¿Sensibilidad o permíteme dudar?
-Pasa-dijo una voz dulce y provocativa.
Tome el picaporte y gire la perilla con algo de nerviosismo. En la habitación
estaba mi paciente menos favorito.
Cerré la puerta a mi espalda.
Buenos días-salude con amabilidad
forzada y me senté en la silla que estaba junto a la cama. Él tenía una piyama color verde
limón que resaltaban con su cabello desordenado. Tenía unas ojeras algo
notable.
Hola guapa-me saludo Molinarri.
Suspire resignada.
-Deseo disculparme por mi ausencia-me disculpe.-estuve
algo refriada…
-¿Su esposo la golpea?-me pregunte y me
quede helada. Él había notado mis hematomas y no supe que decirle al instante.-
mi mama solía usar maquillaje cuando mi padre la golpeaba y solía decirme que
se había golpeado con el picaporte.-explico y vi algo de ira en sus ojos.
-No sabe lo que dice-dije con
nerviosismo.-usted no sabe nada y no vine aquí para hablar de mi vida
personal-dije sin mirarlo a los ojos.
-¿Si no la golpeo su marido quien
fue?-me pregunto y negué con la cabeza.
-Vine a dialogar sobre los
procedimientos que pienso hacer en su caso y la idea que tengo para que todo
salga bien…-comencé con mi labor, pero él me interrumpió.
-Déjeme ayudarle-pidió y me moleste.
-No se meta en mi vida-le dije furiosa.
El no dijo nada y me contemplo.
-Podremos hacer esto de buena o mala
manera-le advertí cruzándome de brazos.
-Quiero la mala-dijo muy pensativo.
-Si así quiere, le presento mi renuncia
a su caso-dije fingiendo nada de enojo.
Me puse de pie siendo algo dramática y
el me tomo del brazo izquierdo. Con brusquedad me volteo y me hizo caer en sus
brazos.
Nuestras miradas se conectaron, sus ojos
eran un misterio para los míos. Su respiración.
-Usted me importa-me dijo- y por eso me
meto en su vida. No debe dejar que nadie la golpe.
-Nadie me golpeo-mentí deseando besar
sus labios. Yo estaba en sus brazos y me sentía segura y algo torpe.
-No mienta-susurro y vi cómo se acercaba
a mis labios, pero yo me aparte bruscamente de su lado. Me arregle la ropa algo
nerviosa.
-Cuando desee hablar sobre su estado de
salud soy todo ido-dije algo molesta por mi comportamiento.
Salí de su habitación y choque con
alguien que no pensé ver ese día.
-Carrión-me saludo con descaro Kyle. Tenía
puesta el uniforme para entrar a sala de operaciones.
-Prince-susurre de forma muy cordial y
muy fingido de mi parte. Di media vuelta y me dirigí a mi oficina.
-Carrión-me llamo y di la vuelta.
-Si-susurre mirando con desdén.-puedes
asistirme en una operación?-pregunto.
-¿Porque yo?-pregunte acercándome a su
lado.
-Porque no se las técnicas que utilizas
para reparar a un paciente con herida de bala en mediastino.-dijo y note que
unas enfermeras nos miraban curiosas. Entre ella estaba Magdalena.
-Si-dije después de meditarlo.
Kyle sonrió y se fue a sala de
operaciones.
Yo me dirigí a mi oficina en donde me
cambie. Después de cambiarme le deje un mensaje de voz al celular de Pérez del
cual había delegado los deberes entre los residentes.
Las siguientes 3 horas estuve operando y
reparando una herida de bala. Durante todo ese tiempo ignore las miradas de Kyle
y los pensamientos con respecto a Paris, Algarín y Molinarri, pero se me hacía
imposible.
Que idiota se había comportado parís,
¿Qué esperaba? ¡Que yo suplicara!, no me defendiera y dejara que violaran como
una damisela. Era un idiota por tratarla como una lunática y no le dirigiría la
palabra. Tampoco daría el primer paso para arreglar la situación entre ambos.
Ya cuando termine Kyle me hablaba sobre
salir ir a comer juntos y yo fingía no escucharlo.
Ambos estábamos limpiándonos las manos
en el fregadero.
-Ahora que tus hijos adoptivos no están
deberíamos comenzar desde nuevo-susurro y yo lo mire con enojo.
-Kyle-dije tirando el cepillo con enojo
al fregadero- , no quiero volver a tener una relación contigo-le aclare
fríamente.- ya todo se acabó entre nosotros. No quiero tener que volver tener esa discusión contigo Kyle.
La expresión de Kyle terrorífica y algo
sobria, pero cambio repentinamente.
-Sophia Marie Carrión-dijo mi nombre
falso completo y me sonrió para mi sorpresa.-tienes razón y voy hacerte
caso-dijo y arrugue el entre cejo.
