocurre?- pregunto preocupado Paris.
Tome la sabana del suelo y se la mostré.
-Esta es la mejor forma para recordar como perdí mi virginidad-. Susurre y Paris me escucho.
-Tú eras virgen.-susurro.
-Si- dije sonrojada por el tono de su voz- esta fue mi primera vez- le explique.
-Oh-se limitó a decir.
-Además no importa, todavía sigo siendo una virgo-. Dije intentando ser graciosa.
El comprendió mi chiste y soltó una carcajada apagada.
-Al menos yo sigo siendo un tauro-. Se limitó a decir y me sonroje.
Romeo y París eran tauro.
-Paris no te molesta si me baño-.le pregunte ya que me sentía sucia y extraña debido a la sangre y el sudor.
 -Si- dijo. Se levantó de la cama y se puso uno pantaloncillo que había en el suelo.
Su cuerpo volvió a impactarme de una forma dura y penetrante, no podía negar que Paris era muy guapo. En mi ser sentí las ganas de besarlo y volver a estar en eso brazos grandes y protectores. Me dio la  espalda por un segundo y pude ver los arañazos ensangrentados que tenía en la espalda.
-París-susurre sonrojada.
-Si- se voltio y me sonrió y sin contenerse me mostro los surcos pequeños en sus mejillas.
-Tienes sangre en la espalda-. Susurre sin comprender como se había hecho esa herida notable.
-La próxima vez, contarte las uñas-. Me aconsejo.
Me ruborice ya que yo fui quien le hizo daño.
-Ups-balbuce y París comenzó a reír a carcajada. -, no fue mi intención hacerte daño, es que no sabía a qué aferrarme.
-Ah-dijo y volvió a reír.
Suspire y me mordí el labio.
Paris me escucho y se voltio a verme, sus ojos se volvieron frustrado al ver mi rostro sin comprender nada.
-¿Qué?- pregunto.
Me encogí de hombro y me puse de pies, rápidamente me enrede la sabana alrededor de mi cuerpo intentando ocultar esas partes que nunca quise que un hombre viera de mí. Camine al baño  con tropezones gracias a mis nervios y falta de reflejos, sin contar que me sentía agotada. El baño fue muy tranquilizador, pero no evito que derramara lágrimas. Ya fuera de la ducha me prometía a mí misma que no lloraría frente a Paris. Me puse una bata de baño y salí del baño en busca de mi ropa. Cuando entre Paris estaba a costado en la cama con la vista fija en el techo, me sentí preocupada por la expresión de su rostro. Me acosté a su lado y fije mi vista al techo.
-¿Está bien?- pregunto nuevamente.
-Si- mentí.
-¿En qué piensas?- pregunto sin ver mi rostro.
Me mordí el labio.
-Pienso en muchas cosas-. Respondí
-Ummmmmm-murmuro.
Me quede cayada esperando un comentario de su parte.
-Les agradare a tus padres-pregunto.
-Claro-me me mordí el labio-, pero debemos ser un poco cuidadoso.
-Si- susurro Paris.
 -Es mejor esperar una o dos semanas y en esas semanas hablare de ti lo suficiente, que cuando vengas a mi casa mis padres no estén sorprendidos e incrédulos-.explique siendo un poco optimista.
-Suena bien-. Coincidió.
 -¿Dónde vives?-pregunte.
-París-
-¿Cómo aprendiste hablar español?-pregunte sin escuchar su asentó europeo.
-Mi madre tiene sangre caribeña correándole por las venas y ella me enseño hablar correctamente el español-. Explico Paris.
 -¿Dónde está tu prima?-pregunte.
-Isabella está con unos amigos- explico-, ella es muy inmadura en el sentido que no hace lo correcto...
-Pero tienes que volver, no se quedaran para siempre en este lugar- lo interrumpí.
-Mis padres están de viaje y ya termine la escuela-. Me explico.
-Oh-
Paris se incorporó y mi miro fijamente.