-¿qué dijiste?-pregunte frustrada. Ya
que pensé que este se enojaría conmigo, pero lo tomo con mucha calma.
-Tienes toda la razón sophia-repitió y
lo mire extrañamente.
-Lo que tu diga-dije mirándolo con
desconfianza.
Termine de limpiarme las manos sin dejarlo de
mirar.
-Vale, me voy prince-dije y me fui a mi
oficina.
Ya en ella me cambie de ropa y envié la
ropa a la lavandería.
Después de pensarlo mucho decidí ir
nuevamente a hablar con Molinarri, pero más de una persona me interrumpió en el
camino.
-Buenos días Carrión- saludo Pérez y detrás
de él estaba mi grupo de residente.
-Buenas- salude secamente al grupo.
-¿Nos preguntábamos si nos asignara una crujía?-pregunto
Pérez nervioso y asentí.
-Síganme-ordene y el grupo me siguió al
pizarrón de operación. Nos paramos delante del pizarrón y todos miramos en atención.
Todos miraban buscando lo que nadie se imaginaba que yo tenía en mente.
-A las 7 pm está pautado una
intervención quirúrgica en la sala A3-comenze a explicar.- solo puedo permitir
que intervengan dos en la mesa y el resto deberá quedara a observar la
operación. La operación durara 3 horas, por ende quien dure las tres horas
despierto y alerta operara conmigo mañana sin ningún problema.-explique.-estuve
leyendo sus informes y hasta ahora no me he sorprendido en lo absoluto excepto
en dos informen. – todos los presentes se miraron entre si buscando respuesta.-
esos informes llegaron a sobresalir
entre los demás, pero no provocaron sorpresa alguna. Publicare una hoja en el
tablón de anuncio con la calificaciones de todos los informes.-suspire.
-Carrión-me llamo Prince, pero no era
Paris sino su hermano.
-Si-dije de forma tranquila y no molesta
por haberme interrumpido de forma incomoda. Note que las rubias del grupo se
miraron cómplices de una fechoría por el cardiólogo.
Prince saludo a todos con un gesto en la
cabeza lo cual provocó una sonrisas coquetas entre las rubias.
-Les presento a mi colega el Doctor
Prince-les presente y note el bullicio entre los residentes Clark, Morrinson y
Smith.- desean comentar algo señores?-le pregunte y los tres dejaron de hablar
entre sí.
-Nada-respondió Smith con aire
despreocupado.
-Necesito hablar contigo-me dijo Prince dirigiéndose
a mi directamente.
-Me vire al grupo y ordene.- tomen 15
minutos de descanso en lo que hablo con el doctor Prince. En quince minuto
pondré una lista de sus calificaciones los mejores dos serán los suertudos del día.-susurre.
Espere que el grupo desapareciera y note
la leve cercanía entre Maddison y Pérez. Cuando estuvimos solos supe que
podíamos hablar sin problema.
-¿Que deseas?-pregunte con voz seca.
-Me preguntaba si ¿necesitaba ayuda?-pregunto
mirando mi grupo de conejillas de india.
-No la necesito-dije rápidamente y note
una furia en sus ojos del cual disfrazo con una sonrisa coqueta.
-El jefe me pido que te ayudara para
aliviar tu carga ya que estas en un caso importante-explico mirándome curioso.-
y me preguntaba si podía ayudarte amablemente.-volvió a preguntar y lo mire
echa una fiera.
-Lo pensare y mañana te daré una
respuesta-le dije ya que hablaría con mi jefe sobre su atrevimiento.- ¿algo que
más desee?-le pregunte al ver su cara echa un poema inexplicable.
-¿Deseo saber cuál es el misterio con el
paciente que el jefe te asigno?-pregunto.
Me encogí de hombros
-¿Deseas saber otra cosa?-le pregunte ignorando su pregunta.
-¿Deseo saber si has sabido algo de mi
hermano?-me pregunto y me encogí de hombro.
-La última vez que lo vi fue el día del
cumple año de vuestra madre-mentí.
Fue cuando la cara de Kyle se volvió
sobria por completo.
-La mama de Kyle es la segunda esposa de
mi padre-explico.- mi padre se casó con
ella luego que mis padres se divorciaron y meses después supe que tenía un
hermanito del cual había nacido fruto de esa relación. Ese hermanito fue el causante de que mi madre
y padre se separaran por completo.
-No sabía-susurre.
-Nosotros no hablamos de eso, pero es lo
tenebroso de nosotros-susurro.- no después que la madre de Nick apareciera
muerta en el baño cuando el solamente tenía 16 años y desde entonces no tuvo
contacto con nuestro padre del cual murió hace cinco años atrás.-me susurro con
amargura y sentí un escalofrió.