-Te prometo que funcionara-. Me volvió a prometer y le sonreí para infúndale valor.
-Sé que me odiaras- comente con naturalidad.
-Jamás-negó este y yo no dije nada más.
-Julieta-me llamo parís cuando  el ascensor se abrió delante de nosotros.- ¿estás bien?-pregunta preocupado.
-Sí, es que estaba recordando nuestra primera vez-explico y entramos al ascensor.-, éramos unos mocosos tontos y mira lo que nos marcó aquella vez.
-Para mí fue el cambio de todo y no me arrepiento de nada-me suelta de sopetón y marca nuestro piso.
-Yo tampoco-murmuro.-, mi primera vez fue perfecta junto a ti, fuiste gentil a pesar del dolor y es uno de los mejores recuerdos que tengo de nosotros. Me demostraste amor y pasión como nadie había hecho. Tu amor fue el que me hizo sentir algo hermoso que duro poco tiempo.-explique y el ascensor nos dejó en nuestro piso.
Fuimos a nuestra suite y podía sentir mi corazón latir con violencia.
-Era ahora o nunca-me dijo mi vocecilla en mi cabeza.
París abrió la habitación y me dejo entra primero.
-Wow-la exclamación salió de mis labios.
La habitación era más pequeña que la suite que yo compartía con Demitria. Tenía una cama matrimonial con un corazón de rosas rojas, al pie de la cama había un camino que iba directamente al baño y otro camino había hacia el comedor. En el comedor había la cena que yo había pedido, junto a la cama había una bandeja de entremeses que yo había pedido para los dos.
-Es increíble-murmura parís cerrando la puerta en nuestra espalda y noto que no tiene su máscara.
-Creo que si-murmuro- cenamos-le indico señalando la mesa.
-Claro-dice y saca la silla para permitirme sentarme primero que él.
-Gracias-agradezco mientras coloco la servilleta sobre mi falda.
-Tiene un buen olor-me comunica mientras se sienta a mi lado.
Ambos abrimos el primer platillo y dejamos que olor nos invadiera.
El estofado era delicioso para mi paladar,  luego seguimos con la ensaladas aunque yo comí la de fruta y parís la ensalada cesar. Cuando llego al pescado ambos ya estábamos suficientemente lleno por el momento.
Para ese momento el vestido ya me molestaba lo suficiente para querer quitarlo.
-¿Estas bien?-pregunta parís mientras me quito el antifaz.
-No, el vestido me molesta lo suficiente-respondo poniéndome de pie.
-¿Deseas que te ayude a quitártelo?-pregunta y lo miro a los ojos sorprendida.
-Si-susurro, él se pone de pie y se acerca a mi lado.
París se pone detrás de mí y siento como su respiración quema mi piel. Sus manos tocan mis hombros, recogen parte de mi espalda hasta el vestido. Desata el lazo liberando algo de presión en mi espalda, siento como lentamente desata los cordones que atan a mi vestido hasta dejar que este caiga libremente al suelo.
Sus manos me toman con fuerza por la cintura acercándome a su cuerpo.
Siento lo tieso, lo agitado que esta su respiración y lo duro que se siente su miembro de bajo de esas capas de telas.
-Quiero hacerte el amor-me susurra y me toma en sus brazos llevándome a la cama.
-Yo también-admito con los ojos fijos en su rostro.
-¿Puedo hacerte el amor?-pregunta como si temiera hacer algo que me pudiera lastimar.
-Si-respondo sintiendo como me temblaba el cuerpo.
París me pone en la cama como una vez hizo en el pasado. El retiro la bandeja de estremecer poniéndola sobre la mesa del comedor.
Cuando volvió a mi lado no dejaba de mirarme con lujuria.
Intente incorporarme para quitarme lo zapatos, pero él no me lo permitió.