-¿Cuando ocurrió exactamente
eso?-pregunte curiosa.
Kyle me miro curioso y se mordió el
labio con cierta tensión.
-En la primavera-respondió y supe que
fue para el mismo tiempo en que nos habíamos conocidos. Aquella primavera que
deje ser una niña y me convertí en mujer.- aun así no es un tema muy agradable
para hablar-susurro.
-si-coincidí en voz baja.
-¿Qué piensas hacer?-pregunto cambiando
el tema.
-Torturar a mis residentes y hacer una
ronda-explique.- ¿tu?-pregunte.
Era raro que los dos platicáramos de
manera tranquila y civilizada cuando días atrás estuviéramos como enemigos.
-Iré a tomar una taza de té con mi prima
Isabella-explico y sentí una sensación de amargura en mi pecho.-se me hace
tarde-susurro mirando el reloj de la pared.
-Vete-le dije mirando a Kyle a los ojos.
-Vale-dijo y vi como vacilo para darme
un beso en la mejilla, pero término asiendo un gesto con la cabeza. Sentí su
aliento en mi mejilla y pude notar como se mordía un labio.-adiós-dijo y me
dejo parada donde estaba.
15 minutos después había un grupo
intentando ver el tablón de anuncio.
Yo estaba pegada a la pared observando
al grupo con sus trabajos en las manos, esperando sus típicas reclamaciones. Me
arregle mi gargantas y todos notaron mi presencia. Muchos comenzaron a murmurar
por lo bajo molestos y decepcionados, pero uno me enfrento.
-¿Doctora por qué obtuve 55%?-pregunto
Morrinson y yo rebusque entre los trabajos y leí la nota que yo misma había
puesto.
“Claramente se puede ver la poca gramática
y el plagio que contiene este trabajo ya que yo misma había hecho la tesis
sobre los daños que tiene el corazón a consecuencias de una arritmia” –leí y lo
mire con una sonrisa triunfal.- si usted quiere ser el mejor pruébemelo.-le
rete y el me miro con odio.
-Como usted quiera doctora-me dijo
molesto y se fue seguido de Clark y Smith.
Lo que tienen mayor puntación quédense y
los demás retírense hacer sus rondas-ordene y todos se fueron excepto Maddison
y el gemelo Fernández. -6:30 deben estar frente al quirófano uniformado
esperando mis indicaciones-hable mirando al pelirrojo. – ¿Alguna vez han estado
en un quirófano?-pregunte y los dos negaron-, pues le recomiendo que entre con
el estómago vacío, porque si veo que uno de ustedes se pone verde lo saco de mi
quirófano. ¿Entendido?-pregunte y los asintieron.- vale, ahora vayamos a hablar
con el señor en cuestión-aclare.
Los tres nos dirigimos a la habitación
del paciente para explicar el procedimiento por cuarta vez.
30 minutos después yo me dirigía sola a
la habitación de Molinarri y volví a sentir ese cosquilleo insoportable en mi
corazón. Toque 4 veces y no escuche respuesta.
Con temor entre a la habitación y lo que encontré fue un rubio dormido de forma
angelical. Pude ver lo hermoso que resultaba y lo apetecible me resultaban sus
labios, pero controle mis impulse.
Cerré la puerta detrás de mí y me sentí
a su lado. Sentí una descarga eléctrica con el impulso de tocarlo y sentir su
piel sobre la mía, sentir como me tomaba de la cintura como lo había hecho la
primera vez que nos vimos.
Él tenía una piyama de rallas verde y
gris y un suero le bajaba lentamente por su brazo izquierdo. Los hematomas se veían
amarillos y leves en su brazo derecho e izquierdo.
Sonreí al ver que las enfermeras hicieran
su trabajo correctamente.
El desprendía un olor diferente a los
demás pacientes, tenía un olor a menta. Mas lo observaba quedaba maravillada
con su físico y su esencia, aunque no dijera nada era suficiente para mí.
Mire mi reloj y note que era la 12:57 pm
y que en ese momento debía estar tomando mi acostumbrando taza de café, pero
preferí quedarme ahí sentada en una siento totalmente incomodo de color azul
marino. Seguí observándolo hasta quedarme dormida de manera incomoda y dolorosa
mirando a mi paciente menos favorito.
Comencé a soñar sin poderlo evitar y no
me sentía cómoda en mi sueño.
Estaba en una habitación brillante y había
muchas personas uniformadas, con gorros y con el rostro cubierto. De primera
intensión supe que estaba en un quirófano, pero ninguno de los presentes reconocí.
Yo estaba en una mesa de operaciones con
un dolor inquebrantable en mi vientre, pero era un dolor antiguo. Mire buscando ayuda y lo que encontré una
menuda enfermera regordeta.
Ayúdame-suplique y cuando se acercó se
destapo la boca y susurro con venganza.
-lo peor está por empezar-susurro Isabella.
-¡AYUDAME ISABELLA!-le grite y ella se
volvió a tapar los labios.
-Ya estamos listos doctor-dijo ella y
busque a la persona que a ella le hablaba.
-Kyle ayúdame-suplique sin importar mi orgullo, pero el me miro con satisfacción
y victoria.
-Quiero la sierra eléctrica-pido a Isabella
y esta se la entrego.
-Te prometió que dolerá-me dijo ella y fue
cuando Kyle encendió la sierra, pero
esta no me llego a tocar.
Alguien me sacudo con violencia y abrí
los ojos. Sin contenerme me aferre a lo que tenía delante de mí.
Theobaldo Molinarri
Este sorprendido de mi abrazo, sentí un
sudor corriendo por mi frente y como mi cuerpo temblaba de pie a cabeza sin
control. Nuevamente sentí las ganas de llorar, pero por mi promesa no pude
hacerlo y no quise hacerlo. Me aferre a Molinarri como si mi vida dependiera de
sus brazos fuertes y musculosos, deje su olor invadiera mi fosas nasales y deje
que mi corazón latiera como el suyo.
Cuando me pude calmar me aparte de el
lentamente e intentando no ser brusca con el debido a nuestro acercamiento y su
maldito suero.
-¿Estas bien?-pregunto y asentí mi
mentira.-no pareces doctora…
-Lo estoy-susurre temblorosa.-, gracias-agradecí con torpeza
intentando ponerme de pie, pero él no me lo permitió.
-Quédese un segundo sentada, porque no
tiene buena pinta-me ordeno y me miro con seducción. Nuevamente ese olor me
golpeo en el corazón.- quieres agua-ofreció,
pero antes de responderle tomo una botella de agua sellada de la nevera que se escondía
debajo de la mesita de noche. Me la entrego y la acepte con desconfianza. El me
miro detenidamente y tuve que abrirla con brusquedad. Me lleve la botella a los
labios y tome un sorbo sin aparta los ojos de los de Molinarri. Eso ojos
grises, ojos de lluvia, ojos de hielo y ojos platinos. Esos ojos que me asían
derretir mi escudero y me hacía ser una mujer frágil y simple, no fría y
calculadora.
Selle la botella y le sonreí a medias.
-Ya-musite y el sonrió coquetamente.
Sentí un sudor viscoso recorrer mi
frente, pero antes yo secarlo con la manga de mi bata el tomo una servilleta y
me seco con delicadeza.
-Gracia-susurre.
-De nada guapa-me dijo y sentí esa mujer
de hierro surgir.
Lo aparte de mi lado y me puse de pie.
-No debe volver a decir eso-le reproche
furiosa.-soy su doctora y no quiero tener malos entendidos con usted-dije sintiéndome
mal conmigo misma.-discúlpeme por haberme visto de esa forma y por favor no
piense que soy incompetente con mi empleo.
-No debes sentirte así-me reprocho con
inocencia.- eres buena siendo lo eres y como tal no dudo de tu trabajo.-me
explico.- pero desearía que me respondieras una pregunta.-pidió y asentí
curiosa.- ¿por qué se siente tan intimidada por mí?-pregunto y rápidamente me
sonroje molesta.
-Yo no me siento intimidada por usted-musite
deseando que mi voz sonara seria y petulante, pero sonó más que un chillido
infantil.
-Usted no sabe mentir Carrión-me espeto
con una sonrisa hermosa.- yo guardare su secreto…-susurro y antes que terminara
la oración yo había desaparecido de su presencia para escabullirme a mi
oficina. Ya en ella no pude contenerme y comencé a tirar uno que otro libro que
tuve a mi alcance. Contuve los gritos furiosos de mi corazón y las lágrimas que
deseaban salir de mis ojos.
Ya odiaba a Molinarri y no sabía por qué,
pero todo lo que tenía que ver con su
paciente la excitaba.
Molinarri tenía una belleza perfecta, la
manera en que sonreía y su forma de ser con ella la atraía mucho. Pero nada de
lo que pudiera provocarle o hacerle sentir podía ser bueno. Ambos no tenían
nada en común y su relación debía ser profesional y cordial. Nada más que eso
debía ser.
-Solo soy su doctora-me dije a mi misma
y me senté en el suelo.
Nunca me había sentido en una
encrucijada como esta entre un paciente y yo. No podía permitir que pasara a
mayores y supuse que debía abandonar el caso. Seguir adelante con mi carreara
mucho tenía que lidiar, para tener que enfrentarme con otro dilema amoroso.