-No-ordena seriamente.-quiero hacerlo a mi manera.-dice y me vuelvo a costar boca arriba. París me empieza a quitar los zapatos con seducción insaciable, cuando ya no los tengo me besa los pies y muerde mis dedos provocando cosquillas y haciéndome reír. Continua besando cada parte de mi ser, pero se detiene para quitarme las medias blancas.- hueles delicioso.-me comunica y me sonrojo. Ese hombre provocaba que todo mi cuerpo se relajara sin tener que tocar mi centro y era tan solo el comienzo. París siguió tocándome mis piernas, mordiendo mis muslos y provocando gemidos de placer de mi parte.-túmbate boca abajo-ordena y yo obedezco. El comienza a tocarme los hombros, el cuello y la parte superior de la espalda con agresividad haciendo que me dieran escalofríos de placer.-quédate quieta-pide y puedo apostar que este posee una sonrisa en el rostro.
Todo eso resultaba mejor de lo que había pensado y no quería que terminara por ahora.
París desato mi corsé dejándome solo con una diminuta braga.
-Eres hermosa-me dijo cuándo me volví a poner boca arriba.
Noto que parís ya se había comenzado a quitar la ropa, solo tenía pantanosillos negro.
-Bésame-pido totalmente excitada por todo lo que él me hacía sentir.
No escucho respuesta, solo sé que el abre mis piernas y se coloca entre ellas. Comienza a besarme los senos, chuparlos y mordisquearlos con cariño hasta hacerme gritar de placer, para luego subir a mi cuello y besarlo y morderlo una y otra vez.
-¿Me deseas?-me pregunta en el oído y al mismo tiempo haciéndome sentir su pene en pierna.
-SI-grito desesperada.
Él sonríe al escucharme tormentosa y es cuando me besa en los labios como si fuera la primera vez que tocara esos labios rojos.
-Aun no lo hemos hecho-me recuerda.
-Solo hazlo-suplico.
-¿Qué quieres que hagas?-pregunta poniéndose de pie.
-Quítame las bragas-le ordeno con la respiración agitada.
El baja hacia mis bragas y las quitas lentamente haciéndome estremecerme con nerviosismo.
-Entra en mí-suplico, pero él no me caso.
-No-me dice cuando tira las bragas al suelo.
-¿Que vas hacer?-pregunto, pero él no me responde y hace lo menos que yo esperaba de su parte.
Su lengua toca mi punto débil haciéndome gritar con toda la fuerza de mis pulmones, el saborea mi humedad y recorre con su lengua escurridiza haciendo que los músculos se contravengan de placer. Siento su respiración contra mi clítoris y una que otra mordida que me ofrece sorprendentemente.
Mis manos se detienen en su cabello y lo sostengo con fuerza como si mi orgasmo dependiera de ello.
Él se incorpora un poco para que lo pueda ver.
-Sabes rico-me dice y siento como introduce dos dedos en mi interior.-te siento muy estrecha-dice fascinado y mueve sus dedos con fuerza.
-No-grito sintiendo un dolor, pero ese dolor va de la mano de ese orgasmo que me lleva a al maldito universo.
Todo mi cuerpo se tensa y rápidamente siento una felicidad y sensación de liberación que inunda a todo mi cuerpo, pero solo dura unos segundos y es cuando mi cuerpo reacción buscando oxígeno.
Respiro sofocadamente buscando aire y veo a parís con una sonrisa sobre mi vientre observándome.
-¿Te gusto?-pregunta y yo lo tomo del cabello atrayéndolo a mi rostro. Cuando nuestras narices se tocan y siento el peso de cuerpo sobre el mío beso sus labio impregnado de mi propio ser.
-Si-admito y continuo besándolo hasta terminar de saciarme de el por completo, pero nunca veía fin.-Vamos a bañarnos-le pido cuando siento un sudor corriendo de mi frente.
-Me parece una grandiosa idea-coincide parís y se pone de pie, pero antes de yo poder incorporarme por mi propias fuerza el me sostiene sobre sus hombros.
-Linda vista-murmuro y le doy una nalgada amistosa.
-Disfrútalo porque después será muy tarde-me dice con picardía.
-Ahora es mi turno-le digo cuando me pone en el suelo delante de la tina.
La tina estaba preparada con espumas y tenía un camino de rosas delante de este. Habían muchas velas por donde todo el baño y una caja de fosforo sobre el tocador.
-¿Que tienes planeado?-pregunta con picardía.
-La curiosidad mato al gato-le recuerdo y él se ríe.
-Supongo que murió sabiendo más que el sabio-me dice mientras se quita el pantaloncillo y deja toda a la vista.- ¿te gusta lo que ves?-pregunta.
-Te dejare con la duda-le digo mordiéndome el labio.
-Amargada-me dice y le saco la lengua
-Ya regreso-le digo- empieza a encender las velas-le digo antes de ir.
Fui a la habitación y apague las luces que estaban encendidas en la habitación.
Me quite la peluca, la guarde en uno de los cajones, solté mi cabello y deje que callera sobre mis hombros. Rebusque en uno de los cajones un estuche negro del cual estaba escondido por parte de Demy. Lo abrí y encontré una jeringuilla con sedantes para dormir a parís luego de soltarle la verdad.
Lo guarde sobre la mesita de manera que lo tuviera disponible a la hora de actuar.
Volví al baño.
Todo estaba oscuro excepto por una que otra vela encendida.
París estaba en la tina esperándome.
-Hola-me saluda como si nunca me hubiera visto en años.
-Hola-saludo y me meto a la tina lentamente mirando a los ojos.
El agua estaba tibia y el olor a vainilla inundaba el ambiente.
-¿Te soltaste el cabello?-pregunta mientras me sentaba delante de él y cruzaba mis piernas alrededor de cintura.
-Te atrape-le digo riéndome mientras lo abrazaba.
-Te amo-me dice y me tenso.
-Yo…-comienzo pero las palabras no me salen y comienzo a besarlo con desesperación para que comprenda mis sentimientos. En ocasiones las palabras no podían decir lo que uno siente, pero los besos hablan con el corazón. En ese momento mis labios decía lo que las vocales y los consonantes no podrían definir con toda determinación.
En menos de lo que podía contar sentí su erección creciendo entre nosotros.
-Creo que es mi turno-le digo y me incorporo para luego dejar que él se entierre dentro de mí lentamente abriendo mi ser con dolor.
-Ahh-gimo por el dolor que crece dentro de mí que me invade por una sensación placentera.
Siento como su pene se adhiere en mi interior, llenándome de calor y provocando que mi vientre se contraiga involuntariamente.
-¡Dios!-exclama con los ojos cerrados.-Es mejor que todo lo que he saboreado esta noche…
-Shhh-lo detengo mordiendo su labio inferior.-déjate llevar-le ordeno y comienzo a moverme lentamente, pero mis movimientos se hacen errático  y rápidos.- no pienses, solo hazlo.-El agua salpicaba el suelo por nuestros movimientos. Nuestras manos recorrían todo lo que fuera piel y carne y nuestros labios callaban los gritos que se querían escapar de nuestros labios.
-No pares-suplica parís más de una ocasión cuando nuestros labios no estaban unidos.
-No quiero parar-grito y sin querer el me lleva al paraíso.-ahhhhhh….
Sin contenerse parís se une a mí al cielo.
Deje caer mi cabeza sobre su hombro intentando respirar con normalidad.
-Eso fue increíble-murmura en mi cuello.
-No tienes idea-coincido sintiendo el musculo de la pierna contraída.
-No se suponía que teníamos que bañarnos-me recuerda parís y rio con dulzura.
-Tal vez-digo desenroscando mi amare.
 Me incorporo sintiendo como el sale de mi interior. Me  pongo de pie y salgo de la tina mojando el suelo más de lo que estaba. Tomo una esponja del tocador y vuelco a sentarme delante de parís, pero esta vez dándole la espalda.-ayúdame a bañarme-le digo entregándole la espalda.