Romeo fue mi primer amor juvenil y sufrí por años mi mal de amores, luego
estuvo parís quien me trajo amor, un hijo, un amor no correspondido y una
muerte de un ser amado. Luego esta Jonathan del cual me trajo un matrimonio
justo y bueno, pero una vida no deseada. Aunque en mis pensamientos no
estuviera constantemente siempre pensaba en el, Gregorio León. Aquel chico que me hizo
comprender que los hombres eran más que asesorías de las mujeres y nada más.
Que yo no debía sentirme intimida por ninguno hombre en el mundo y que debía
usar mi belleza a mi favor para obtener lo que yo deseara. Aquel hombre que yo
enamore y moje mis sabanas cada vez que este volvía a Sevilla deseando más de mí.
Finalmente esta Kyle Prince del cual no tuvo un gran significado en mi vida que
otro amor no correspondidos, gemidos placenteros y miles de indiferencia por mi
parte. No deseaba incluir a Molinarri en mi vida amorosa y por ende ponerle fin
a lo que sucedía entre nosotros.
Resignada y molesta me puse de pie luego
de meditar el plan en mi cabeza.
Me senté en mi silla.
Tome
una hoja de papel y comencé a redactar una carta del cual iba dirigida a mi
jefe y al sr Molinarri.
Luego de leerla y corregirla varias
veces decidí escribirla en mi computadora. Ya cuando termine de escribirla, la imprimí.
Guarde dos copia en unos sobres luego de fírmala con mi puño y letra. Deje una
sobre mi escritorio y tome la otra para entregársela a su dueño.
Mire el reloj y ya era más del medio día.
Para hacer tiempo recogí mi escritorio y
guarde todos los libros que estaba en el suelo. Luego de terminar fui a la
habitación de Molinarri, toque dos veces y no hubo respuesta sin contenerme abrí
la puerta.
-Sophy-me llamo una voz conocida
mientras abría la puerta de la habitación.
-Que deseas prince-le llame algo
sonrojada y con un enojo nada fingido. No me voltea a verlo y solo fije mi
vista en Molinarri quien volvía a dormir placenteramente. Resaltando su belleza
sobre humana nuevamente y haciendo que mi corazón latiera locamente.
-Deseo platicar contigo-dijo este.
-No puedo-le dije y entre la habitación
después de mi paso cerré la puerta.
Suspire y con algo de frustración
coloque la carta en la mesita de noche de la habitación sin mirar aquel hombre.
-¿Qué haces?-dijo una voz en mi espalda
y fue cuando esta vez me voltee a ver a Nicholai Prince.
-Nada-le espete a parís.
-¿Porque no coges mis llamadas?-exigió
frustrado.
-Baja la voz-le respondí en susurro,
pero con un tono autoritario.- hay personas que duermen.-dije señalando a Molinarri
con el pulgar.- y si no te tomo las llamadas es que no estoy para tu ego
machista.-le espete en voz baja.
Pude ver como ponía los ojos en blancos.
-Perdóname por preocuparme por usted Reyna
sophia, pero lo hice y lo malinterpretaste…
-Claro que no lo malinterprete-le dije
subiendo mi tono de voz.-me tomas por idiota y no pienso permitirlo,-dije y
mirándolo a los ojos furiosa.-
-¿Porque no me dejas disculparme?-pidió
parís resignado e intentando no perder la paciencia.
-no tienes por qué disculparte por no
ser el héroe…
-No me dejo continuar por que me abrazo
rápidamente. Yo alarmada no acepte el abrazo si no me puse rígida y conteniendo
el aliento a causa de aquel acercamiento.
-Sophy-dijo con voz cansada y agotada.-
ya no quiero pelear contigo. Solo quiero decirte, que no podría vivir si te
pasara algo. Eres mi mejor amiga y no quiero perderte. Quiero cuidarte ya que
junto a ti siento que estoy donde pertenezco.-me dijo en mi oído casi en
susurro.- no quiero que te pase algo y quiero que lo sepas. Aunque sientas que
estas sola en mundo y que no puedes confiar en nadie más que en ti misma.
Porque esta errónea tienes persona que te quiere y se preocupa por ti como Manuel,
Federica el doctor Algarín, Pérez, mi hermano, otras personas y yo- dijo y
sentí su aliento en mi oreja y mi corazón que latía desbocado por su culpa.
-Lo siento-dije involuntariamente en voz
baja y sin contenerme le correspondí el abrazo.
No sé cuándo tiempo nos quedamos así,
pero me sentía a gusto en esa situación. Ya no me sentía enojada con él y
supongo que él ya había perdido aquel enojo conmigo.
-También lo siento-me dijo y se apartó
de mí.
Le sonreí
-¿Qué haces aquí?-pregunto fijándose en Molinarri.
-Venía a platicar con él, pero está
durmiendo-explique- efectos secundarios del fármaco-explique porque la mirada
descompuesta de parís no era de buena espina.