-Será un placer-dice y comienza a frotar la esponja en mi espalda con suavidad.
Los siguientes minutos la pasamos bañándonos, bebiendo champan y dándonos todo el amor que podíamos dar y recibir. Ya cuando salimos de la bañera ya había sido suya una vez más.
Volvimos a la cama envueltos de una toalla y sintiéndonos hambrientos de comida.
París tomo la bandeja de entremeses y se sentó a mi lado.
-Mmmm-gruño aromándome con las sabanas sin importarme que estaba arrojando pétalos por todo el suelo.
-¿Quieres?-pregunta y asiento mientras él me facilita una fresa en mis labios.
Comemos y bebemos vino en silencio y sentí que era el momento para hablar.
Cuando las frutas dejaron de existir parís y yo no acobijamos de bajo de las sabanas desnudas.
-¿Que te sucede?-pregunta tranquilamente.
-Tenemos que hablar-le digo.
-Supongo que si-coincide.-, podrías decirme ¿qué fue lo que hizo que cambiaras de decisión? ¿Qué significa una vida nueva?
-Tal vez por lo que te vaya a rebelar me odies como tantas veces te dije…
-No te voy a odiar-me interrumpe.
-Cuando vine a Europa me hospede en un hotel modesto del cual me acobijo en mi nuevo mundo.-comenzó a explicar.-, en el hotel me relacione con los dueños y tuve una relación con el hijo de los dueños.-siento como parís se tensa.- él se volvió mi confidente y mi único amigo al igual que yo el suyo. Tanto que con el tiempo me confeso su homosexualidad, pero aun así sentía te necesitaba con desesperación. Fui tan tonta para no notar lo que sucedía a mí alrededor y la única que lo noto fue Violeta. La madre de Jonathan noto mis cambios y me confronto. Fue cuando note lo que me sucedía…
-¿Que fue?-pregunta preocupado.
-Yo… yo estaba embarazada-confesé de sopetón.- y tú eras el padre.
-¿Era?-pregunta.
-Luego de saber de mi estado, te llame pero Isabella no me permitió hablar contigo. Decidí actuar por mi cuenta ya que tenía miedo de lo que estaba sucediendo. Sucedió lo que meno esperaba, Jonathan se enfrentó a su madre por mí y decidió casarse conmigo para darle un apellido al ser que crecía dentro de mí. Todo estaba bien entre nosotros, pero mi salud empeoraba y mi embarazo se volvió de alto riesgo. Antes de terminar al gestación tuve una hemorragia, los médicos no sabían a quién salvar y dejaron que Jonathan tomara la decisión del cual fue salvarme a mí. El saber que mi hijo había muerto fue algo que no pude soportar, porque a pesar de todo. Yo te amaba y ame luego de eso. Ahora mismo te amo y no tienes idea de lo que sufrido por tu ausencia.  Jamás volví hacer feliz porque no pude ver a mi hijo crecer, él era la prueba de lo que sentía yo por ti…-explique en susurro y parís me abrazo con fuerza.
-Yo no podría vivir sabiendo que tú habías muerto y me siento fatal por no haber estado ahí, cuidándolos a los dos. Nunca lo conocí, pero ahora que sé que existió esa criatura dentro de ti siento tanto amor como padre.-dice y siento algo caliente correr en mi cuello.
Lagrimas
-Te amo-admito y el me estrecha en sus brazos.
-Te amo más que mi propia vida-me asegura.
-Espero que un día me perdones por haberte mentido, pero todo lo hice porque mi felicidad estaba inferior ante la tuya y ahora que sé que tu destino esta junto a magdalena y la criatura de ambos. Esta será la última noche que puedas tenerme en tus brazos…
París no dejo que terminara y antes de seguir con palabras hicimos el amor dos veces después. Cuando terminamos de entregarnos al uno al otro parís se quedó dormido a mi lado y proseguí con el plan.
Salí de la cama, apile todas mis cosas en silencio mientras utilizaba todos mis sentidos en parís y para estar segura drogue a parís para que no pudiera impedir mi escape.
Deje sobre la mesita de noche una nota para parís y mi antifaz sobre este.
Tome el teléfono de la habitación y llame a Demitria.
-Hola-dice esta con una risita.
-Ya termine-le digo sin darle detalles.
-Iremos a la habitación a limpiar tu desastre.-me dice y cuelgo.
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Después de recoger la habitación con un grupo de limpieza contratado por Demy y dejar a parís durmiendo como un bebe, Demitria y yo no fuimos a otro hotel a pasar la noche.
Demitria no me pregunto sobre mi encuentro con parís y no tenía ánimos para hablar de ello. Durante la noche no dormir y deje que los pensamientos me dominaran por completo hasta el amanecer.
Cuando el sol salió me arregle apropiadamente y tome mi maleta y mi bolso para luego ir me a la estación de tren, pero antes de partir le deje una nota Demitria.
Hola,
Estoy bien, salí de la cuidad vuelvo pronto.
Pd: no te preocupes
S.
Necesitaba despedirme de verdad para tomar mi decisión.
Tome mi celular de mi bolso y marque el número de parís.
Este no tomo mi llamada, pero le deje un mensaje comunicándole que yo había perdido mi tren y que viajaría el siguiente día a la cuidad.
Llame al hospital para comunicarle que no podría regresar el día de hoy.
Luego de tomar un tren a Barcelona mi destino me llevo a las puertas de la pensión “Flor del mediterráneo” y con todo el valor que poseía entre a lo que una vez fue mi hogar.
 Las campanas sonaban marcando que ya pasaba la hora esperada. Yo solamente poseía mi maleta y mi bolso, mi apariencia era juvenil aunque la peluca comenzaba a darme mucha comezón.
-Hola-salude a un chico que estaba llevando unas maletas.
-Si-murmuro al verme.
-¿Podría decirme dónde puedo encontrar a Jonathan?-le pregunto.
-Si señorita-me indica el niño guiándome a la cocina.
Lo seguí sin decir nada y observando todo a mi alrededor y note que nada había cambiado durante aquel tiempo.
Ambos entramos a la cocina del cual está llena de empleados. Jonathan estaba dándole unos toques a un platillo del cual olía delicioso.
-Señor-llama el chico a Jonathan.
-¿Si Willard? –pregunta el que fue una vez mi esposo.
-Hay una linda chica buscándolo-le dice el chico algo sonrojado.
-Una chica-repite y alza los ojos para verme.
-Amelia-dice este con total sorpresa.
-Hola-saludo tranquilamente.
-Amelia-repite y corre a mi lado para estrecharme en sus brazos.
-Te extrañe-me confiesa y nos apartamos.
-Solo pasaba para platicar contigo- le digo.
-Kellan-llama a uno de los empleados.-. Encárgate de la cocina.-ordena.
-Vamos-me indica tomándome del brazo y guiándome a la oficina de violeta.
Nos sentamos delante del escritorio y esperamos para ver quien rompía el silencio.
-¿Cómo te ha ido?-pregunta Jonathan.
-Bien-confieso.- ¿tienes algo que pueda darme algo de calor?-pregunto.
-Claro-dice y sale de la habitación en busca de algo de beber.
Cuando vuelve trae una botella de brandy y dos vasos.
-Gracias-digo luego que sirve brandy en uno de los baso y me lo entrega. El hace lo mismo y bebe al mismo tiempo que yo.
El brandy calentó mi garganta y asentí un leve ardor en mi estómago.
-¿Que te trae para Barcelona?-pregunta curioso.
-Solo visitar a un viejo amigo-murmuro-, perdonarlo y agradecerle.
-¿Agradecerme?-me pregunta sin entender.