-¿Él es el paciente que te
fastidia?-pregunto y asentí.
-Ya no será mi paciente-dije en voz
baja.
-¿Porque?-pregunto sin comprender parís.
-Renuncio al caso, se lo seda a tu
hermano-respondí mientras lo observaba.
-¿Lo dices enserio?-pregunto
sorprendido.
Si-dije y hice una mueca rápidamente.
-¿Que sucede?-pregunto alarmado dejando
de mirar a Molinarri.
-El que me ataco me patio la costilla y
de vez en cuando me duele. Aunque Algarín dice que no tengo ninguna costilla
rota- le explique-, pero aun así duele como los mil demonios.-le explique con
indiferencia conteniendo otra mueca de dolor.
-No crees que deberías tomar un tiempo a
lo que te recuperas-sugirió el.
-No-dije rápidamente.- aquí hay mucho
que hacer y no debo darme esas atribuciones por simple dolor de costillas-ataje
rápidamente.
París rodo los ojos y murmuro:
“dios dame paciencia con esta mujer”
-espero que la tengas-le dije en susurro
y le sonreí.
El me miro de forma curiosa y divertida.
-No dejes de sonreír-me ordeno.-, te ves
hermosa cuando lo haces-explico algo sonrojado y sin contenerme lo imite.
-Gracias-agradecí y Molinarri tocio.
Ambos nos volteamos a ver a Molinarri quien tenía una expresión extraña, pero
dormida.-es mejor irnos, debo entregarle la carta a mi jefe. Explicándole mi renuncia
del caso y otros asuntos correspondientes.-explique.
-Vale-dijo-, pero deberás explicarme por
qué renuncias cuando haces unas noches no tenías esa opción-dijo y asentí.
-En media hora nos vemos en mi oficina
para tomar un café-le dije.
-Claro, yo invito-dijo y me dio un beso
en la mejilla antes de salir de la habitación de Molinarri.
El día de hoy será largo-murmure.
Salí
de la habitación sin antes no mirar de forma seductora, la cual este no vio.
Cerré la puerta después de pasar y me
encontré un caos desagradable.
Uno de los pacientes de Kyle se complicó
y tuve que ir a la habitación de la
paciente.
-¿Que sucede?-le pregunte a una de las
enfermeras del cual no recordaba su nombre.
Me explico y me acerque a la paciente.
La fémina era una mujer de 47 años a la cual Kyle había operado el día que yo
había sido atacada por aquellos hombres.
-¿Cómo se encuentra?- le pregunto y como
respuesta esta me vomito la bata de sangre.-supongo que eso no es nada
bueno-susurre y me coloque el estetoscopio y me dedique a escuchar sus latidos.
Lo que escuche no era nada bueno.- hay que llevarla a cirugía-le dije a la
enfermera.- alguien me traiga la documentación y que Pérez junto dos residentes
entre a cirugía.-ordene llevándome la camilla de la paciente junto a un grupo
de enfermera a sala de cirugía.
Después de cambiarme y prepararme entre
a cirugía. Dentro se encontraba Pérez, Fernández y Maddison y note que los
novatos tenían pintan de estar sumamente nerviosos.
Si tienen nausea salgan de la sala-les
dije a ambos de forma tranquila y gentil.
Ambos asistieron y comencé a trabajar.
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Entre la oficina algo cansada y
frustrada.
Después de operar a la paciente que pertenecía
a prince decidí continuar con mi operación, pero esta vez deje que mis nuevos
residentes participaron ya que en la primera operación colaboraron y
resistieron las náuseas y las cosas desagradables. Me sentí orgullosa por ambos
y decidí dejar que me ayudaran en la segunda intervención. Durante todo ese
tiempo note que no todo mi grupo estaba observando la operación, faltaba el
engreído y la Barbie esquelética.
-Al fin llegas-me reprocho alguien que
estaba sentado en una de las sillas que estaba en la parte delantera de mi
escritorio.
Le lance una mirada de reproche parís
quien leía con concentración un libro del cual podía distinguir que se titulaba: el sobrino del mago.
-Lo siento, estuve salvado vidas-le dije
algo cansada. Cerré la puerta en mi espalada y me dirige a mi silla. Me senté
sin quitarle la vista a parís quien no me había visto desde que había entrado.
Suspire y aparte la vista de aquel
rubio.
Mis ojos notaron que delante había un
bazo de café del cual por su apariencia estaba frio, pero aun así lo tome y me
lo bebí en silencio. No era algo agradable, pero se llevó algo de mí.
Sueño.
Arroje el vaso al zafacón luego de
terminar de beberme el café y sonreí a mediad.
-Ahora que te bebiste tu café puedes
explicarme que sucedió con tu paciente-ordeno saber el de los ojos verdes.