-Nunca de agradecí por mantenerme viva-murmuro.-, jamás lo hice y siento que debo hacerlo porque fuiste me mayor apoyo cuando estuve sola. También te perdono por haberme privado del único ser que desee tener con desesperación en mis brazos.
-Nuca fue mi intensión que las cosas sucedieran de esa manera, yo solo deseaba que mi mejor amiga estuviera viva y tanto como a mí me dolió la perdida de William parís. También lo quería como si fuera mi hijo y lo ame como si tuviera mi propia sangre.-confeso y sentí un dolor en mi corazón.
Ambos permanecimos callados y bebimos más de lo creíamos para calmar ese dolor que crecía en nuestro dolor.
-¿Cómo está el negocio familiar?-pregunto cambiando el tema.
-Mejorando-murmura con orgullo.-, después de tu partida mis hermanas se mudaron a los estados unidos. Mis padres inauguraron un hotel en la costa del cual nombraron “Elena Victoria” en honor a ti Amelia y para variar me dejaron a cargo de esta pensión.-explica y me quedo sorprendida por todo lo que había sucedido.- el chico que viste fue niño que dejaron delante de la pensión y que adopte para llenar ese vacío que dejo tu ausencia. Comprendí que habiendo tantos niños huérfanos y yo este hueco en mi corazón, supe que debía adoptarlo. Darle un hogar, una familia y un apellido.
¿Por qué lo nombraste Willard?-pregunto curiosa.
-Porque William fue mi primer hijo no legítimo y sentí que este niño se sentiría orgulloso en saber que gracias a William yo cambie para ser una mejor persona. Además Willard es un nombre fuerte para un chiquillo con su temperamento.-murmuro con una sonrisa.- se parece mucho a ti, tiene tu temperamento y tu carisma para ver el mundo de otra manera.
-Me alagas-le digo y ambos reímos.
Mi celular cobra vida y suena con rebeldía.
-Me permites-pido y el me dejas a solas.
Tomo la llamada sin fijarme en el número.
-Hola-saludo.
-Hola sophia-me saluda Theo preocupado.
-¿Que sucede?-pregunto.
-Demi me dijo que desapareciste-murmura.
-Fui a visitar a un amigo-le comunico.-, debía hacerlo para poder tomar una decisión. Volveré mañana a la cuidad y podremos hablar con más calma.
-Adiós sophia-se despide y cuelgo sin decir otra cosa más.
Salgo de la oficina y me encuentro a Willard.
-Hola- saludo al chico.
-Hola-me saluda sonrojado.
-¿Sabes dónde está tu padre?-le pregunto.
-Esta con uno del huésped-me responde.
-¿Quieres un helado?-le pregunto amistosamente y el asiente.- porque yo conozco un lugar donde venden el mejor helado.- le indico y le ofrezco mi mano.
Willard la tomo algo asustado y nos fuimos a comer a la heladería a la que yo había ido muchas veces en mi juventud.
Esa tarde comí helado con Willard y me hospede en la pensión, pero esta vez no dormí en mi vieja habitación. Cene con Jonathan, Willard y con los huéspedes y tuve una velada hermosa.
Al día siguiente me desperté muy temprano para desayunar y despedirme de Willard y Jonathan. La despedida fue muy triste para Jonathan y para mí, pero prometimos vernos en el futuro.
Durante el tiempo que estuve esperando el tren pensé en los sucesos de los últimos años y comprendí que ya había tomado mi decisión, pero antes de tomarla debía hablar con mis hijos.

Tome un tren que me dejaría cerca del colegio donde mis hijos estudiaban y tome un taxi para visitarlos.


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Este capitulo se lo dedico a los besos que di, despues de una roptura...


Yo he tenido que decir adios y dejarlo con mi propia firma... Mi firma es mi beso...

Mi beso contiene el ultimo aliento de amor <3

Feliz navidad!!

Carpe Diem