-Si puedo explicarte…-comencé, pero
alguien entro a mi oficina sin tocar.-qué demonios te pasa Pérez-le reclame
enojada por su atrevimiento.
-Molinarri entro en crisis-me dijo y
rápidamente Salí antes que todos reaccionaran en mi oficina.
Me dirigí corriendo sin importarme con
quien tropezaba hasta llegar a la habitación del que ya no era mi paciente. Entre y encontré un caos.
Molinarri estaba siendo intervenido por 3 enfermeras y prince quien no dejaba
de darle los primeros auxilio a ese paciente. Mis ojos recorrieron el lugar y
no encontré ningún rastro de la carta.
-¿Qué demonios paso?-pregunte y comencé
a administrarle un medicamento que la enfermera bruno había preparado. Mis ojos
estaban fijos en Molinarri, tenía la piel más pálida de lo normal, sus labios
se notaba como pergamino rosado u unas ojeras purpuras.
-Dime lo tu a mí-dijo prince cuando
pudimos estabilizar a Molinarri- entro en crisis luego que comenzó a preguntar
por ti…-ambos salimos de la habitación
-¿Por mí?-pregunte intentando no
sentirme culpable.
-Estaba alterado porque no pudo dar
contigo y fue cuando tuvo un leve infarto-explico Pérez a nuestra espalda.
Junto a Pérez se encontraba Paris.
De una manera u otra me sentía en una
situación incómoda los hermanos prince, Pérez y yo frente la habitación de Molinarri
quien estaba incociente e intubado.
-¿Todo bien?-pregunto parís de manera
preocupada acercándose a mi lado.- ¿tu estas bien?-pregunto tomándome la muñeca
izquierda.
-Si lo estoy-dije y mis ojos fueron
directamente a Kyle quien me miro de forma significativa.- voy aquedarme hacer
la ronda esta noche y sabré qué demonios sucedió-explique y aparte mi mano de
la de parís.
-¿Quieres ir a comer?-me pregunto Kyle y
negué la cabeza.
-No tengo apetito, pero gracias-murmure
y mi teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo de mi bata. Saque el artefacto
y sin fijarme tome la llamada.-
hola-salude.
-¿Que sucedió con Molinarri?-exigió
saber mi jefe.
Por su tono de voz supe que estaba
furioso.
-Iré a la oficina-dije y colgué. Me dirigí
a los 3 hombres que tenía delante de mi.-Pérez quiero que compres café para mí
y unos panecillos del restaurante francés.-le ordene y este salió rápidamente
de mi vista.
-¿Qué puedo hacer yo?-pregunto parís y Kyle
le lanzo una mirada de odio que note.
-Ir a casa-le dije- esta noche no puedo
salir contigo. Te llamare mañana y saldremos cuando resuelva este problema.
Los ojos de parís fueron un poema, pero
la sonrisa de Kyle me distrajo. Ya que ambos hermanos se lanzaban miradas de
odio.
-Está bien pasare mañana a verte- me
indico parís y se acercó a mi lado y me beso en la mejilla antes de alejarse de
mi lado para después decirle un simple “adiós” a Kyle. Ambos nos quedamos solo en
el pasillo con un silencio incómodo.
-¿Que me vas a decir a mí?-pregunto Kyle
sin mirarme con reproche.
-Necesito que me acompañes ya que el
jefe necesita saber que sucedió con Molinarri y como yo no estuve presente…
-No quieres ir sola-sentención este y me
encogí de hombros.-eso lo tomare como un si-susurro este para que no lo
escuchara.
Lo mire fríamente y este sonrió
-¡Que!-exclamo con inocencia.
-No quieres ser mi persona menos
favorita-le advertí y ambos nos dirijamos a la oficina de nuestro jefe. Durante
el camino Kyle se mostró sereno e intento entablar una conversación del cual no
fue exitosa por mi culpa.
Cuando llegamos a la oficina toque una
vez y un corpulento abrió la puerta.
-¡Quiero explicaciones!-ordeno.
Me senté junto a Kyle frente a un escritorio
y espere la Tercera guerra mundial.
Le explique en pocas palabra lo que había
sucedido durante la intervención de Molinarri y Kyle me ayudo a explicar lo
ocurrido. Después de la explicación por parte de Kyle mi jefe se quedó
observándome en todo momento.
-Prince retírate y gracias por tu
colaboración-dijo este y Kyle me miro con curiosidad.
Este se fue y me quede sola.
Podía sentir mi corazón latiendo
nerviosamente. Jamás había tenido algún problema y para ser mi primera vez todo
se veía horrible para mí.
-Si me vas a despedir lo comprendo, pero
no me lances un sermón porque soy buena doctora y soy capaz…
-¿Qué significa esto?-pregunto el
poniendo una carta sobre el escritorio. La tome y rápidamente reconocí mi
propia letra.
-Una carta de renuncia- respondí
tranquilamente poniéndome de pie.- ¿dónde conseguiste esa carta?
-La encontré sobre tu escritorio y como tenía
mi nombre supe debía leerla-me explico.-, pero lo que no entiendo el porqué.
-Lo dice claramente-murmure.
-Que significa que renuncia porque no
eres competente para el trabajo y dejas en claro que el doctor Link es tu mejor
sucesor.-resumió el en sus propias palabras.- maldición, eres una excelente
cirujana y no pienso dejar que dejes este caso…
-¿Pues qué quieres que hagas? si él no
me hace caso y no le importa que le voy abrir el pecho. Que hay 60% de
probabilidades que no sobreviva…
-Pues ayúdalo, es tu trabajo. Busca que
se proponga sobrevivir, porque si tu fallas nos vamos todos al infierno.-dijo
poniéndose de pie.
-¿Que ganas tú?-pregunte juntando todas
las piezas del rompecabezas que yo misma había ganado.
-Unos fondos millonarios para el
hospital-me espeto cínicamente y se volteó. Se agacho y del buro saco una
cerveza. La abrió delante de mí y me la ofreció.
-No quiero-le dije fríamente.- ¿porque
yo?-le pregunte y el llevo a los labios la cerveza.
-Porque el acepto operarse si eras tú y
el muy desquiciado dijo que no le importaba morir si tú eras quien intervenía quirúrgicamente-explico
después de ingerir un sorbo y perdí el hilo de la conversación.
Le arrebate la botella y me la tome de
un solo plomo.
Me senté en la silla del cual yo había
estado sentada y mire el suelo.
-Solo por estar aquí ha donado 1 millón
de dólares para renovar el área de cardiología-continuo explicando y no supe
que decir.
-No entiendo-susurre.
-Yo tampoco-admitió también mi jefe y
saco una cerveza para tomársela conmigo. Ambos nos quedamos cayados por un
largo tiempo sin saber que decir.
Ya cuando el silencio me hacía más incómoda
decidí irme con la excusa de ir a verificar el estado de Theobaldo Molinarri.
Cuando llegue a la habitación de Molinarri me esperaba Pérez con dos tazas de
café, revista de medicina y unos libros del cual yo usaba para tomar notas. Le agradecí
por sus atenciones especialmente por los café a los cuales me tome rápidamente.
Después que Pérez me mantuviera a cargo de la situación este se fue a descansar.
El resto de la noche yo pase tomando nota sobre las intervenciones posibles
para Molinarri y cuando ya mi mente no tuvo momento para seguir viendo libros
de medicina. Escribí dos cartas para mis hijos explicándole como estaba su
queridísima madre, pero claramente evitando los problemas con cierto ex
paciente, doctores, padre de mi hijo y finalmente un grupo de hombres que deseaban
violarme.
Cuando termine guarde las cartas en uno
de los bolsillos de mi bata y volví a comenzar a leer sobre un artículo sobre
dengue en el caribe, pero antes de llegar a la siguiente página me quede dormida en esa silla incomoda junto a Molinarri.
-Hola doctora-me saludo una voz. Abrí
los ojos y encontré a Molinarri delante de mí. Parpadee varias veces y recordé
que habían pasado 2 días desde que había discutido con mi jefe.24 horas habían
pasado desde que había aceptado la ayuda de Kyle para delegar a mis mocosos residentes.
Dos días a los cuales había pasado entre mis residente y velando por el rubio
que tenía delante de mí. Hacía dos días que Pérez había enviado unas cartas
para mis hijos y unas galletas que la niñera había horneado como muestra de
cariño. Dos días a los cuales parís había ido a la habitación a llevarme café porque
era la mejor excusa para verme por unos minutos. 2 días de los cuales yo había
dormido en el hospital y no en mi casa. Solo 48 horas preguntándome que quería
el de mí además de una muerte segura.
Ese tiempo la pase sin injerir otra cosa que no fuera café ya que mi estómago
no aceptaba algo que no fuera cafeína. Solo 12 horas atrás yo le había quitado
la entubación al rubio que estaba delante de mí.
Molinarri estaba sentado en la cama
viendo un partido de tenis.
Hola-salude con un bostezo. Me estire de
manera lobuna y note que una manta color azul me cubría. La olfatee y supe que Pérez
había estado en la habitación.
-¿Cuánto tiempo llevo
durmiendo?-pregunto Molinarri.
-48 horas-respondí.- ¿qué
recuerdas?-pregunte.
-Recuerdo haber encontrado una carta y
lo demás es borroso-dijo mirándome a los ojos.
-Con respecto a eso-comencé acomodándome
en la silla debemos hablar.
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